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Rihia

Me encontraba en el interior de mi marui aprovechando mi tarde libre; y sí, con aprovechar me refería a reparar flechas que se habían dañado con el tiempo y a afilar mi cuchillo, listo para cualquier combate.

La luz del sol se filtraba entre las paredes del marui creando claro-oscuros en el interior de este. Yo me encontraba en una zona sombreada, ya que aunque llevase un par de semanas aquí, se me hacia imposible acostumbrarme al calor del sol pasado el mediodía.

Mientras tallaba una nueva flecha mi mente empezó a divagar y varias preguntas empezaron a bombardear mi mente.

¿Por cuanto tiempo más me quedaría aquí? Hacía tiempo que no veía al skxáwng ¿Dónde estaría ahora? ¿Seguiría en su rehabilitación con aquella na'vi? ¿Cuál era su nombre?¿Arslenia? ¿Arrela? Bueno, que más daba.

Y como si lo hubiera invocado mentalmente, la puerta del marui se abre dejando ver a Neteyam entrar en este. Cierra la puerta a sus espaldas.

- Kaltxì - saludo sin levantar siquiera la mirada de mi tarea.

- Kaltxì - dice aproximándose hasta quedar frente a mi, yo sentada, él de pie.

Entonces dejo la flecha en la que estaba trabajando a un lado y despacio, levanto la cabeza hacia arriba. Me encuentro con unos dominantes ojos ambarinos, observando cada uno de mis movimientos muy detalladamente. Puedo apreciar cierta molestia en su rostro, una que debería intimidarme o advertirme de lo que estaba por venir, pero esta vez mi cuerpo pareció tener una reacción completamente distinta ante ello; me gustaba verlo así, era incluso... tentador.

Su oscuro pelo caía informalmente sobre sus trabajados hombros, unos que me invitaron a viajar por el relieve de sus brazos, estos también musculosos y algo tensos debido a que se encontraban cruzados. Mis ojos cayeron hipnotizados en sus manos, grandes y hábiles, y no habría salido de ese trance de no ser por el exquisito olor que emanaba su cuerpo.

Puedo sentir como mis pupilas se dilatan y el calor que me invade comienza a parecerme terriblemente sofocante. Humedezco mis labios pasando mi lengua por ellos, un movimiento involuntario. ¡Por la mismísima Eywa! ¿Cuánto tiempo llevaba sin verlo, sin tocarlo, sin sentirlo...?

- ¿No vas a decir nada? - me pregunta. ¡Por Eywa! Esa voz, si volvía a usarla me derretiría al instante.

- No sé a lo que te refieres. - digo contoneando mi cola de lado a lado.

- ¿Ah, no? - dice con voz ronca.

Yo no respondo, me limito a negar para después romper el contacto visual y volver a mi tarea.

Entonces veo a este proferir una risita grave para si mismo y agacharse quedando a mi altura. Sus manos envuelven las mías y me arrebatan la flecha en la que llevaba un tiempo trabajando. Con sus pulgares empieza a acariciar en círculos la parte externa de mí mano.

- Dime, yawne, ¿has estado entretenida estas últimas semanas? - me suelta, provocando que dejara de respirar por al menos una milésima de segundo.

Él lo sabe. Sí, estaba claro que él sabía de lo que hablaba, y estaba dispuesta a matar a cualquiera de esos dos estúpidos cuando descubriera cual de ellos había hablado de más. Caigo en la cuenta de que no estoy respondiendo a su pregunta por lo que decido hacer lo más sensato; contraatacar con otra pregunta.

- ¡Vaya! Veo que tú rehabilitación a ido de miedo, ¿Qué tal con tu ayudante? Parece realmente amable.

Veo como sus orejas se mueven, nerviosas, cosa que realmente me molesta ya que ¿por que tanto nerviosismo? Él parece percatarse de ello, así que en un intento por calmarme, supongo, intensifica los movimientos circulares en mí mano.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora