Capítulo 62

55 4 0
                                    

Me rizo el pelo en hondas. Tengo bastantes rizadores porque muchas marcas me los han regalado para que haga alguna publicidad o simplemente como un detalle, la verdad que no me quejo ya que me gusta mucho el pelo rizado y como yo tengo el pelo liso, con alguna ondulación, me dan algo de forma. En más de una ocasión le he preguntado a mi hermana si quiere alguno de los que me dan, pero solo se ha conformado con uno que le di hace no sé cuánto tiempo y del que estoy bastante segura que ni siquiera utiliza. Elle es bastante práctica, y no suele pasar demasiado tiempo arreglándose. Aunque tampoco es como si le hiciera falta porque es guapísima y hasta con un saco de patatas está divina. Por otro lado, los rizadores los uso con mamá, que, aunque no suele hacerse muchas cosas en el pelo, a veces le da por hacerse algo, y los que mi hermana no quiere se los doy a Sabrina.

Ahora que lo pienso es como si estuviese tanteándome a mi suegra... pero bueno, en aquel momento no lo era. ¿Si lo hago ahora lo estaría haciendo? ¿O no cuenta porque técnicamente lo hacía desde antes de empezar a salir con su hijo? Es que si no sigo regalándole las cosas seguramente Sabrina se enfade conmigo, y además no puedo tener tantas cosas en mi cuarto, papá ya me ha amenazado con echarme de casa si sigo trayendo tantos trastos que me dan en los eventos, promociones y ese tipo de cosas...

Me pongo un vestido negro estilo palabra de honor con tirantes muy finos, con flecos que me llega hasta la rodilla. Acabo con un maquillaje algo llamativo negro y plateado y unos tacones. Estoy sorprendida con cómo me ha quedado el maquillaje ya que es la primera vez que hago sola algo tan llamativo, y porque Gabe me ha estado dando indicaciones por video llamada. Sé pintarme, pero cuando son colores tan complicados prefiero que sea él quien me vaya dando las instrucciones para no tener que empezar una y otra vez con lo mismo. Aunque muchas de las veces tengo que repetir lo mismo no sé cuántas veces porque al muchacho no le gusta cómo lo estoy haciendo.

Lo quiero, pero a veces es un peñazo y demasiado perfeccionista.

Los guardaespaldas me llevan al local, Roderick salió antes con los chicos a no sé dónde así que supongo que en un rato vendrán. Visualizo a las chicas que están sentadas y me dirijo hacia ellas. Me sonríen nada más llegar, lo que me hace repetir el gesto.

Sé que no tengo muchas amigas por el trabajo, pero estas compañeras son lo más cercanas que tengo a unas. Y bueno, nos vemos poco y tampoco es que nos hablemos demasiado seguido y sé que es difícil llamar a algo así amistad, pero bueno, al menos cuando podemos lo hacemos y pasamos un rato agradable.

— ¡Hola! —Saludo en lo que abrazo a Charlotte, Mariah y Natalie.

Me siento al lado de esta última, y antes de poder decir nada más, el camarero viene para pedirme la bebida que no tarda en darme. Qué efectividad.

—Bueno, creo que tienes muchas cosas que contarnos, ¿no? —Dice Charlotte.

— ¡Eso! ¡Qué nosotras no sabíamos nada de esto! ¡Muy feo, Eve! —Añade Mariah.

— ¡Qué yo te conté lo de Kim!

— ¿Hay novedades? —Pregunto interesada.

—Quedamos un par de veces más desde la última vez, pero no hemos hablado mucho la verdad...

—Pues creo que vendrá también.

— ¡Ay, no! ¡Qué vergüenza!

— ¿Vergüenza por qué?

—Porque la última vez que quedamos fuimos a cenar y tuve un trozo de brócoli entre los dientes y me tuvo que avisar. —Dice mientras se tapa la cara con la mano.

—Pero eso no es para tanto, Fer tuvo que sujetarme el pelo mientras vomitaba la otra noche porque se me fue la mano con el alcohol. Recordadme que no mezcle más vodka con tequila. —Replica Mariah.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora