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Neteyam

Abro mis ojos y hago un gran esfuerzo por enfocar la vista al frente. Un cansado Lo'ak dormitaba frente a mi. Giro mi cabeza para darme cuenta de que aunque mamá y papá ya no se encontraran en el marui, el resto de los Sully dormían plácidamente, sin importarles demasiado el hecho de que el día en el arrecife ya hubiera comenzado.

Por un instante pienso en volver a acostarme y esperar a que cuando el resto se despertaran me despertasen a mi también, pero aparto esa idea de mi mente cuando se me ocurre una mejor.

Ayer, por mucho que le hubiera rogado que me dejara pasar la noche junto a ella, Rihia me había convencido de pasarla junto a mi familia; y aunque yo mismo me encargué de dejarle bien en claro que ella también formaba parte de mi familia, no me arrepiento de haber pasado esta noche junto a ellos.

Pero ella solo había mencionado la palabra "dormir", por lo que "desayunar"... eso si que lo haría junto a ella.

Me levanto del suelo y me dispongo a salir del marui, por mi cabeza ya rondaban varias bayas que le podrían hacer ilusión desayunar y donde encontrarlas, pero tras dar unos cuantos pasos choco con algo; mejor dicho con alguien.

- Ohh, perdón, estas... ¿Ao'nung? - pregunto confundido al ver al Metcayina. - ¿Qué haces tu por aquí?

Pero este no me contesta, se limita a mirar hacia un lado, con la mirada perdida en sus pensamientos.

- Ao'nung... ¿va todo bien? - pregunto.

Esta vez si que me mira pero parece costarle responder a mi pregunta. Yo iba a volver a hablar pero él empieza.

- Se ha ido. - su voz, vacía.

- ¿A que te refieres con "se ha ido"? ¿Quien se supo...

- Rihia no esta. - me interrumpe.

Entonces por unos instantes siento mis latidos acelerase de manera insana.

- ¿Estas seguro de lo que estas diciendo? Puede que ella hubiera salido a...

- Ella no esta, Neteyam. - una pausa. - Yo... había preparado un cuenco lleno de frutas y bayas para que desayunara, teniendo en cuenta los últimos dos días... - parece darse cuenta de que esos detalles no eran realmente importantes, y sin necesidad de que yo se lo pidiera va al grano del asunto. - Ella ya no estaba, tampoco su arco ni flechas.

Entonces siento mi cara palidecer, pero no es hasta que me enseña lo que su puño guardaba que siento mis piernas flaquear.

- He inspeccionado el marui a fondo, y esto... esto es lo único que he encontrado en él.

Entonces abre su puño y en él veo un cordón de canciones que reconocería incluso con los ojos cerrados. Él de Rihia. Lo cojo entre mis manos, como si aferrarme a él la fuera a traer de vuelta.

- ¡Hey, chicos! - la voz de Lo'ak a mis espaldas. - ¿Os apetece entrar y desayun... - una pausa. - ¿Qué esta pasando aquí?

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- ¿¡Desaparecido!? - dice Kiri estupefacta. - Esto tiene que ser algún tipo de broma, no me creo que tras varios días "fuera" del clan, de la noche a la mañana, vuelva a desaparecer.

- Yo tampoco quería creérmelo pero... - empieza Ao'nung.

- Tiene que haber una explicación, ella... - las palabras no salían de mi. - Si lo tuviera pensado de antemano ella me lo habría contado... ¿verdad?

Entonces Tuk me abraza por la espalda, un gesto tan tierno que por un instante me hace olvidar la situación.

Después, y sin previo aviso, coge el cordón de canciones entre sus manos y lo mira.

- No... no hay duda de que es el suyo, esta el inicio en el que... - empiezo a explicar.

- ¡Pásamelo! - comenta Kiri, a lo que Tuk se lo da.

- ¿Y dices que no había nada más? - pregunta Lo'ak.

- Nada que fuera al menos de su pertenencia. - explica Ao'nung.

- ¿Alguien más sabe sobre esto? - pregunto.

- ¿Te refieres a los lideres? - dice Ao'nung a lo que yo asiento. - No, en cuanto noté su falta me dirigí aquí, pensaba que tu podrías llegar a saber algo, quizás ella había hablado algo contigo...

Entonces siento como algo en mi se rompe. Todo estaba bien. Son esas las tres palabras que no dejo de repetirme constantemente. No había ningún problema entre nosotros, además tras lo ocurrido en el funeral... todo el clan parecía más que contento por nuestra llegada. Tampoco había nada que nos indicase que alguien había entrado en el marui llevándosela a la fuerza... Sabía que esta ultima opción no era probable, pero el pensar en ella me ponía la piel de gallina.

- Chicos... - dice Kiri.

- ¿Y fuera del marui? No había algo, alguna pista. Si realmente se ha ido por voluntad propia puede que hubiera dejado algo... - comenta Lo'ak.

- Chicos... - Kiri lo intenta una vez más.

- No se, como una especie de mansaje... - intenta continuar.

- Sí, eso es lo que yo mismo pensé, pero... - añade Ao'nung.

- ¡Chicos! - grita ahora Tuk sobresaltándonos a todos.

- Ella se ha ido, hace poco, unas horas antes de que el sol saliera además, puede que alguien en el clan la hubiera visto. - dice muy segura de si.

- ¿Cómo lo sabes? - digo esperando que tuviera una respuesta lo suficientemente convincente, porque ¡en serio! Necesitaba creérmelo.

- Mirad. - dice señalando una piedra al final del cordón. - ¿Veis? Esta es nueva. - dice señalando una piedra morada. - Juraría lo que fuera a que esa no estaba aquí ayer. - dice cada vez más segura.

Y es verdad, yo no recordaba haber visto aquella piedrecita en ningún momento, ni siquiera en el momento en el que nos despedimos antes de dirigirnos cada uno a su marui.

- Puede que sea nueva, ya sabéis por el funeral, la muerte de Zaera y todo eso. - puntualiza Lo'ak.

- No. - digo rápidamente y señalo una piedra grisácea con puntitos rojizos justo encima de la morada a la que Kiri se refería. - Esta es la que representa la muerte de Zaera. Esta. Ambos la encontramos cerca de un lago la misma noche de su muerte.

Entonces me permito coger una vez más el cordón de canciones que Kiri sostenía para observar más de cerca la piedrita. Su textura un tanto rugosa, y el color... todo ello me sonaba de algo, pero no llegaba a saber de que.

- Es curioso, no recuerdo haber visto una piedra como esta por la zona. - comenta Ao'nung.

No necesito más, esas palabras parecen ser suficientes como para iluminarme, como si me hubieran ayudado a conectar todos los cabos sueltos.

- No te suena, porque no la ha encontrado aquí; de hecho, nunca nadie encontrara un piedra como esta por una zona marítima como el arrecife. - digo completamente seguro de donde había visto ese tipo de piedra antes.

- ¿A que te refieres? - pregunta Kiri.

Yo por mi parte me pongo en pie dispuesto a salir por esa puerta.

¿Por qué Rihia? ¿Por qué ahí? ¿Por qué tan lejos? ¿Por qué no me has dicho nada? ¿Tan urgente era? ¿Porque volver?

Las palabras no hacen más que resonar en mi mente, haciendo que las palabras de mis hermanos quedaran en una especie de eco ensordecedor que no podía entender.

¡Maldita sea Rihia! ¡Maldita sea! Por favor, no te muevas, voy a por ti.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora