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Neteyam

La noche había sido sin duda larga. No podía dormirme. Por muy cansado que estuviera me era imposible cerrar los ojos y dormir, ya que cada vez que lo hacía un recuerdo del pasado venía a mi mente; como cuando papá nos contaba sus aventuras antes de acostarnos, Tuk pidiéndome que la cargara encima, Lo'ak y Kiri discutiendo... con cada recuerdo me desvelaba cada vez un poco más. Los echaba de menos, a todos ellos; también extrañaba a los Metkayina.

Sentía algo en el corazón, cálido, intenso, era esperanza; esperanza a encontrarlos, a que todos estén sanos y salvos, a que todo vuelva a ser como antes... Rezo a Eywa, solía a hacerlo a diario, pero esta noche rezo con más intensidad y finalmente consigo quedar dormido.

Ya era por la mañana y decido dirigirme hacia un rio no muy lejano al refugio. Es al primer sitio al que decido ir ya que es de los pocos lugares que se que ella también conoce, puede que con un poco de suerte la encontrara ahí.

Pero, claro que no estaba ahí; a si que decidí aprovechar el haber ido hasta allí y me dispuse a pescar algo. Estoy tensando la cuerda del arco, apunto a un pequeño pez amarillo y me dispongo a disparar. Si, me costó varios días darme cuenta de que por alguna extraña razón los peces más pequeños son los que más alimentan aquí, la pega es que son bastante escurridizos y complicados de pescar. La cosa es que dé repente escucho algo a mis espaldas, un ligero movimiento entre la maleza, pero es demasiado tarde, porque cuando me doy la vuelta ya la tengo sobre mi.

- A ti que te pasa? - pregunté indignado tratando de soltarme de su agarre.

- No aprendes skxáwng - dijo con una sonrisa en la cara. - Que hacías? - me pregunta curiosa inspeccionando mi arco.

- Al lado de un rio con un arco... - dije - se te ocurre algo? - pregunté, pero seguidamente levantó una de sus manos me dio un no tan suave golpe en la cabeza. No lo dijo en alto pero pude ver en su mirada que le parecía estúpido lo que acababa de decir.

- Tienes mucho que aprender - concluyó y me soltó de su agarre. Se puso de pie y sin añadir nada más se adentró en el bosque. Me levanté rápido, recogí mi arco y corrí tras ella.

Simplemente andábamos, subíamos arboles, nos balanceábamos entre las ramas, corríamos, saltábamos, cruzábamos riachuelos que en todos los meses que llevaba aquí no había visto jamás...

- Y que es lo primero que me enseñaras? - pregunté - Tu clan, a montar alguna de las criaturas de la zona...? Aquí conocéis a los Ikran? Son criaturas magnificas, son grandes y vuelan, hay de distintos colores... - estaba explicando cuando me cortó, puso una de sus manos sobre mi boca e hizo un gesto para que me callara.

- Quieres ir muy rápido skxáwng, para pelear tienes que saber correr, para correr tienes que saber andar, para andar tienes que saber gatear... tu skxáwng, tu apenas sabes gatear. - concluyó.

- Te entiendo pero... - me volvió a interrumpir.

- No lo entiendes, cierra tu boca y abre tus orejas - dijo mirándome fijamente, despacio lo hice, me miró satisfecha. - Ahora sígueme skxáwng. - Y echó a correr, iba a recordarle que mi nombre era Neteyam, pero no lo hice, simplemente la seguí.

La tarde fue entretenida, paso muy rápido; me enseñó a distinguir ciertos tipos de bayas, voy a ser sincero mañana no me acordaré ni de la mitad, pero supongo que es algo que se aprende con el tiempo. También me di cuenta del increíble sentido del oído que tiene, ya que a insistido mucho en que mis pisadas son ruidosas y de hecho esa a sido mi primera lección, aprender a andar en silencio, que lugares pisar, cuales no... y sin darme cuenta se hizo de noche.

Ella se encontraba junto a uno de los muchos riachuelos que hemos cruzado, estaba lavando unas bayas para después poder comérnoslas. De pronto mi vista se desvió a unas preciosas flores no muy lejos de mi; brillaban en la oscuridad, como muchas otras, pero estas habían llamado mi atención. Me di cuenta de lo mucho que se parecían a ella, eran de un azul claro decoradas por pequeños puntitos blancos, como los pequeños copos de nieve que adornaban su cara y cuerpo y la hacían brillar por la noche, yo también tenía algunos, pero no tan blancos, además, dentro de la flor se encontraban finos hilos de polen color purpura, estos eran del mismo tono que sus ojos, realmente llamaban la atención, algún día le preguntaría si es algo típico del clan.

Rihia

Lo había dejado solo durante un momento, solo un momento mientras limpiaba una bayas que luego comeríamos, cuando me lo encuentro a punto de arrancar una Sueño de Luna. Corro hacia él y lo aparto.

- No toques - le gruño.- Son Sueño de Luna, sagradas para el pueblo Huyuticaya, esta prohibido arrancarlas, no son muchas las que habitan este bosque y solo se usan en ocasiones importantes. - le explico. - Esta flor solo se les da a personas que son muy importantes para ti, ya estén vivas o muertas, en un nacimiento, en un funeral... son para ocasiones especiales y personas muy especiales, no hay que desperdiciarlas. - escuchó atentamente cada una de mis palabras.

- Lo siento - se disculpo, bajando la mirada.

- Esta bien - dije, haciéndole levantar la mirada con una de mis manos. - No lo sabias, esta bien. - Me separé de él, agarré una de sus muñecas y comencé a andar. - No te pierdas skxáwng! - Mis pasos se hicieron rápidos, pronto lo conduje a uno de los arboles milenarios de la zona, eran mis favoritos, ya que sus anchas ramas y grandes hojas eran muy útiles si te encontrabas cansado y necesitabas echarte una cabezada, además, Metya y yo teníamos la costumbre de hacer pick-nicks en ellas, hace años claro.

- Toma - le ofrecí un puñado de bayas - las amarillas son las más grandes, las azules las que más hidratan, y las rojas... bueno estas son mis favoritas, pruébalas! - lo animé. Y eso hizo.

- Mmmh están buenísimas -dijo y buscó más en su mano, al ver que no tenía miró las mías de reojo.

- Ni se te ocurra, no pienses que te voy a dar... - pero no tuve tiempo de terminar la frase ya que se disponía a robarme mis bayas favoritas. - Aparta skxáwng! - exclamé entre risas, ya que trataba de inmovilizarme sin éxito, justo antes de que acercara su mano a mis bayas me las metí todas a la boca y me las trague sin pensarlo.

- Ohhh vamos! - exclamó indignado.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora