Capítulo 30

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Harry aparcó frente a mi casa, el sol se estaba ocultando lentamente dejando el cielo con un color azul oscuro muy hermoso, inevitablemente gire mi vista a todas partes intentando ver algo, o más bien a alguien. Los autos que estaban estacionados en la calle no daban indicio de que era de Paolo ya que él suele usar autos más caros y lujosos.

Gire mi vista hacia el otro lado, dentro del auto. Harry me veía detenidamente con una mirada seria y oscura, el Harry malhumorado ha vuelto damas y caballeros.

Tenía ganas de acariciar su rostro pero me puse a pensar que eso es llegar muy lejos en un día. Me di cuenta que mis dedos jugaban nerviosamente.

-ven, bajemos y entremos a tu casa.

Harry abrió la puerta de su lado y camino hasta la mía, la abrió y yo salí de golpe tomándolo por sorpresa. Cuando confirmo que tenia seguro ambos caminamos hasta la puerta blanca de mi casa. Tocamos varias veces y en el momento de la desesperación la tía Jules se apareció dándome por sorprendida.

-qué bueno que ya estás aquí, tu papá ya llego y quiere que vayamos a una cena. Todos -me dijo, ella intentaba ponerse unos aretes, vestía muy bien con un lindo vestido que le llegaba a las rodillas y con un escote de v.

Gire a ver a Harry quien solo podía estar viendo de lado a lado.

Mamá apareció repentinamente por la puerta, nos saludo y nos dejo entrar, la tía Jules había salido disparada a su habitación. Mi mamá llevaba un vestido negro como para reuniones, tacones altos del mismo color, su cabello suelto y maquillaje perfecto, lucia realmente hermosa.

-tu papá insistió en que fuéramos elegantes -rodó los ojos -como no estás lista puedes llegar después, espero que para Harry no sea una molestia. Te quiero en el restaurante en una hora -me señalo y uno asentí.

Gire a ver a Harry quien solo podía estar viendo de lado a lado.

Sonrió y hablo por unos momentos con Harry diciéndole donde era la cena y que él estaba invitado si gustaba de ello a lo que Harry no se negó.

Mis primos bajaron y saludaron, se veían realmente guapos con unos jeans y una camisa de tela. Por lo visto solo los hombres pueden lucir así.

En menos de veinte minutos mi pequeña familia ya estaba en la puerta dándome instrucciones de que si no llegaba mandarían a mi papá en persona a traerme. Rodé los ojos y los empuje fuera.

-¿crees que venga? -le pregunte Harry quien lucía muy serio.

-quizá no. Venga vamos a que te cambies.

-puedes esperarme aquí

-¿y perderme el espectáculo que darás? No, gracias -sonrió coqueto y yo me sonroje.

Iba a negarme pero me mordí la lengua porque almenos ya había vuelto el Harry coqueto y divertido.

Subimos las gradas tomados de las manos y entramos a mi habitación, Harry se sentó en el borde de la cama que quedaba justo enfrente de mi armario y yo fui a este para buscar un vestido. Tras tanto buscar encontré uno de color azul, tenia encaje hasta en los hombros como si fuera un pequeño suéter. Me llegaba por arriba de las rodillas, me coloque unos tacones de color piel altos.

-ya viene mi parte favorita -murmuro Harry a lo que yo gire a encararlo y tenía una sonrisa burlona -no tienes idea de las ganas que tengo por ayudarte, sin embargo, si lo hago es posible que tu papa tendrá que venir en persona por ti.

-cierra la boca -mis mejillas estaban más que calientes.

Abrí una puerta de mi armario lo mas que pude y me coloque detrás de él para qué Harry no pusiera ver. Deje mis zapatos cerca de los pies de Harry para luego ir allí y poder hablar un poco con él.

El Boxeador Es MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora