16

1.3K 140 15
                                    

Rihia

Mis ojos se abrieron aun más tratando de procesar todo lo que estaba ocurriendo. ¿Temía perderme? Él me miraba, sin romper el contacto visual, esperando una respuesta por mi parte.

Entonces otra pregunta apareció ¿yo sentía lo mismo? He de decir que era agradable escuchar sus historias y aprender sobre su cultura, también era agradable tener a alguien que te hiciese compañía, aunque a veces se comportara como un completo bebé, pero ¿temía perderlo? Al ver que seguía sin contestar volvió a hablar.

- Yo... no sabía como decírtelo..., yo tampoco entendía lo que me pasaba al principio, pero... creo que te qu...

- Esto no era parte del trato - le solté la mano, a la vez que rompía el contacto visual. Pude sentir como lagrimas se acumulaban en mis ojos. - ¡Siempre igual, skxáwng! -dije ahora algo furiosa.

Pero ese sentimiento pronto fue sustituido por otro nuevo, una especie de culpa. Me sentí culpable al ver sus ojos apagarse tras mis palabras, que ahora expresaban una mezcla de dolor y confusión.

No podía hacerme esto, no a mi, no ahora; y cuanto más pensaba en lo que las palabras que acababa de mencionar traerían, más difícil para mi era contener las lagrimas en mis ojos.

Pero él, tan correcto como siempre, me abrazó, y eso fue suficiente para que mis esfuerzos fueran en vano y la primera de mis lagrimas cayese. Porque yo lo sabía, sabía que él se encontraba roto, pero aun siendo así, decidió ayudar a la causante de su dolor.

Neteyam

Sus palabras me dolían, ardían en mi, pero verla llorar me dolió aun más. Así que la abracé, porque lo último que quería era hacerla sufrir. Pareció calmarse ante mi tacto y poco a poco nos fuimos separando, finalmente volví a mirarla a los ojos, quería, no, necesitaba, una señal que me indicase que esto no había sido más que un malentendido.

Su mirada estaba sobre mi, ahora parecía más calmada, y de repente, sin ser muy consciente de mis actos, como si la brisa que nos rodeaba me lo susurrara, recorté la poca distancia que se encontraba entre ambos.

Esperé unos segundos, a que ella se apartase, necesitaba que lo hiciera, para así poder destruir la pequeña esperanza que aun albergaba en mi interior, una esperanza que me decía que ella sentía lo mismo por mi.

Pero no lo hizo, simplemente bajo su mirada a mis labios para después volver a mis ojos.

Entonces cerré mis ojos y finalmente uní mis labios con los suyos. El beso era lento y delicado, el tacto de sus labios era delicioso, como si fuese algo que ansiaba devorar. Poco a poco el beso subió su intensidad, y no pude ignorar el creciente deseo por ella que me invadía. Así que rodeé su cintura con mis manos acercándola más a mi, ella a su vez, posó una de sus manos en la parte trasera de mi cuello profundizando más el beso.

La falta de aire provocó que nos separásemos. Esta vez la volví a mirar, sin quitar mis brazos de su cintura.

- Te veo - dije con la respiración agitada. Ella sonrió ante mis palabras.

- Te veo mi skxáwng. - dijo ella y pude ver sus ojos brillar más que nunca.

Su mirada se desvió de mi y pude fijarme a que se debía. Los atokirina' ahora nos rodeaban más de cerca y brillaban junto al resto de plantas y arboles de Pandora. Extendió una de sus manos y una de las semillas de posó sobre ella, y mientras ella la observaba sonriente, yo no podía evitar mirarla a ella.

Con cuidado cogí mi tswin con una de mis manos y sonreí al ver que ella imitaba mi acción con la suya.

- ¿Confías en mi? - pregunté captando toda su atención.

- Siempre. - contestó, y de alguna manera, algo dentro de mi sabía que era sincera.

Finalmente completamos el tsaheylu, nos conectamos, ambos cerramos los ojos ante la placentera sensación que nos invadía; sentir su corazón latir tan rápidamente junto al mío, sentir su dificultada respiración debido a sus jadeos mezclarse con la mía... era sin duda la mejor sensación del mundo.

Podía ver múltiples recuerdos, sentir su sangre correr por sus venas, vivir todas sus sensaciones como si fueran mías...

Sentí como su mano rozaba la mía y tras abrir los ojos no pude evitar lanzarme sobre ella, esta vez besándola más apasionadamente. Ella me acariciaba desesperadamente, pidiéndome más, ambos necesitábamos más. Rodeó mi cintura con sus piernas en un intento desesperado por conseguir más contacto.

Bajé mis besos por su cuello que dieron a parar a su clavícula, ella por su parte echó la cabeza hacia atrás dándome más espacio para ello. Rodeé su cintura con mis brazos y me levanté del lugar con ella encima, al principio pude ver la sorpresa en su mirada, pero pareció relajarse al instante.

Me sumergí en el rio que se encontraba junto a nosotros, ese que tantos recuerdos me traía. Apenas cubría, ya que era de bastante poca profundidad. Ella se encontraba ahora sobre mi regazo y recorría mi cuello dejando pequeñas marcas en él. Mis manos recorrían todo su cuerpo y el refrescante rio ya no era suficiente para contrarrestar el calor que sentía.

Dirigí una de mis manos a su cuello para desatar la prenda ceremonial que llevaba en la parte superior, no sin antes mirarla a los ojos en busca de su aprobación, a lo que ella levantó los brazos facilitando la acción...

Rihia

Giro mi cabeza y ahí lo veo, dormido a mi lado. Antaño me acostumbraba a observarlo dormir durante las noches, pensando que suponía un peligro para el clan, pero nunca había sido como ahora, no, nunca antes lo había observado tan de cerca.

Parecía feliz, no estoy segura si una persona puede dormir feliz, pero él lo parecía. Su respiración se veía tranquila al igual que los movimientos de su cola, que eran los justos parar poder espantar a los insectos que nos rodeaban. Su pelo aun se encontraba mojado, pero no parecía molestarle en absoluto. Dormía tranquilo, despreocupado, como si confiara en que nada malo le podía ocurrir.

Entonces, y en contra de mi voluntad, una lagrima se deslizó por mi mejilla hasta caer al suelo. Sentía que el mundo a veces era tan injusto...

Dos ideas eran las que me hacían imposible conciliar el sueño; no es que me arrepintiera de lo ocurrido esta noche, Eywa sabe que nunca lo haría, pero estaba segura de que me arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer.

Respiro profundamente tratando de mentalizarme a mi misma de lo que me disponía a hacer. Acerco mi mano a mi cintura y desenfundo el cuchillo que llevaba atado a ella, con sumo cuidado me incorporo acercándolo amenazante al cuello del que ahora era mi compañero. Pero mi vista se vuelve a nublar debido a las lagrimas que cubren mis ojos. Maldigo silenciosamente y guardo el arma en su lugar.

No quería hacerlo, pero debía. Si no lo hacia, si no terminaba con la vida de ese skxáwng, estaría traicionando a mi clan, a mi pueblo, a mi gente... estaría fallando a mi cultura, y eso me llevaría al exilio. Si no mataba a este skxáwng le fallaría a mi futuro. Pero no podía matarlo, no de esta manera, no me parecía justo, el merecía una muerte algo más digna, me repetía constantemente.

Volví a mirarlo, seguía descansando a mi lado, despreocupado. Entonces pensé en la manera en la que él debía confiar en mi para llegar al punto de pensar que nada malo le pasaría si dormía a mi lado. Cansada tanto física como mentalmente decidí descansar al igual que él, así que me tumbé a su lado.

Siento como con su brazo rodea mi cintura acercándome a él, yo no pongo resistencia, hasta que finalmente mi espalda choca contra su pecho.

- Nga yáwne lu oér - susurró en mi oído para después depositar un suave beso en mi cabeza.

Sin duda alguna, ese fue el "yo te amo" más doloroso de toda mi vida.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora