Margo, la recepcionista del gimnasio, nos saludo con una enorme sonrisa, su entusiasmo al ver a verme era muy notorio. Había recordado como se había muerto de la risa cuando llegue con las chicas y les dije que Harry era mio.le pareció algo gracioso que aun cuando ellas salieron del gimnasio no paraba de reírse.
Harry me dio un beso en la frente, levantó la vista hasta margo y le regaló una sonrisa antes de girarse y entrar en la puerta del área de boxeo. Alcance a Paul dándole una palmada en la espalda.
-¿como te va, Jade? -Margo caminó conmigo hasta la puerta donde había entrado Harry.
-bien, las cosas no parecen tener un cambio drástico en ninguna parte -llegue a la mesa en la que me senté la última vez que vine.
-bueno, el gimnasio necesita un buen arreglo pero los ingresos no son los que esperamos.
No sabia eso, Harry no solía hablar de eso y, sinceramente, nunca llegue a preguntárselo.
-¿porque? -pregunté.
La puerta de los vertidores se abrió haciendo un pequeño eco, giré a ver y estaba Harry con el pantalón que tenia puesto y sin camisa.
Margo se encogió de hombros.
-en gimnasio hace falta mas instructores, Harry no suele venir mucho ahora y es el único, a parte de Paul, que entrena a otros chicos. Es la sección que mas personas vienen, a parte de yoga y pesas.
No me había dado cuenta que Harry pasaba mas tiempo conmigo de lo que debería pasar en el gimnasio haciendo su trabajo, un cargo de consciencia toco mi corazón.
-además de que en pesas Cody aun no ha regresado, él otro chico solo viene por las tardes, así que en la mañana es un desorden total allí.
Imagino que San tampoco se ha percatado por eso.
-¿y que es lo que necesitan?
-no lo sé, cariño -dijo Margo -. De eso de encanrgam Paul, Harry y Cody.
Me quedé pensando en eso cuando Margo decidió regresar a recepción. Veía a Harry ayudar a Paul a levantar los costales y colgarlos, justo un a hora después un grupo de chicos de mi edad aproximada mente entraron y saludaron a Harry y a su entrenador, algunos de los chicos se tomaban la molestia de hablar con Harry, veía la dureza en los ojos de él para mostrarse duro pero su sonrisa arrogante daba cierto toque de simpatía. Raro, lo sé.
Me estuve en el mismo lugar casi por dos horas, resulta que Paul necesitaba de su ayuda con los entre nos y Harry no pudo negarse. Según entendí por Margo es que es el único gimnasio que abre los fines de semana, normalmente las personas de los gimnasios quieren tener un descanso y no abren esos días pero aquí es bueno, no solo por el ingreso sino porque hay algo que hacer.
Cuando Paul anunció un descanso el grupo de chicos se colocaron en las bancas serca de los vestidores y divisé a Harry acercándose a mi.
-lamento que estés aquí aburrida -tomo mi mano y la colocó en su cadera.
-no es aburrido verte ser entrenador -sonreí.
Me fijé que tenia una toalla negra en las manos y se la paso por la frente y cuello.
-me gusta serlo, dar ordenes en el tono que quieras es divertido -dijo. Dejó caer la toalla a un mando de mi mano libre.
-lo que te gusta es que hagan lo que ti pidas.
-estoy acostumbrado a eso, pero hay cierta persona que hace lo contrario -su nariz acarició mi mandíbula y me sonroje al saber que habían chicos al otro lado de la enorme habitación viendo como Harry me da cariño.
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El Boxeador Es Mio
Fiksi RemajaDos caminos diferentes son unidos, llámalo destino o simplemente coincidencia. Dos personas, más bien polos opuestos, se encuentran para formar recuerdos, desagradables o hermosos. Una bailarina, con pasos tan delicados como un cisne, pasos estudiad...