Capítulo 38

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-¿Cómo puede gustarte esa película? –señalo la pantalla mientras dejaba caer unas palomitas de maíz en mis sabanas.

-no le veo nada de malo que me guste Divergente –me encogí de hombros. Comencé a limpiar los restos de palomitas en mi ropa.

-no es Divergente, es la película. Por Dios eso no pasa en la película –se queja, justo pasaba la parte en la que Tris fue atacada.

No podía imaginarme que algún día conocería a una persona que sería capaz de pasar todo el tiempo de una película criticando o diciendo frases de ellas en cierto momento. Puedo decir que yo soy igual pero ya me había cansado de criticar Divergente así que me puse a pensar que quizá no es el libro, es una inspiración.

-sé que eso no pasa, al menos no de esa manera.

Bufó restándole importancia y se llevó un vaso de Coca-cola a la boca. Seguimos viendo un poco más la película  y mientras transcurría me daban las mismas ganas que Harry de decir que es lo que pasaba y que era lo que no.

Me parecía algo realmente divertido. Sam solía cansarse escuchando mis quejas cuando se estrenaba alguna película en la que yo ya había leído el libro, recuerdo que desde ese momento ella había jurado no regalarme un libro para mi cumpleaños o alguna festividad, al menos no uno que tenga posibilidad de tener una película. 

El reloj de mi mesa de noche apuntaba ya las nueve de la noche. No era exactamente tarde pero me moría de sueño, la niñita tenía una energía tremenda que me quede sin palabras. Harry seguía viendo la película, maso menos el final. No quería interrumpir su concentración asi que camine a mi armario y busque mi pijama, entre al baño dando una pequeña mirada a Harry.

Al salir me lleve la sorpresa de que Harry estaba limpiando las palomitas que cayeron en la cama, me sorprende lo ordenado que es. Luego, por alguna extraña razón, me recordé que él no tenía nada de comida en su casa. Me preguntaba porque pero decir eso era hacer que él se molestara o se saliera con la suya diciéndome que no es importante.

Ir a su casa ahora no es buena idea, muero de sueño y no le concederé su capricho. Me acerque y el levanto la mirada hacia mí, vi la pantalla y note que estaba el inicio de otra película, La Cenicienta.

Me sonroje en ese instante, no tiene por qué ver eso si no quiere, aparte de eso, me avergüenza que haya sabido algo que jamás le diría a alguien.

-creí que pudiéramos verla –dijo.

-no –dije de golpe, me sonroje aún más por mi arrebato y tocí falsamente –ya es hora de dormir, puedes ver otra si quieres, yo solo quiero acostarme.

Por alguna razón el sonrió travieso, entendí su mensaje de alguna manera y más sonrojada no podía estar, rodé los ojos y comencé a deshacer las sabanas, me metí debajo de ellas.



Escuche los pasos de Harry hasta el DVD y alcance a ver solo un poco que había cambiado de película. Era Mamá. Odio las películas de miedo.

El Boxeador Es MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora