Neteyam
- No tenemos porque hacer esto.
Sus ojos, que hasta ahora se mantenían fijos y decididos, vacilan; la confusión pareció apoderarse de ellos.
- Esta guerra no es como ninguno de los entrenamientos que hayamo...
- Oh, no. - dio un paso hacia atrás, alejándose; de mí. - No, no, no, ¡no! - grita cuando mis manos intentan atraerla hacia mí. - ¡No 'teyam, no! ¡Tú no! - su expresión ya no tenía nada que ver con la inocente confusión que en un principio asomaba, ahora la ira y el dolor colmaban ese hermoso rostro. - Por favor...
La suplica en su voz me rompió, todo mi cuerpo amenazó con desplomarse sobre el suelo bajo nuestros pies.
- Nos superan en cuanto a maquinaria, también en número... - se me hacía casi imposible hablar bajo su dolorida mirada sobre mí. - Incluso si los Metcayina ayudaran... no somos suficientes. - y tras pronunciar esas últimas palabras un miedo repentino se instaló sobre mi pecho, sobre el mismo lugar en el que años atrás una bala descansaba.
- ¿Y que propones? - su voz, su mirada, incluso su postura eran dignas de una gran líder; las había visto durante toda mi vida, en mamá, papá, también en Ronal y Tonowari.
El silencio se tornó terriblemente pesado.
- ¿¡Qué propones!? - su voz era demandante, por muchas emociones que se dieran en su interior su aspecto y voz ahora se proyectaban de manera segura, sin ninguna emoción a la vista.
Otra cosa que admirar. Acababa de encontrar otra cosa que añadir a la interminable lista de cosas por las que admirar a la hembra frente a mí. A mi pareja.
- Solo quiero vivir. - contesto. - Quiero que estés junto a mí. - mis ojos ya no podían separarse de los suyos, era como si alguna especie de magnetismo me obligara a mirarlos. - Y si esta guerra se da, las posibilidades de que ambos sobreviv...
- ¡No! - me interrumpe. - No puedes pedirme esto, skxáwng. - y no recuerdo si fue esa última palabra o la forma en la que se aferraba a su antigua espada, pero mis ojos se humedecieron de un momento a otro. - Mi pueblo me necesita, es- es muy importante para mí; ellos me necesitan, a su líder; niñas y ancianas, cazadoras y guerreras... todas ellas, confían en mí. No puedo abandonarlas.
- ¡Lo sé! Pero... - son tantas las palabras que quiero pronunciar que por un instante me quedo mudo. - Tú misma lo has visto, has peleado en tantas batallas como yo; compañeros muriendo frente a tus ojos, gente con la que has entrenado y compartido tanto... simplemente muerta.
Sus ojos se oscurecen ante mis palabras, un morado tan oscuro que podría confundirse con el negro. No había duda alguna, los recuerdos la azotaban al igual que a mí.
- Y nada. - continuo. - Absolutamente nada. - recalco. - Te asegura que tú no vayas a ser la próxima.
Un segundo silencio sepulcral. Vuelve a ser ella quien consigue romperlo.
- Sí te refieres a lo que ocurrió aquella vez, - parecía buscar las palabras indicadas para no herirme de ninguna manera posible; me permití un par de segundos para admirar aquel gesto de respeto y ternura. - te entiendo, perfectamente. No te voy ha hacer volver a pasar por lo mismo, no tienes porque hacerlo.
- Tú tampoco. - la interrumpo.
- No Neteyam, yo si tengo que hacerlo. - la rapidez con la que me responde es suficiente como para hacerme olvidar el hecho de que acababa de usar mi nombre al completo, algo que hacía mucho tiempo que no hacía. - De hecho, nací para ello. - se ríe irónicamente. - Mi madre nació para ello, también mi abuela, y todos mis antepasados, y también los antepasados de estos. - una pausa. - Yo no soy la excepción, tampoco lo serán mis próximos.
El húmedo suelo entra en contacto con mis rodillas cuando, tras ver como acaricia con delicadeza y amor su bajo vientre, caígo al suelo paralizado.
Sus finos dedos, surcados por la misma pintura que dibujaba patrones por todo su cuerpo, frotan con cariño el casi imperceptible abultamiento en su vientre. Casi imperceptible pero... ahí estaba.
Incluso podía disfrutar del acelerado ritmo de su corazón, acompañado de un segundo, el mío...
No, no era mi corazón el que pude sentir en aquel abrazo, ese segundo latido no provenía de mi pecho...
Mis ojos, que ahora no eran más que un mar de lagrimas, intentan enfocar penosamente su rostro; mi corazón se encoge un poquito más cuando veo en esos hermosos ojos suyos un brillo distinto, alegre y joven, su vista no se apartaba de su pequeña pancita. Sonreía, sí, y su sonrisa era la más hermosa que hubiera existido jamás.
- Un bebé... - consigo articular. El nudo en mi garganta nunca había sido tan grande como ahora, quería decir algo más, pero nada en mí cobraba sentido ahora, ni mi boca, ni mi cuerpo, tampoco mi mente.
- Nuestro. - susurra. - Nuestro bebé. - Supongo que las lágrimas que empañaban mis ojos y corrían por mi rostro fueron las culpables de no permitirme apreciar como es debido la forma en la que ella me miraba, exactamente igual que lo hacia con su vientre.
Mis manos inconscientemente reaccionan, se mueven hacia delante y pronto se encuentran con sus caderas, con una delicadeza sobrenatural poso mis manos sobre ellas y la atraigo a mí, finalmente posando mis labios donde sus manos descansaron segundos antes, beso su vientre.
El tiempo se detiene, todo lo hace cuando percibo un pequeño latido, pequeño pero vigoroso, latir frente a mis labios. Un suspiro se escapa de mis labios. Vuelvo a besarla. Beso su vientre con delicadeza, de arriba abajo, de lado a lado... la sensación de que nunca podría aburrirme de ello era inmensa.
Entonces escucho un pequeño suspiro, mis ojos se abren y puedo notar como sus ojos son ahora un espejo de los míos. Rodeo una vez más su cuerpo con mis brazos, esta vez, ella cede y se sienta sobre mis piernas, quedando ahora a mi altura.
Su rostro cubierto de lagrimas era desmesuradamente precioso, y cada gesto, cada lagrima rodando sobre él la hacia ver tan perfecta... Mis ojos se encuentran con los suyos, y puedo sentir algo dentro de mí, algo primario y primitivo que me envolvía, me susurraba.
Acerco mi rostro al suyo, sus ojos se cierran. Entonces beso sus mejillas, borrando asi cada rastro de lagrima sobre su cara; beso las comisuras de su boca, saladas, también sus pómulos, salados, termino besando con extrema delicadeza sus párpados.
- Te amo. - susurro cerca de su oído al terminar con mi tarea. - Os amo. - hago especial énfasis en el "Os".
Sus ojos, tan brillantes como la llama de la hoguera que crepitaba a nuestras espaldas, me miran, tan delicados y llenos de amor que me era realmente complicado procesar que se trataba de algo real, ella era real, esto era real, nuestro amor también lo era... nada de sueños.
- Te quiero tanto ma'Tsahik. - le susurro otra vez. - Tanto...
Pero no puedo terminar mi frase, ya que sus brazos se abalanzan sobre mí rodeando mi pecho al descubierto, después reposa su cabeza sobre este.
- Siempre os protegeré. - hablo acariciando su cabello. - Hoy, mañana y por siempre.
- Te quiero skxáwng. - ella habla contra mi pecho. - Siempre te querré.
Mi alma se retuerce al notar cierto tono de despedida en sus palabras. Me obligo a no pensar mucho en ello y hablo.
- ¿Por fin me amas más que a la noche? - bromeo, recordando aquella conversación que tuvimos hace años, en esa cueva en la que ella me confesó que la noche se trataba de su primer y único amor. Fue en esa misma conversación en la que yo me di cuenta que ella sería mi primer y único amor, por siempre.
- Sí. - contesta ella echando su cabeza hacia atrás para poder mirarme. - Sí.
![](https://img.wattpad.com/cover/332589871-288-k379395.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Tanhì Taw ( Neteyam Sully )
Fiksi Penggemar━━━━━━━━━※━━━━━━━━━ Han pasado tres años tras la muerte de Neteyam y su familia trata de seguir adelante con su vida, pero de pronto, se ve interrumpida por una inesperada llegada. ━━━━━━━━━※━━━━━━━━━ ANTES DE LEER - La historia contiene varios sp...