Capítulo 1

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Estoy sentada junto a mi madre viendo a mi hermano y al equipo de mi padre jugar. No podemos decidir a quién apoyamos ya que juegan en equipos diferentes.

—Entonces, ¿a quién apoyamos? —Pregunto por enésima vez.

Mi madre me pone los ojos en blanco.

—Eve, a los dos.

—Mamá, eso es imposible. Uno va a ganar y el otro va a perder.

—Pues felicitamos y apoyamos al que toque.

Me reí.

Siempre había sido así y es que Max y mi padre nunca habían jugado en el mismo equipo. Aunque el año que viene terminaría el contrato de mi hermano y todo el mundo hablaba de la posibilidad de tener a padre e hijo juntos por fin en un equipo.

El equipo de mi hermano era el que estaba ganando, aunque no por mucha diferencia, vamos, dos a uno.

El tiempo pasó y finalmente el equipo de Max ganó.

—Voy a avisar a papá de que lo esperamos fuera.

Mi madre asiente en lo que va a buscar a mi hermano.

Me escabullo por los pasillos huyendo de todo el mundo hasta los vestuarios. Mi padre no sabe que he venido hoy ya que se suponía que vendría mañana, pero como el reportaje para la revista acabó antes de lo previsto, adelanté el vuelo para darle una sorpresa.

Soy la pequeña de papá y no me importa.

Entro en el vestuario y como era de esperar los jugadores están en las duchas. Así que me dirijo hacia el despacho y mi padre parece estar hablando por teléfono de espaldas a la puerta así que aprovecho y me siento en la silla frente a él.

Se gira y...

— ¡Ah! ¡Joder! ¿Pero no llegabas mañana?

Se despide y cuelga. Me extiende los brazos para que le dé un abrazo.

—Mamá no estaría muy contenta si te escuchara decir tantas palabrotas.

Se ríe.

—Tu madre debe entender que ya sois bastantes mayores y no debo morderme la lengua. —Nos reímos—. ¿Qué haces aquí?

—El reportaje acabó antes y antes de quedarme otro día más en París, decidí venir antes a casa y daros una sorpresa.

—Qué pena que París sea tan aburrida.

—Mamá ha ido a avisar a Max, así que voy a por ella. Ahora en un rato nos vemos.

Le doy un beso y marcho hacia la salida, pero justo los demás jugadores están volviendo de las duchas. Ups, esto puede ser algo incómodo.

Intento no mirar, pero es difícil con esos torsos esculpidos.

—Hola, Eve. —Me saluda Carlos mientras busca en su taquilla una camiseta.

—Hola.

Sigo andando en lo que algunos me saludan, otros se visten sin darle ninguna vergüenza porque yo vea como sus madres los trajeron al mundo.

— ¿Qué haces aquí?

Pongo los ojos en blanco en cuanto escucho su voz.

Me giro hacia Roderick que está con los brazos cruzados. Tiene el pelo negro mojado a causa de la ducha. Una parte de mí quiere mirar hacia abajo, pero me niego.

Lo odio.

Quizás eso es muy fuerte.

Me cae mal.

Pero es que no me gusta.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora