Extra sorpresa

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Harry.

Estaba nervioso. Joder, vaya que lo estaba. Mis manos sudaban de una manera que yo consideraba ridícula. Hoy era el día definitivo, tenia que haber respuesta hoy, ya no podía tolerar la espera.

Tras tanto tiempo he de admitir de una manera vergonzosa que he rogado mas veces de lo que quisiera decir. Jade era una mujer muy segura de sí misma y sus respuestas o ideas es difícil de cambiar. Claro que  cuando llegue a su vida todo cambió, yo era una persona con facilidad de persuadir a los demás. Sin embargo en esto siempre fallé.

Le había pedido matrimonio a Jade infinidades de veces y había recibido siempre la misma respuesta.

–tenemos mucho tiempo por delante. Quizá algún día —su voz tenia un toque de vergüenza y sus mejillas la delataron.

Claro que esa primera vez no había sido previamente planeado. Estábamos en la cena de navidad con mi madre y la suya, los fuegos artificiales habían sido lanzados anunciando la navidad y Jade estaba emocionada por verlos. Estábamos tomados de las manos y recuerdo claramente que la vi y me vinieron a la mente todas aquella infinidad de razones por la cual me enamoraba de ella cada día mas, y pensar no tenerla nuevamente le haría un daño mas profundo a mi corazón.

Después de eso entendí sus razones sin ser mencionadas y no discutí ni un insistí hasta unos meses después cuando nos fuimos de viaje con Cody y Sam. Me había  vuelto a rechazar y a compensármelo con caricias en la noche como solo ella sabia hacerlo.

–al memos vivamos juntos, podemos quedarnos en mi casa o buscar otra, pero quiero tenerte conmigo todos los días —acaricié su espalda desnuda haciendo figuras sin patrón exacto. Ella acariciaba mi mandíbula.

Después de esa semana volvimos y empezamos su mudanza. Jade dio la única condición y era hacer de mi casa un dulce hogar, si es que aún era posible. No es que lo fuera o no, es solo que siempre había sido una casa de hombre soltero, sus paredes desnudas fueron cubiertas con fotos familiares y de nosotros.  Al principio me había negado pero verla emocionada por la remodelación me venció y acepté sin protestar.

Y así pasó, insistencia tras otra, llegó a ser mas frecuente. En casa un domingo por la mañana o en un martes luego de buscarla en su trabajo. Incluso cuando nos dábamos un baño juntos o cocinábamos la cena. Siempre era un "algún día, amor".

No había imaginado que algún día estaría como estoy ahora: nervioso por una cena de aniversario. Si alguien me hubiera contado esto muchos años atrás me hubiera reído tan fuerte que me hubieran salido lágrimas y un dolor fuerte de estómago.

El romanticismo no era parte de mi pero era algo que Jade me hizo descubrir. Deseaba siempre demostrarle lo que sentía por ella, con palabras o hechos. Claro que no fue lo único que descubrí, sino que también podría ser rechazado mas veces de lo que cualquier hombre con orgullo aguanta.

Una parte de mi moría de miedo, había decidido que seria la última vez que se lo pediría en mucho tiempo. Hace mas de dos meses que no le he dicho nada y parece ella un poco mas relajada. Me sentía mal por eso, no sabía si ella quería pasar el resto se su vida conmigo como yo lo quería. Tal vez no compartíamos los mismos ideales en ese sentido aunque yo no creía en los casamientos hace mucho tiempo debido a la historia de mi madre. Pero había pensado que yo nunca sería como mi padre, que yo amaría a esa mujer con toda mi alma y jamás seria capaz de tocarla indebidamente.

Miraba el reloj de mi muñeca con impaciencia. Estaba llegando tarde. Yo me consideraba una persona muy puntual, Jade sabía que cuando iba por ella a una hora estipulada a esa hora estaba.

En la entrada, donde estaba el recibidor, apareció una hermosa mujer con un vestido negro ajustado y le llegaba a abrazar medio muslo. Jade tenía el cabello agarrado en una cola de caballo que dejaba su ya largo cabello caer libremente y moverse de un lado a otro cuando ella hacia un asentimiento con su cabeza. A lo lejos estaba pero yo sabía reconocer a esa mujer donde sea. Tenía ya todo preparado esta noche, esta vez si planeado con antelación.

El Boxeador Es MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora