47

1K 113 16
                                    

Rihia

El joven guerrero ni siquiera entra al marui; una vez estoy dentro, se limita a cerrar la entrada y custodiarla, prohibiéndole el paso a cualquiera que se dignase a entrar sin autorización de los lideres.

Hecho un vistazo rápido, en el centro de la estancia me esperaban los lideres Metkayina, Ronal y Tonowari, la Tsahik y el Olo'eyktan. Cerca de estos, junto a una de las paredes del marui, se encontraba Jake Sully, que a juzgar por su posición, no tenia mucho que aportar en esta reunión.

- Kaltxì - saludo informalmente, algo que se solía hacer entre conocidos o na'vis del mismo rango jerárquico. Juraría haber visto como la mandíbula de la Tsahik se tensaba.

- Kaltxì - me saluda el Olo'eyktan de vuelta.

Entonces, y solo entonces, me percato de un cuarto invitado, uno que al encontrarse unos cuantos pasos detrás de Tonowari pasaba realmente desapercibido.

Era una mujer, de edad adulta, parecida a la de la Tsahik o la de Neytiri. No me había parecido verla nunca antes en el clan, pero aunque no la conociese, tenia claro un par de cosas; la primera, ella pertenecía a este clan, o alguno del arrecife al menos, ya que su aspecto físico hablaba por ella, idéntico a cualquier otro Metkayina. Por otro lado, suponía que pertenecía, de alguna manera, a un grupo importante dentro del clan, ya que sus vestimentas, aunque no se acercaran a parecerse a las de la Tsahik, parecían mejores que las de un aldeano cualquiera.

Habría continuado analizándola, de no ser porque esta empezó a hablar.

- Me presento. - decía dando un paso al frente. - Mi nombre es Zaera, cabeza de los guerreros del clan; ya sabes, la que se encarga de entrenarlos, liderar las batallas, preparar las ofensivas... Encantada de conocerte. - dice amablemente.

- Igualmente. - digo sin romper el contacto visual.

Así que no me había equivocado... Ser la cabeza de los guerreros era un cargo ciertamente importante en cualquiera de los clanes en el que te encontraras; ya que, al igual que ella había mencionado, el trabajo de entrenar a los guerreros, diseñar nuevas tácticas de combate, liderar ejércitos en batallas, asegurarte de que la paz rondase en los alrededores... Esa era una tarea realmente complicada, una que no cualquier na'vi era capaz de llevar a cabo.

- Te preguntaras por que estas aquí... bueno, siento decirte que yo soy la culpable de ello. - dice con una sonrisa, aun amistosa, en la cara.

- Mhmm... - digo incitándola a que continuara. Realmente moría de hambre y no veía el momento para salir de aquí y comer algo de la cesta que me esperaba paciente en el marui.

- Sí, lo siento, prometo que no robaré mucho de tu tiempo. - se disculpa.

- Me alegro. - comento.

- El punto es que, he estado... observándote. - dice, y yo intento evadir el hecho de lo acosador que acababa de sonar eso. - Te vi combatir aquel día, y me gustaría que supieras que yo no tengo duda alguna de que fueras capaz de haber derrotado a aquellos avatares cerca del Lag...

- Ajammm. - la Tsahik finge un carraspeo. - Me parece que podríamos ir al punto ¿no crees? - la mira con ciertos aires de superioridad, consciente de que ella era la que controlaba la situación. - No queremos aburrir a nuestra querida invitada. - dice acompañandose de una sonrisa forzada.

- Sí, claro... - mueve su cola con nerviosismo bajo la atenta mirada de la Tsahik. - Resumidamente, y tras haberlo hablado largo y tendido... nos encantaría que te sumases a nosotros.

- ¿A vosotros?

- Sí, bueno, no lo malinterpretes, no hace falta que te unas al ejercito, tampoco al clan solo... sería un placer que pudieras ayudarme a comandar y entrenar a nuestro ejercito. Si no te supone ningún problema, por supuesto.

He de admitir que de todas las cosas que me podría esperar, esta, esta era la que sin duda nunca se me habría ocurrido. Todos en el marui esperaban impacientes mi respuesta.

¿Acaso creían que era estúpida?

Era más que obvio que sabían, o al menos intuían, algo sobre los entrenamientos "clandestinos" que les había ofrecido a ese par de estúpidos.

La guerrera había mencionado que esta decisión la habían hablado entre todos, eso quería decir que tanto la Tsahik como el Olo'eyktan estaban al tanto de todo esto.

Sí ya sabían sobre lo ocurrido, ¿porque no me habían castigado por ello? Estaba claro que a Ronal ganas no le faltaban, y por muy convincente que fuera Tonowari...

Entonces sopesé mis opciones; si no lo hacia, estaba claro que no se lo tomarían del todo... bien, conociendo a la Tsahik podría incluso tomárselo como una especie de insulto meramente personal, además teniendo en cuenta el hecho de que no parecía que fuera a irme de aquí pronto... ganarme su confianza nunca estaba de más. Pero tener que enseñar lo que sabía a todo un ejercito desconocido de guerreros...

- Lo haré. - concluyo.

Puedo sentir como la mirada de Zaera cambia, a una llena de esperanzas.

- Infinitas gracias. - dice, perecía no caber en si misma, ya que su cola se meneaba entusiasmada.

- A ti. - digo educadamente. En serio, necesitaba que esto terminase ya, por lo contrario terminaría agonizando debido al hambre.

- Mañana, a primera hora, nos volveremos a reunir para hablar de este tema en profundidad y poder organizar horarios y condiciones. - habla el Olo'eyktan con una voz realmente autoritaria. - Gracias a todos por asistir. - termina, haciendo un gesto que daba a entender que los presentes ya podíamos retirarnos.

Yo me despido y salgo intentando ocultar mi impaciencia por llegar a mi propio marui y darme un buen festín con esas frutas.

Entonces, de camino al marui pienso en las palabras de lo acordado. Sí, yo les enseñaría a pelear, todas las técnicas, estrategias... todo lo que esos jóvenes guerreros aprenderán se lo enseñaré yo, de la manera que acordamos pero... no tenía porque enseñarles todo lo que yo sabia ¿verdad?

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora