capitulo 26

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A la mañana siguiente me levante por el sonido de la puerta cerrarse, me levante con cuidado y camine en el frio suelo. El día había amanecido mas frio de lo normal, sin darle importancia abrí la puerta para luego caminar hasta las escaleras, al llegar note una maleta negra en el suelo al lado del sofá, cuando di el último paso del último escalón note un cuerpo recostado en el sofá, sonreí, me acerque y la abrace por detrás, mi mamá saco una risa tocando mis brazos.

-hola cariño –la sentí sonreír, la solté y redeé el sofá para sentarme a su lado.

-hola –dije abrasándola y apoyándome en su pecho.

-¿iras hoy a la academia? –preguntó acariciando mi cabello.

-tengo que ir, me excedí de mis vacaciones creo –reí.

-está bien, cariño. Es bueno volver a casa –asentí y ella saco una pequeña risa -. Debo ir a dormir, estoy muy cansada, te veré en la tarde.

Me deposito un beso en la cabeza y me separe de ella siguiéndola por las escaleras, ella entro a su habitación y yo a la mía para arreglarme. Me senté en la cama sintiendo mis pies muertos de frío, busque con la mirada mi maleta y estaba justo al lado de mi espejo. Me levante y entre al baño para todas mis necesidades diarias, al salir solté mi cabello mojado en mi espalda y comencé a cambiarme.

Me coloque una camiseta blanca sin tirantes, un pants negro, un par de tenis blancos y un suéter del mismo color que el pants, tome mi cabello en una coleta y me acerque a mi maleta revisando que todo estaba allí. Luego de veinte minutos baje a la cocina y llene un pachón de agua y sentí hambre, busque que podía desayunar entre las gavetas, era muy raro que sintiera hambre, supongo que fue porque ayer no cene. Encontré una caja de cereal así que busque leche y un plato hondo.

Al terminar de desayunar deje el plato en el fregadero y fui a buscar mi maleta, al salir de mi habitación Stephan venia en bóxers con el cabello alborotado, me dio una media sonrisa y yo reí. Coloco su brazo encima de mis hombros y bajamos juntos hasta la cocina, el tomo la leche que había dejado en el desayunador y lo sirvió en un vaso tomándolo todo a fondo.

-¿A dónde vas? –dijo dejando de golpe el vaso y volviéndolo a llenar, tenia bigote de leche y sonreí.

-iré a la academia, regreso a las once –dije viendo el reloj de la cocina, eran las 7:50 AM debía irme ya.

-¿quieres que te acompañe? –con el dorso de la mano se limpio la boca.

-imagino que es por esa chica con la que bailaste en la fiesta ¿cierto? –entrecerré mis ojos y él me regalo una amplia y perfecta sonrisa mañanera.

-no, no me interesa en nada esa chica – se acercó y me susurró -: tiene dos pies izquierdos, no veo porque es bailarina de ballet –reí -. ¿te acompaño o no?

-sí, claro. Si te quedas luego podríamos ir a tomar un licuado o algo ¿te parece? –el asintió -. Aguarda, ¿Cómo es que estas despierto a esta hora?

-el ruido de la puerta se escucho en todas partes, desafortunadamente los chicos tienen sueño pesado y yo no –se encogió de hombros y luego me sonrió.

-bueno, te espero aquí en cinco minutos porque se me está haciendo tarde. –él asintió y salió corriendo descalzo y semidesnudo.

Justo cinco minutos pasaron cuando salimos de la casa, él llevaba unos jeans azul oscuro algo ajustados, un suéter azul con blanco con la palabra ‘’converse’’ en el pecho, su cabello perfectamente alborotado y unos zapatos negros. Me tomo de la mano en todo el camino diciendo que no quería que nadie se fijara en mí, sin protestar y hablar de cualquier cosa ridícula llegamos a la academia, las chicas rápidamente dirigieron su mirada a mi primo cuando entramos a la sala de ensayo, el sonrió satisfecho y le golpee el brazo haciendo que me siguiera hasta mi vestidor.

El Boxeador Es MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora