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Lo'ak

Ao'nung llegó muy pasada la media noche... lo hace por propia voluntad... ella tiene algo que ver en la desaparición de cadáveres...

Las palabras de Tsireya no hacían más que resonar en mi mente, daban vueltas y más vueltas y nunca cesaban. Fue tanta la incertidumbre que tuve que posponer mi entrenamiento matutino, ya que se me hacia completamente imposible pensar en cualquier otra cosa en este momento.

Entonces decido adentrarme en la zona más frondosa del clan Metkayina, en su bosque. Este era tan... distinto; sí, era un bosque, pero no tenia nada que ver con mi antiguo hogar. Las platas aquí eran distintas, la mayoría de los arboles eran altos y estrechos, y solo una cuarta parte de la vegetación era bioluminiscente. Había días en los que echaba de menos aquellos viejos tiempos correteando por el bosque, cuando aun éramos niños y no había ninguna preocupación en nuestras vidas.

Iba tan absorto en mis pensamientos que de no ser por ese instinto medio felino que vivía en mí, habría muerto decapitado.

Una flecha, afilada y letal roza mi puntiaguda oreja y pasa de largo para quedar clavada varios metros más adelante, en el tronco de un pequeño árbol.

Giro sobre mi cuerpo y llevo mi mano al cuchillo que llevaba en mi cadera; lo desato y maldigo para mí mismo por no haberme traído el arco y las flechas conmigo.

Me sorprende el hecho de que fuera lo que fuese aquello que me había atacado parecía haber decidido no volverlo a hacer; pero mi miedo se transforma en confusión cuando reconozco unas voces no muy lejos de donde me encontraba.

Entre la vegetación puedo distinguir la figura de dos na'vis, uno más corpulento que el otro, sin pensarlo dos veces me aproximo a ellos.

Mi asombro crece cuando me doy cuenta de que esos na'vis eran nada más y nada menos que Ao'nung y la nueva na'vi, Rihia. Ambos se sobresaltan ante mi presencia.

El hijo de los lideres tenía un arco entre sus manos, ¿desde cuando sabia tirar...

- Hijo de... ¡casi me matas! - le grito a Ao'nung.

- Mawey - dice ella posicionándose entre ambos, un gesto naturalmente protector.

- ¿Qué es todo esto? - digo señalando el arco. - ¿Qué se supone que hacéis?

Ao'nung me mira con una expresión obvia como si mi pregunta hubiera sido la más estúpida del mundo. Me muerdo la lengua cuando contesta sarcásticamente.

- Fíjate que estaba a punto de descubrir la cura para combatir la estupidez, ¿te gustaría ser el primero en probarla? - me mira arrogante.

Iba a contestar, no lo iba a dejarse salir con la suya, pero cierta na'vi se me adelanta dándole un golpe en la nuca.

- ¡Aghh! - Ao'nung se soba la zona levemente enrojecida, a lo que yo no puedo suprimir una risita.

- ¿Sabes que? - empiezo. - Tu hermana estaba muy preocupada por ti, ¿anoche se te pasó la hora? - pregunto burlón.

- Cierra la boca, mono salvaje. - me responde.

Por el rabillo del ojo puedo ver como Rihia parece empezar a aburrirse de nuestra pelea y rueda los ojos en señal de agotamiento. Entonces se da la vuelta y empieza con su caminata.

- ¡Hey! ¡Rihia! - le llama Ao'nung, pero ella no se gira en ningún momento. - Aun no hemos terminado, aun no se como...

- Suerte con eso. - dice sin detener el paso.

Ao'nung al ver la situación empieza a seguirla como cual perrito faldero. Una risa involuntaria me invade, y por alguna razón siento que aunque no la conozca de nada, ella y yo nos podríamos llevar realmente bien.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora