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Ao'nung

- ¡Por la gran madre! - exclama Tsireya al vernos cruzar el arco que daba a la galería central en la que se encontraban. - Dijisteis que iba a ser algo rápido, pero la espera... se me ha hecho eterna. - dice angustiada aferrándose a mí en un abrazo; uno muy distinto al que había compartido con la Huyuticaya hacia unos minutos, me recordé.

Aun sin sepárame del abrazo de mi hermana, pude observar como Neteyam y Rihia se abrazaban también el uno al otro, y pude presenciar la misma angustia en los ojos del Omaticaya, una que no hizo más que crecer al percatarse de los ojos ligeramente enrojecidos de su compañera. Él no comentó nada al respecto, pero sabía que lo había notado.

Mentiría si dijera que no me dolía, algo en lo más profundo de mi ser, al ver aquella escena; por lo que a su vez me obligué a recordar que ella lo amaba tanto como él la amaba a ella, tanto como yo mismo la amaba... asi que empujé al fondo de mi mente cualquier pensamiento egoísta y tras sacudir levemente la cabeza, conseguí mi propósito.

- ¿Cómo ha ido... - pero Kui'la no pudo terminar su pregunta cuando otra guerrera irrumpe alteradamente en la galería.

- Ma'Tsahik, - se dirige rápidamente a Rihia. - ayfo pähem ¡Ayfo 'eko! - (Ma'Tsahik, ya han llegado ¡Nos atacan!) Yo no entendía una sola palabra, pero a juzgar por las caras de Neteyam, Rihia y Kui'la... ver como el miedo se apodero de todos ellos...

- ¿Peseng? - (¿Donde?) Rihia pregunto algo, que tampoco entendí.

- Ayfo tok lok, txan. - (Están cerca, demasiado.) Su expresión ahora era devastadora.

Harto de no entender nada busqué con urgencia la mirada de Rihia, que al encontrarse con la mía dedicó un gesto rápido Kui'la, que esta pareció entender al instante.

- Acompañadme. - dijo, su voz no daba lugar a discusión, así que eso fue lo que hicimos, nos retiramos junto a ella a la pared sur de la cueva. Entonces, ya alejados de donde Rihia se encontraba, habló. - La guerra a comenzado, los primeros ataques ya han sido detectados, nos atacan desde el norte, se abren paso con gran rapidez.

- ¿No hay algo que podamos hacer? - habla Lo'ak.

- Están demasiado... - pero Neteyam la interrumpe.

- Cerca... sí - una pausa. - Pero si somos rápidos, si empezamos ya... puede que podamos evacuar...

- No, ya lo has escuchado tú mismo, muchacho. Están demasiado cerca, los tenemos encima, es cuestión de minutos que den con la aldea y comience la masacre.

- Pero Net' tiene razón. - habla Kiri, que había permanecido muy callada hasta entonces. - No todas podrán ser evacuadas, pero al menos las más ancianas, las más jóvenes...

- Es demasiado tarde. - dijo cortante, dando a su vez por terminada la discusión.

Rihia

- 'Awsiteng frapo olo' tskxe kxamtseng. - (Reúne a todo el clan en la Roca Central.) Ordeno intentando sonar autoritaria. - ¡Nìwin! - (¡Rápido!)

- Txo, Ma'Tsahik. - (Sí, Ma'Tsahik) Habla la que es segunda mi segunda al mando encaminándose hacia la oscuridad de aquellos pasillos.

Apenas tengo tiempo para pensar en lo que tendría que hacer ahora, a donde dirigirme, que decir... cuando un grupo de exploradoras arrastran lo que parecen ser tres rehenes hasta mi.

- Fìpo tok mìfa olo' , Ma'Tsahik. - (Hemos encontrado a estos traspasando los límites de nuestra aldea, Ma'Tsahik.) Informaba la más joven de las exploradoras.

Yo ni siquiera necesitaba que quitaran esas telas de sus cabezas para saber quienes se encontraban esposados y ahora de rodillas frente a mí.

Me acerco a uno de los rehenes, después destapo cuidadosamente su cabeza.

- Rihia... - dice el na'vi frente a mi, claramente sorprendido de verme, yo acerco mi cuchillo a sus muñecas desatándolo.

- Jake Sully. - hablo yo, mirándolo fijamente, este sin levantarse aun del suelo.

Entonces me muevo a su derecha, para hacer exactamente lo mismo con la na'vi que se encontraba ahí, esta un poco más recelosa y agresiva, al menos hasta el momento en el que sus ojos me reconocieron. Neytiri.

Repetí la acción con el gran na'vi que los acompañaba, una mezcla entre miedo y sorpresa fue lo que pude encontrar en los ojos de Tonowari, el Olo'eyktan de los Metkayina.

Las exploradoras no me quitaban un solo ojo de encima, tampoco a sus rehenes, suponía que temerosas de que ahora fueran libres. Aun y todo, no cuestionaron ninguna de las decisiones que yo tomaba.

Tampoco lo harían, me recordé a mi misma; a fin de cuentas yo era su Tsahik.

- Tsun hum, masmuké, oe kllfro' sat. - (Podéis retiraros, hermanas, yo me encargo de ellos.) Digo sin desviar la mirada a ninguno de los tres adultos a nuestros pies.

Estas ni siquiera hablaron, simplemente obedecieron mi orden, una asentimiento de cabeza fue despedida suficiente.

- Bienvenidos al clan Huyuticaya.

Tanhì Taw ( Neteyam Sully )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora