Capítulo 47

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¿He hecho sexting alguna vez? No. Así que las probabilidades de haber hecho una videollamada sexual son mucho menores.

Madre mía.

—Si yo me lo quito todo tú también.

Sí, puede que nunca haya hecho esto, pero no significa que yo vaya a hacerlo todo y que él no haga nada.

Se ríe, pero lo veo levantarse y quitarse el pantalón, bajándose lentamente los calzoncillos. Trago saliva. Coloca el móvil en lo que creo que es una mesa dejando un plano perfecto de su cara, pecho y erección.

Vuelvo a tragar saliva.

Siento que me pongo colorada, el corazón me va rápido.

Solo debo dejar que él me guíe.

—Eve...

— ¿Sí?

—Te toca a ti.

Asiento y me las ingenio para dejar el móvil frente a mí mientras sigo en la cama, aunque no del todo tumbada, una parte de mí está incorporada. Me desnudo frente a la cámara.

Mi parte racional me dice que no debería estar nerviosa, que nos hemos visto desnudos demasiadas veces ya como para ponerme así. Pero estoy así, como la atmósfera es diferente, es como si ahora, a través de la pantalla, pudiéramos fijarnos más en los pequeños detalles de nuestros cuerpos.

Decido encender la luz de la mesita de noche y apagar la del techo por dar un ambiente de más intimidad. Si es que puede haber.

— ¿Estás nerviosa? —Me pregunta Roderick una vez que vuelvo a mi sitio.

—No voy a mentirte, lo estoy, nunca he hecho esto.

Asiente con la cabeza.

—Tú solo haz lo que yo te diga y ya verás que todo irá bien.

Parece mi primer novio cuando follamos por primera vez.

Mierda.

Mierda.

Ahora estoy recordando eso.

Y no es el momento.

— ¿Eve?

—Perdón, ya he vuelto.

—Hoy estás más despistada de lo normal.

—Es que estoy cansada.

— ¿Quieres que paremos?

—Ni de coña, no sabes la molestia que tengo ahí bajo.

Se ríe y automáticamente la tensión que apareció por un momento volvió a eliminarse.

— ¿Estás mojada?

—Sí.

—Quiero ver cómo lo compruebas.

Los pezones se vuelven erectos, en lo que con dos dedos toco mi humedad.

Miro hacia la pantalla y Roderick no aparta la vista de mí mientras bombea su erección. Me paso la lengua por el labio, me encantaría metérmela en la boca, pero no puedo.

—Quiero que muevas los dedos dentro de ti y con la otra mano te toques los pechos como te lo hago yo. Imagínate que soy yo el que te está metiendo los dedos, metiéndolos y sacándolos de tu interior. Dándote pequeños mordiscos por el cuerpo, marcándote, besándote y lamiéndote.

Arqueo la cabeza hacia atrás, cierro los ojos y entre abro los labios.

—Así, muy bien. —Dice con voz ronca.

Escucho sus jadeos entre algún que otro gemido mío. No dejo de mover mis dedos dentro de mí y de pellizcar mis pezones.

—Metete dos dedos más.

Le hago caso y madre mía.

—Más rápido, Evie. Quiero que lleguemos juntos.

Siento como si una corriente eléctrica me recorriera el cuerpo, como si éste comenzara a recorrer todo mi cuerpo. Me he masturbado antes, he llegado al orgasmo yo sola antes, pero que me guíe lo cambia absolutamente todo.

Suelto un grito cuando llego al orgasmo, y escucho su reacción cuando finalmente él sí que llega al suyo.

—Muy bien, nena.

Me paso una mano por el pelo, y siento como mi cuerpo está sudoroso.

Se me cierran los ojos y a pesar de que Roderick me habla apenas soy consciente de lo que me está diciendo.

—Voy a dejarte dormir. Buenas noches, Evie.

—Buenas noches, Ro-Ro.


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