Mierda.
¿qué más podía decir?
Mamá esperaba con los brazos en forma de jarra, como si estuviera impaciente por saber.
-bueno, es un amigo mio -dijo Sam -lo conocí por Cody. Ellos entrenan en el mismo gimnasio.
-dejate de mentiras, Samanta. O alguien me dice qué está pasando aquí o juro que lo descubriré sola -mi madre estaba realmente enojada.
Cuando era niña, o al menos hasta joven, mi madre nunca me escuchó hablar sobre luchas ni nada por el estilo. Siempre había sido de las que eso le parecía algo carnal y sin sentido, a lo que mi madre estuvo de acuerdo conmigo.
Una de las razones por las cuales mi madre no era del todo contenta cuando venía mi padre de visita es que él siempre miraba las luchas. Ella decía que era algo tan vil de su parte enseñarme a ver eso. Claro que a mi tampoco me gustaba.
-mamá... -dije levantándome de la mesa. Era ahora o nunca -Harry es entrenador personal en su propio gimnasio, en una de estas tuvo que hacer algo porque su gimnasio no estaba en buenas condiciones y una palea era lo que solucionaría todo eso -en parte eso era verdad
-¿que se gana la vida pelando? -ella casi se cae para atrás al escuchar eso. Mi madre siempre vio con adoración A Harry.
-mamá no todos contamos con nuestros padres para que nos cuiden y mantengan mientras tanto. Harry está solo, tuvo que salir adelante solo y no voy a juzgar su manera de hacerlo. Esta vida no es fácil y tú lo sabes -había levantado la voz, no podía creer que mi madre, siendo tan lo realista como era desde que estuve con Harry, cambiará tan de repente por eso.
Ella solo se quedó con la boca abierta. Se sentó y miró a un punto fijo unos momentos.
-pobre muchacho -dijo por fin -, ve con él, pero cuidate.
No sabía que mi madre iba a reaccionar de esa manera. Me sorprendió mucho pero no quería que se arrepintiera luego. Le di un abrazo y salimos corriendo junto con mi hermano.
Tomamos un taxi, era eso o dejar a mi madre varada y sola. Cuando llegamos el taxista no pudo disimular su disgusto por el lugar. Pagamos y salimos lo mas rápido posible.
La tierra era agujerada por mis tacones y los de Sam.
-maldito vestido, sino me hubiera costado tanto dinero lo rompería -se quejó Sam, Zack rodó los ojos y la ayudo formando una cola la tela del vestido en su mano.
Cuando llegamos a la entrada a Zack se le hizo la cosa mas difícil del mundo. Para nuestra mala suerte, el no haber quitado el vestido trajo como consecuencias las miradas pervertidas de los hombres.
-ella es novia de Harry, si no quieren un puto golpe en la cabeza será mejor que aparten su vista -Zack dijo eso a todo pulmón mientras intentaba esquivar las manos escurridizas de los hombres.
Llegamos a lo que era un pasillo, la gente no autorizada no podía entrar ahí. Vimos a Cody a lo lejos y gritamos con Sam para que nos escuchara. Él salio disparado hacia nosotros y nos dejó entrar quitando una cinta que estaba evitando el paso.
-¿cómo se les ocurre venir de esa forma aquí? Están locas -Cody gruño.-ni me lo digas -apoyó Zack rodando los ojos.
Nos dirigimos a una de las habitaciones que estaban al final del pasillo.
-Harry aún no vuelve, creo que esto se alargará un poco -informó Cody.
Salió después de eso, dijo que solo había venido por una botella de agua extra.
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El Boxeador Es Mio
أدب المراهقينDos caminos diferentes son unidos, llámalo destino o simplemente coincidencia. Dos personas, más bien polos opuestos, se encuentran para formar recuerdos, desagradables o hermosos. Una bailarina, con pasos tan delicados como un cisne, pasos estudiad...