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Neteyam

Y la perdí de vista. Estaba en una especie de estado de shock, una mezcla entre miedo, asombro, adrenalina y confusión invadían cada milímetro de mi mente. No sabía de donde había salido, y viendo de lo que es capaz de hacer es algo que me preocupa bastante, ¿Cuánto tiempo llevaría observándome? Un escalofrió me recorrió como respuesta.

Llevo varias semanas aquí, y hasta ahora no me había encontrado con ningún na'vi, por lo que mi hipótesis sobre estar en un bosque desierto de clanes fallaba. No pude fijarme mucho, la verdad, ya que entre el desgarrador dolor que sentía en una de mis piernas y lo aturdido que estaba debido al ataque no era capaz de concentrarme; pero juraría que era una na'vi joven, de mi edad aproximadamente. Mientras me gritaba (e insultaba) pude apreciar el detalle de que su pelo era completamente blanco, llevaba trenzas, pero era completamente blanco. Y eso no es todo, sus ojos, puede que fuera debido a la iluminación o mi mareo, pero me pareció verlos de un tono morado, eran bonitos, nunca antes había visto algo parecido, de eso no había duda.

Tras verla desaparecer entre la vegetación traté de volver al refugio, con un poco de suerte la vuelta sería tranquila.

Rihia

Corrí, sin mirar atrás. Estaba triste, asustada, pero por encima de todo estaba furiosa, enfadada con todo, con ese estúpido na'vi, incluso conmigo misma...

Llegué a la aldea, Ruhna me recibió muy preocupada. Sin embargo, las expresiones de Nets'aluma y Metya no eran de preocupación en absoluto. Eran de completa decepción, y no porque supieran lo ocurrido, no, eso no me lo perdonarían nunca; les decepcionaba el simple hecho de que aun siendo criada a manos de las mejores no fuera capaz de cazar siquiera.

Evité sus miradas y me fui a dormir, Ruhna me acompañó, de hecho pasó toda la noche a mi lado. Ella si me comprendía, siempre lo hacía, por eso era tan importante para mi. Y ahí, en la intimidad de la noche, me prometí no volver a hacer ninguna de mis expediciones por el bosque, lo de hoy había sido muestra suficiente de que acercarme más a ese skxáwng solo traería problemas.

Neteyam

Ya han pasado varios días desde el encuentro con los Viperlobos, y cada día es más cansado. Las heridas nunca terminan de cerrar, algunas se me infectan y por mucho que las vuelva a limpiar, a la mañana siguiente se vuelven a infectar otra vez. Trato de hacer vida normal, o lo que fuera que hacía desde que llegué aquí, pero cada día me encuentro más cansado, más enfermo... y con menos esperanzas de volver a casa.

Tenía pensado acercarme a un riachuelo para pescar algo, y ya de paso volver a desinfectar mis heridas, pero hoy, hoy hace especial calor, y de pronto un mareo me invade por completo. No soy capaz de mantenerme en pie, por lo que me arrastro hasta la sombra de un gran árbol. Poco a poco siento como mis pestañas se vuelven más pesadas, hasta que cierro los ojos por completo.

Rihia

Hoy es mi día de descanso. No le he contado a nadie nada de lo ocurrido, excepto a Ruhna, en ella si puedo confiar. Todas las noches rezo y le suplico a nuestra gran madre que perdone mis pecados, no espero que elimine mi sensación de culpabilidad, de eso me tengo que encargar yo, pero le pido que entienda que fue un error que no volveré a cometer.

Nets'aluma dice estar preocupada, aunque no se si esa es la palabra que realmente define lo que siente, el hecho es que ahora Metya me esta dando clases intensivas de caza, para no cometer el error de no ser útil en la caza, como la ultima vez.

Por eso hoy, agradezco que sea mi día de descanso. Estaba tumbada sobre la hierba, no muy lejos de la aldea. El día era soleado, tranquilo, cerraba los ojos y trataba de concentrarme en todo lo que escuchaba, cada sonido, por muy débil que fuera hacía que mis orejas se movieran en su dirección, hasta que de pronto sentí un leve cosquilleo, en la punta de mi nariz, que me hizo abrir los ojos.

Se trataba de un atokirina', extendí mi mano y la pequeña semilla se posó sobre ella. Era algo mágico ya que no cualquiera era capaz de encontrarse con una semilla tan especial como lo es esta, semilla del Árbol de las Almas. De repente, se separó de mi y comenzó a flotar a mi alrededor. Empezó a guiarme entre las ramas, arboles, rocas... y lo más impresionante de todo era que mientras la seguía más semillas se unían a mi, me rodeaban y guiaban.

Hasta que de pronto todas ellas se detuvieron. Miré hacia abajo, y bajo el gran tronco en el que me encontraba, a la sombra de un gran árbol se encontraba un na'vi, al parecer inconsciente, y no necesité mucho tiempo para darme cuenta de que se trataba de ese maldito skxáwng. Iba a darme la vuelta, a dejarlo ahí, pero de pronto, todas las semillas que me habían guiado hasta ahí se posaron sobre su cuerpo, no quería hacerlo, pero no podía fallar a Eywa, no, otra vez no.

Así que bajé con sigilo y me acerqué lentamente a él. Las atokirina' se apartaron lentamente permitiéndome ver su cuerpo malherido. Tenía heridas, cortes y moratones por todo el cuerpo. Recuerdo que durante el ataque su pierna fue rasgada, pero no me esperaba este tipo de infección, era realmente severa, no me extrañaría que la inconsciencia se debiera a ella.

Traté de despertarlo para poder acercarnos al pequeño arrollo y ahí desinfectar sus heridas, pero no había manera, a si que intenté arrastrar su cuerpo hasta él. Definitivamente era más grande y pesado que yo, pero de alguna manera conseguí arrastrarlo. Primero limpié sus heridas con agua, después miré a mi alrededor, menos mal que sabía de ungüentos, y menos mal que tenía las plantas necesarias a mi alrededor. Empecé a recolectar todas las plantas, raíces y bayas necesarias para poder realizar las curas, después me acerqué a él, no era conveniente dejarlo inconsciente en medio del bosque, era una presa fácil que atraería peligrosas criaturas, sin duda.

Mientras preparaba las mezclas me permití observarlo más de cerca; su tono de piel era distinto, más azulado, con distintas marcas y patrones más claros. Aun estando inconsciente sus orejas se movían y reaccionaban a todos los sonidos del exterior, eso era una buena señal. Luego me fijé en sus accesorios, era cuanto menos curioso, ya que no llevaba ninguno, ¿Qué clase de na'vi no los lleva? ¿Acaso se los quitaron por alguna razón? ¿Traición hacia su clan? ¿O simplemente no los llevaban?

Neteyam

Mis ojos se abren rápidamente al sentir ardor en mi pierna derecha. Trato de incorporarme, pero algo me lo impide, una mano, de piel mas clara que la mía. Intento enfocar la vista y vuelvo a verla otra vez, la misma na'vi que me gritó, que me salvó la vida hace ya una semana. Cuando voy a hablar un siseo sale de mi boca, ya que sin previo aviso a echado una especie de mezcla sobre mis heridas que no hacen más que arder. La observo, creo que ni siquiera se a fijado en el detalle de que ya estoy consciente, y si lo a hecho, no le importa lo más mínimo.

- H-hola - tartamudeo, pero o no me ha escuchado o se a propuesto ignorarme a toda costa.

Ella continua con su tarea, parece concentrada, perece que sabe lo que hace, así que decido no detenerla. Sus manos sus suaves y hábiles, además de cálidas, y están decoradas con unos dibujos; parecen patrones, enredaderas negras que crecen de sus dedos hasta sus muñecas, contrastan a la perfección con su piel azulada. Por un momento pienso que puede que no me entienda y esa sea la razón por la que no me responde.

- Fyape fko syaw ngar? - le pregunto por su nombre. Pero más de lo mismo, ni siquiera se gira para mirarme. - Iráyo - le agradezco. Esta vez, al menos se dignó a mirarme. Después dio una mirada general sobre mi cuerpo, inspeccionó todas las heridas una ultima vez y se fue, no dijo nada, simplemente, desapareció en el bosque.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora