Capítulo 24

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Llego a casa para cambiarme de ropa. Sí, me cambié las bragas, pero no lo demás, y aunque la ropa no está sucia, no es plan de tirarme todo el día con ellas. Miro el reloj, y aunque no voy mal de tiempo, no quiero llegar tarde. Pero es bastante probable... por más que lo intento, por lo general siempre voy tarde, es superior a mí.

Cuando me he puesto los pantalones negros estilo cuero y el jersey mostaza, y me he dado el visto bueno, miro el reloj para comprobar que llegaré bien siempre que salga ahora.

— ¿A dónde vas? —Pregunta mi padre apoyado en el marco de la puerta.

Llegaré tarde. Porque a ver ahora cómo le explico, para que entienda bien, mis planes.

—He quedado para comer. —Digo como si nada en lo que cojo el bolso que tenía tirado en la cama.

— ¿Con quién?

—Con una persona.

Intento salir, pero el señor me impide el paso.

— ¿Eve?

—Puedo salir con quien quiera. —Respondo a la defensiva.

La estoy cagando actuando así.

Lo sé.

Pero sé cómo va a reaccionar.

Me padre arquea la ceja y yo me paso una mano por el pelo.

—Chris me ha dicho de almorzar juntos y voy a ir. —Termino contestando alzando la cara preparada para lo que quiera decirme.

—Eve...

Vuelvo a pasarme la mano por el pelo.

—Ya he avisado a los de seguridad, vendrán conmigo y comerán en la mesa de al lado. No pasará nada, estaremos en público, comeremos, nos pondremos al día y poco más.

—De acuerdo.

Abro los ojos sorprendida.

—No me esperaba tu respuesta.

—Tu madre y yo hablamos y vamos a dejar que tú decidas sobre esto, pero cualquier cosa extraña Eve...

—Sí, os aviso, me voy y todo eso. —Le doy un beso en la mejilla—. Me voy entonces, ya hablamos.

Paso por su lado, pero su voz me detiene.

— ¿Hoy duermes aquí?

Me pongo algo nerviosa.

—Sí, obviamente. —Pongo los ojos en blanco fingiendo que lo de ayer fue algo excepcional.

—De acuerdo... cualquier cosa, nos avisas.

Creo que sospecha algo pero lo dejo estar.

—Que sí.

Cuando salgo de casa, los guardaespaldas son los que me llevan al restaurante donde he quedado con Chris. Aunque tengo el carnet, no suelo conducir... Empezando principalmente porque bueno, no tengo coche. No es porque no pueda permitírmelo, sino que cuando estoy en casa prefiero llamar a Charles o a mi padre. Porque sí, mi padre también me lleva por ahí, aunque ya menos.

Es como mi taxista personal.

Quizás soy más como mi madre, a quién no he visto conducir en mi vida pero que se supone que sí que ha conducido, supuestamente incluso con nosotros... pero ni siquiera mi padre lo confirma así que dudo bastante de que sea cierto. Aunque bueno, cada vez que mi padre le menciona el tema, acaban con bromas algo internas que prefiero no entender del todo.

Llego al restaurante y entramos por una puerta trasera. No es la primera vez que venimos, por ello es que sabemos dónde nos van a poner.

Chris ya está sentado y me sonríe cuando me ve. Yo hago lo mismo, la verdad es que me apetecía mucho verlo.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora