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Jake

Veo la mirada asesina de Neytiri sobre mi, que a pesar de encontrarse en el otro extremo del marui, me hace agachar las orejas inconscientemente. Tonowari dice algo a lo que no atiendo ya que mi pareja tira de mi brazo hasta llevarme a uno de los rincones de la estancia, buscando cierta privacidad.

- ¿¡Como se te ocurre!? - me regaña en un intento fallido de susurro. Por suerte, no parece que ninguno de los presentes estuviera muy atento a nuestra discusión paralela.

- Yo solo intentaba soluc...

- ¿Solucionar que, exactamente? - me echa en cara. - Tú eres Toruk Makto, gran guerrero Omatikaya, ella...

- Si lo que dicen es verdad no creo que tenga ningún problema en demostrar su valía. - me defiendo. - Solo intento aclarar las cosas.

- Ella es solo una joven na'vi. - continúa con nuestra conversación entre susurros. - Aunque fuese verdad lo que dicen sobre ella... tú la superas tanto en masa como en experiencia, tu...

Empiezo a replantearme la idea de lo que acabo de hacer. ¿Puede que fuera algo precipitada? No tengo tiempo para deshacer lo acordado ya que Neytiri es interrumpida por Tonowari, el único además de nosotros que se encontraba ahora en el marui. ¿En que momento se habían ido todos?

- Siento interrumpir, pero tenemos que salir, nos esperan. - dice sosteniendo la tela que hacia su función como puerta.

- Si, bueno ahora que lo piens... - pero lo que se encuentra fuera del marui me deja sin aliento.

Las orillas de la playa estaban repletas de Metcayina, niños y adultos, también ancianos; guerreros, cazadores... todos ellos se encontraban ahí, haciendo un circulo casi perfecto al rededor de Ronal y la joven na'vi. Rihia. No tenia ni idea de como se había corrido la voz tan rápido, pero algo me decía que todo esto podría tener que ver con la Tsahik, que parecia ansiosa por darle comienzo al combate.

- Y aquí esta Jake Sully, gran guerrero, Toruk Makto. - dice Tonowari haciéndose paso hacia el centro junto a mi.

Entonces miro a mi alrededor, para después desviar mi mirada hacia mi contrincante. No podía ser mayor que Neteyam; su apariencia física era realmente atlética y me pude fijar en las grandes similitudes que compartía su cuerpo con el de cualquier otro na'vi de bosque.

Neytiri no nos había hablado mucho de ella, ya que aunque Ronal le hubiera insistido muchas veces por la joven ella apenas daba algo de información. Entonces desvío mi mirada hacia mi compañera que me observa entre la muchedumbre, una mezcla entre enfado y preocupación adornaban su hermoso rostro haciéndome sentir culpable por ello.

Poco después me doy cuenta de que Neteyam se encontraba a su lado, de pie. Sonreí al ver que las curas que le hacían funcionaban, y que cada día parecía encontrarse un poco mejor que el anterior. Analizo rápidamente su rostro y también descubro un ápice de preocupación en ellos; pero a diferencia de los de su madre, este no parecía temer por lo que podría pasarle a la joven, que teniendo en cuenta el hecho de que parece conocerla bien me preocupaba, ya que definitivamente si ella no era el foco de su preocupación en ese momento... Entonces lo era yo.

Vuelvo al aquí y ahora, y miro a mi adversaria que parecía analizar cada una de las partes de mi cuerpo. Buscaba puntos débiles incluso antes de empezar. Chica astuta. Trago saliva cuando Tonowari empieza a explicar las reglas del combate.

- Escuchad atentamente las reglas básicas a seguir ya que no las repetiré dos veces. - empieza. - Esta terminalmente prohibido el derramamiento de sangre. - se hace el silencio. - Cada uno de los contrincantes tiene su cuchillo atado a la cintura, para ganar el combate, solo será necesario arrebatarle el arma al contrincante antes de que este te lo arrebate a ti.

- No quiero sangre, y mucho menos muerte. - continua él, yo trago saliva por nosecuantaba vez. - Dicho esto, suerte a ambos. - dice para retirarse junto a la Tsahik del centro del circulo.

- ¡Que de comienzo el combate! - sentencia Ronal.

Miro al frente y me encuentro dos grandes ojos violáceos observarme, no podría haber más de dos metros entre nosotros, si reducía ese espacio y trataba de acorralarla en e...

Ella se abalanza sobre mi. A diferencia de lo que yo me esperaba que hiciera, que era arremeter con todas sus fuerzas contra mi para tratar de derribarme, opta por un golpe seco cerca de mi oreja desorientándome.

Me recompongo fácilmente y no le doy opción de volver a atacar ya que arremeto contra ella. Es ágil y rápida, por lo que no parece costarle mucho trabajo evitarme. Sus ataques, a diferencia de los míos, eran cortos y todos tenían el mismo objetivo de alcanzar el cuchillo atado a mi cadera. No usa su fuerza bruta para derribarme porque ella esta en desventaja así que trata de cansarme lo suficiente para poder arrebatarme el arma cuando mis pulmones ya no den más de si.

Mi miedo crece cuando, tras unos cuantos ataques más, empiezo a sentir mis pulmones pesados, ella por su parte parecía satisfecha con el resultado.

Mi paciencia termina cuando siento como en uno de sus ataques su mano roza levemente el mango de mi arma. Ya no le doy opción a volver a atacar ya que corro hacia ella y consigo hacerla rodar por la arena.

Sus reflejos son rápidos, y agarra mi trenza neuronal haciéndome rodar junto a ella. Puedo escuchar susurros y suspiros de asombro a mi alrededor, pero no les presto atención.

Ella se pone de pie rápidamente, y aprovecha que yo aun me encuentro tirado en el suelo para sentarse a horcajadas sobre mi, y esta vez si, usando toda su fuerza, trata de inmovilizarme el suficiente tiempo como para poder arrebatarme el cuchillo.

Gracias a Eywa reacciono rápido y consigo agarrar su cadera y de un solo movimiento inmovilizarla contra la arena caliente.

Voy a llevar mi mano a su cintura para soltar el agarre de su arma cuando ella arquea su espalda y tras una patada en la zona baja del estómago consigue liberar su mano derecha de mi agarre. Vuelve a llevar esta mano a la base de mi trenza neuronal tirando fuertemente de ella haciéndome caer a la arena a su lado.

Ella se vuelve a subir sobre mi, pero comete un grave error, esta vez ella suelta su agarre de mi pelo. Aprovecho la situación para empujarla lejos de mi cosa que consigo; ella cae a unos tres, puede que cuatro metros de distancia de donde yo me encontraba.

Sonrío orgulloso ante mi pequeña victoria dentro de este gran combate para darme cuenta de que ella, tras levantarse del suelo, no volvía a arremeter contra mi.

Cada uno de los músculos de mi cuerpo parece congelarse al darme cuenta de que el reconfortador peso del cuchillo sobre mi cadera parecía haberse esfumado.

El silencio parecía ensordecedor, entonces miro a la joven guerrera frente a mi; en su mano izquierda un cuchillo de gran filo tallado en una especie de roca negruzca descansaba. Su cuchillo. En la derecha otro cuchillo de la misma longitud, pero este tallado hueso de Nalutsa era empuñado. El mío.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora