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Neteyam

En el mismo instante en el que entramos a una especie de cueva, irónicamente luminosa, repleta de pequeñas escrituras, símbolos y dibujos en sus paredes, todos nosotros, sin excepción alguna, dejamos de forcejear, de pelear contra esos agarres imposibles. Una parte de mi diría que se debía al asombro ante la cruda belleza de aquel lugar, sin embargo, otra me susurraba que no tratara de engañar a nadie, que en el fondo de nuestro ser, el temor por nuestras vidas era lo que nos había hecho enmudecer.

La cueva constaba de varias galerías internas, algunas más pequeñas que otras; algunas de ellas contenían armas, en otras guardaban desde medicinas y tónicos hasta venenos y plantas medicinales capaces de combatirlos, algunas otras se usaban simplemente como lugares de paso, en las que las paredes descansaban repletas de figuras y frases.

Pese a que las numerosas entradas a la cueva y agujeros en el techo dejaban pasar bastante luz, había zonas que inevitablemente terminaban quedando en la oscuridad; fue cuando cruzamos uno de esos tramos cuando entendí el por que el pelo de estas na'vi era de un blanco tan claro, el por que de su piel azul un poco más clara que la nuestra, el por que los puntos que recorrían su cuerpo además de ser más que los nuestros tenían la capacidad de regular su intensidad de brillo...

Todo por la evolución y adaptación a su entorno; algo que definitivamente era mucho más lógico que las historias de Ronal en las que justificaba todas aquellas características con que eran seres semi-puros, expulsados por la mismísima Eywa del más allá. Entonces también supuse que el color de sus ojos no se debía a sus sed por sangre de machos, algo que se mencionaba en muchas de las antiguas leyendas.

Finalmente llegamos a la que sin duda era la zona en la que se daría la sentencia de nuestra muerte, ya que, de todas las galerías esta era la más grande y aparentemente lujosa; cada una de sus entradas custodiada por numerosas guerreras.

- ¡Kinamtil! - (¡De rodillas!) Gritó una de las guerreras.

- ¡Kllte! - (¡Al suelo!) Gritó una segunda, al ver que no reaccionábamos.

Yo me agaché, poco a poco, no pretendía asustarlas. El resto, al ver mi acción, parecieron entender que era lo que nos pedían, así que terminaron imitándome hasta que todos, quedamos de rodillas frente a nuestras captoras.

Giré mi cabeza con brusquedad al sentir como una mano rozaba mi cadera, segundos después el cordón de canciones de Rihia ya no estaba ahí.

- ¡Hey! - dije, salió de mi como un impulso, viendo a la na'vi inspeccionar el cordón.

Esta pareció escucharme, a lo que se acercó a mi para susurrarme.

- Esto, - dice señalándolo. - me lo quedo. - una sonrisa adornaba su cara.

Yo, consciente de que mis manos estaban siendo inmovilizadas, escupí. Literalmente. Escupí frente a esa sonrisa burlona que tanta rabia me causaba.

Para cuando quise darme cuenta de que aquella na'vi, a diferencia del resto, si sabía hablar nuestro dialecto... la otra na'vi que me sostenía ya me había proporcionado un buen golpe en la columna vertebral, consiguiendo hacer que me retuerza de dolor.

- Vrrtep. - (Demonio.) Dijo indignada limpiándose la cara.

De un momento a otro se escuchó ajetreo, pasos aproximándose desde la galería contigua, fue entonces cuando absolutamente todas las guerreras parecieron recordar a lo que venían, posicionándose firmes, en sus puestos. Los instantes siguientes... aun me cuesta creer lo ocurrido.

Por una de las entradas irrumpe en la estancia una na'vi; su vestimenta, negra, de cuero, piel de Viperlobo juraría, toda ella de aspecto astuto, amenazante y poderoso, muy muy poderoso. Restos de pintura surcaban su piel, prueba suficiente para deducir que se trataba de una guerrera que había participado en la reciente batalla. Pero era más que eso...

A juzgar por la forma en la que el resto la miraban, en como cada una de las presentes agachaba su cabeza a su paso...

- Oél ngáti kámeie, ma'Tsahik. - saluda la na'vi a la que acababa de escupir.

Miro a los lados, muy discretamente, y consigo ver la cara de perplejidad, de incredulidad, en mis amigos y hermanos.

- Oél ngáti kámeie, ma'Tsahik. - saludan el resto de las guerreras a su Tsahik, la misma a la que yo mismo un día llamé "Mi futura Tsahik".

"Futura líder de Pandora"

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NOTA DE: La escritora

A: Vosotrxs, queridos lectores

Me pasaba por aquí para daros las gracias a todxs por vuestro apoyo; cada pequeño gesto como leer, comentar y votar en mi historia me hacen muy feliz.

Solo quería avisaros de que acabo de dar comienzo a mis vacaciones de verano, por lo que las actualizaciones las próximas dos semanas no serán tan frecuentes.

¡Os deseo unas divertidas vacaciones!

¡Hasta pronto! ;)

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora