Rihia
Mis puntiagudas orejas se mueven al escuchar a alguien aproximarse. Abro los ojos y miro hacia la entrada; es Ao'nung. Me sorprende el ver que detrás de esa tela que separa el exterior del interior, no entra apenas luz. ¿Qué hora se suponía que era? ¿Tan larga había sido la cabezadita?
Al verme despertar sonríe en forma de saludo pero no dice ni una sola palabra. Entre sus manos trae una cesta repleta de pescado asado, que ha decir verdad, olía de maravilla. Él se sienta frente a mí, apenas a un metro de distancia, y tras dejar la cesta en el espacio que había entre ambos se dispone a degustar la parte de la cena que le pertenecía a él. Yo por mi parte hago lo mismo.
- Mhmm... - saboreo ruidosamente ya que el silencio en el marui era cada vez más pesado. - Exquisito.
Pero él no habla, sigue comiendo como si nada, ignorando el hecho de que yo me había dado cuanta de que algo no iba de todo bien.
- Mhmm... - repito esta vez más exageradamente.
- ¿Vas a seguir así toda la noche? - pregunta, por fin, él.
- Solo hasta que me digas que es lo que ocurre. - comento.
- No se a que te refieres. - afirma él, desesperándome.
- No te hagas el tonto pescadito y dime porque estas tan callado. - exijo.
- ¡Aghh! - finge que una daga se incrusta en su pecho. - No sabía que estábamos insultándonos, espera, déjame pensar... - hace como que piensa en algo aunque sea obvio que no. - Mono salvaje, devoradora de arena, la asesina de las flech...
- Estúpido - le pego suavemente en el hombro, él no hace más que reír.
- ¿Sabes que? - otra carcajada. - Sí, flechas esta bien. - yo ruedo los ojos ante el comentario haciéndolo reír aun más.
- Esta bien, pescadito, me vas a decir que es lo que ocurre. - cambio de tema.
- No, no es nada importante. - una pausa. - Flechas.
- Haré como que te creo. - respondo.
Esta vez el silencio vuelve a inundar el marui, gracias a Eywa, esta vez al menos no era tan incomodo como el primero.
- ¿Cómo lo has hecho? - pregunta de la nada.
Yo necesito varios segundos para caer en lo que se refería.
- ¿Crees que una mujer no es capaz de vencer al gran Toruk Makto? - pregunto yo.
- No, no es eso. - dice, sus orejas se echan hacia atrás avergonzado. - No es eso a lo que me refería.
Yo ya lo sabia, pero quería hacerlo sufrir; solo un poco.
- ¿Entonces a que te referías?
- Yo... - parece esforzarse por encontrar las palabras correctas. - Ya no es solo por lo ocurrido esta mañana; aquel día, cuando luchaste contra aquellos avatares... Eres buena, muy muy buena.
Los movimientos de su cola aceleran.
- Bueno, es lo que tiene el ser guerrera. - digo obvia, porque a estas alturas ese parecía ser un detalle que la mayoría olvidaba.
- Yo también soy guerrero. - afirma, serio. - Yo no habría sido capaz de haber hecho lo que tú.
Entonces un silencio vuelve a invadir el espacio entre ambos.
- Quiero que me enseñes. - dice en algo similar a un susurro.
Esta vez soy yo la que se queda callada, pensando en lo que acababa de decir.
- Yo, antes o después, me convertiré Olo'eyktan, seré el líder y protector de estas tierras, y si no estarás aquí cuando eso suceda, si es verdad lo que dices y huyes... me gustaría pelear, no como tú, ya que parece realmente imposible, pero me encantaría poder aprender al menos un poco de lo que tú sabes.
- Para proteger a tu pueblo. - digo en un susurro.
- Sí. - dice con su mirada clavada en la mía.
Entonces la temperatura que era relativamente agradable hasta ahora parece subir asfixiándome. Siento como mis labios se secan bajo su atenta mirada, obligándome así a pasar mi lengua por ellos. El metro de distancia que se interponía entre nosotros era cada vez más y más escaso dándome la oportunidad de apreciar de manera más detallada al primogénito de los lideres.
Su cabello, completamente negro y ondulado permanecía atado en una especie de recogido, aunque este no podía detener unos cuantos mechones rebeldes que caían sobre sus poderosos hombros. En uno de ellos, al igual que Neteyam y muchos otros Metkayina, un detallado tatuaje se encontraba, con intrincadas y suaves curvas, unas que tentaban a ser recorridas una y otra vez.
La cercanía entre ambos era tal que era capaz de distinguir pequeñas motas amarillentas en los ojos del Metkayina. Veo como la cola de Ao'nung se mueve cada vez más impaciente, y en un intento por reducir el espacio entre ambos aparta la gran cesta que hasta ahora se encontraba entre nosotros.
Su mirada estaba fija en mí, y sus pupilas completamente dilatadas. La distancia entre ambos era tan reducida que incluso diría que los dos inhalábamos del mismo aire. Veo como su mirada se desplaza hasta mis labios, despacio...
Entonces llevo mi mano a su cuello, lo deslizo hacia la parte trasera, cerca de su nuca, y en un rápido movimiento agarro su trenza y tiro de ella hacia atrás. Él suelta un pequeño gemido debido al dolor y cae de espaldas al suelo; aprovecho la ocasión para subirme a horcajadas sobre él inmovilizándolo.
- Primera lección; nunca bajes la guardia. - digo con una sonrisa ladina en mi cara.

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Tanhì Taw ( Neteyam Sully )
Fanfiction━━━━━━━━━※━━━━━━━━━ Han pasado tres años tras la muerte de Neteyam y su familia trata de seguir adelante con su vida, pero de pronto, se ve interrumpida por una inesperada llegada. ━━━━━━━━━※━━━━━━━━━ ANTES DE LEER - La historia contiene varios sp...