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Rihia

El silencio había desaparecido cuando los primeros guerreros cayeron, tiñendo así el suelo de un rojo tan oscuro como el del cielo al atardecer.

Nos habíamos dividido en varios grupos, esperando así rodear a aquellos demonios y terminar cuanto antes con todo aquello.

Los Sully comandaban el grupo aéreo, siendo Neytiri la que daba las ordenes a mis guerreras. Aunque en un principio teníamos pensado que Jake fuera el que estuviera al mando de ellas, se tomaron mucho mejor el hecho de que fuera una hembra la que les diera las ordenes en batalla.

En tierra, nos habíamos dividido en dos grandes grupos, uno de ellos era comandado por Ronal, la Tsahik de los Metkayina. La decisión no fue complicada en absoluto, ya que algo dentro de mí tenía claro que pese a nuestras diferencias, siempre sería de las únicas na'vi a las que le confiaría algo tan importante para mí como lo es mi pueblo. Nuestro comienzo no fue el mejor de todos... pero sin darme cuenta siquiera esa tozuda líder Metkayina se había convertido en una especie de madre para mí.

Inconscientemente llevo una de mis manos a mi abdomen y lo masajeo tan solo durante un mínimo instante. El cuerpo de Ruhna se tensa bajo el mío. Pese a que no estemos físicamente conectadas, soy perfectamente consciente de que es capaz de sentir absolutamente todo lo que yo siento ahora mismo.

El miedo no es una opción durante una batalla, es una sentencia de muerte...

Empujo el recuerdo de las palabras de Metya hasta finalmente reducirlo a cenizas en mi interior; acaricio una última vez mi abdomen y miro hacia abajo.

A varios metros de altura, desde las espesas hojas y ramas de los arboles, puedo divisar al segundo grupo terrestre, a su cabeza un gran na'vi de piel clara y su joven primogénito a su lado. Tonowari y Ao'nung.

Un sabor agridulce arde en mi boca al ver a mi amigo junto a su padre liderando a todos esos na'vis hacia la batalla. Sí, yo había participado en innumerables batallas pero ver a seres queridos participar en ellas... las yemas de mis dedos vuelven a rozar el pequeño abultamiento en mi abdomen.

Entonces miro hacia arriba; desde la ancha rama por la que Ruhna y yo avanzábamos muy sigilosamente era fácil divisar el suelo, esta era de hecho la razón por la que nos encontrábamos aquí, pero divisar el cielo era prácticamente imposible debido a la frondosidad del bosque.

Recé un par de veces, por mis amigos, por mis hermanas, por mi skxáwng... el simple hecho de pensar en él me estremecía, no era miedo, sabía que él estaría bien, es un buen guerrero, mucho mejor de lo que él cree... pero hace tiempo que los grupos nos separamos y ya nos han informado de diversos ataques y bajas... solo me quedaba esperar que él no se encontrase entre alguno de los caídos.

De pronto siento algo, una especie de punzada, un escalofrío que recorre toda mi columna vertebral. Me detengo en seco. El viento me susurra, no entendía el qué, para cuando lo hago... ya es demasiado tarde.

- ¡Alto! - grito, dudaba haber gritado tan alto en mi vida. - ¡Alto!

Gracias a Eywa todos se detienen, entonces Tonowari dirige su mirada cautelosa hacia mí, habla.

- ¿Qué es lo que ocurr...

Pero no puede terminar su frase, ya que una gran explosión seguida de un ensordecedor estruendo arrasa con todo a su paso.

Minas.

A pocos metros de los guerreros varias minas se activan, desgraciadamente dos de ellas se encontraban demasiado cerca como para ser esquivadas. Decenas de na'vis vuelan por los aires.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora