Capítulo Cuatro

12.2K 498 17
                                    

6:30 p.m.

Desesperada en el sofá de la sala de Harry esperando a que saliera de su habitación. Movía mi pierna derecha varias veces de arriba a abajo por impaciencia.

Cuando Danielle se enteró que yo iba a ir a esa fiesta se puedo feliz, me llamo y hablamos como por una hora sobre la ropa de íbamos a llevar. Yo, desafortunadamente, tuve que llevar la ropa que había dejado hace tiempo aquí. Así que solo consistía en una camiseta negra, unos jeans ajustados y una chaqueta negra.

Harry había entrado a bañarse hace mas de media hora y aun no sale. Se suponía que yo, por ser mujer, tardaría mas pero ¡no! Ya estoy maquillada, peinada y cambiada para irme y el aun sigue en el baño.

La puerta del baño se abrió y me hizo guitar hasta el pasillo, una capa de nieblina salia del suelo esfumándose para todas partes, el cuerpo de Harry salio solo envuelto en una toalla por la cintura. Sus dedos agitaban su cabello húmedo para intentar secarlo, al acercarse alcanzo a verme y sonrió.

-saldré en un momento, nena -dijo, y antes de que pudiera gritarle lo desesperada que estaba por irme cerró la puerta de su habitación.

Genial. Me tocaba esperarlo.

Encendí la televisión para esperar sin estar refunfuñando cosas que no valdrán la pena. Mi teléfono sonó tan derrepente que me pregunte quien estará llamándome a esta hora.

-¿hola? -hable cuando toque la pantalla de mi teléfono, me había pasado por descuido verificar quien llamaba.

-hola, Jade. Habla tu padre -la voz ronca y fuerte de mi hombre favorito sonó.

-¿que pasa?

-bueno, esperaba a que vinieras ñornto a casa. Zack aun te extraña y nos han invitado a todos a una cena para recaudar fondos y entregarlos a la fundación de niños que sufren de enfermedades mortales.

Había recordado que fuimos el año pasado y Zack casi oferta diez mil dólares que no teníamos para tres días en un hotel pagado en california.

Era prácticamente una estafa, eso era lo que costaba un hotel allá. Por suerte otra persona dio aun mas.

-claro, me encantaría ir ¿cuando sera?  -pregunté.

-este fin de semana, pensábamos que vinieras el viernes, estar sábado y regresar te domingo. O si quieres puedes quedarte mas tiempo, no me gusta que estés sola allá.

-papá, no estoy sola. Esta Harry y, muy pronto, Sam.

-hablaremos de eso luego, cuidare linda. Nos veremos el viernes.

-adiós -le mande un beso y me sonroje, el rió antes de colgar.

-¿a quien les mandas besos? Esperó sea un mensaje de voz para mi -la voz de Harry se escuchó. Levante la mirada y note que su puerta ya estaba abierta.

Él camino hacia mi mientras se colocaba una camisa negra.

-¿a caso te interesa? -sonrío entrecerrando un poco los ojos.

-siempre, nena.

-¿nos vamos ya? -le digo, cuando hace una señal con su cabeza salgo corriendo hacia afuera.

Al subir a su camioneta una canción que me daba muchas ganas de cantarla resonó dentro, manejo hasta uno de los bares que están un poco mas lejos de la ciudad, habían dicho que es muy bueno pero nunca vine.

Al encontrar milagrosamente un lugar donde estacionar nos bajamos, esperé a que Harry rodeada su camioneta y se colocara a la par mía, tomo mi mano y tiró de mi hasta la entrada del obra, milagrosamente la poca gente que había afuera simplemente estaba hablando, no es como las veces en las que encuentras personas casi apunto de un coma alcohólico.

El Boxeador Es MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora