Capítulo 21

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Mis padres, abuelos y yo estamos dando un paseo, ya han pasado varios días desde que llegaron. Hace bastante frío, cosa que me encanta, ya que adoro estar calentita. A veces creo que debería haber nacido en otoño o invierno ya que son mis estaciones favoritas y no en primavera. Mis hermanos iban a intentar pasarse, pero teniendo en cuenta que en unas dos semanas es Navidad ya, no les ha sido posible, aunque de todos modos vendrán en esas fechas. Pero bueno, mejor para mí, ya que tengo a mi familia pendiente de mí.

Soy la pequeña, y puedo permitirme decir estas cosas.

— ¿Y este año cuáles son los planes? —Pregunto ya que estaban hablando de cuándo vendrían otra vez.

Mis padres se miran, y me da desconfianza.

— ¿Qué pasa?

—Pues... este año tus tías no pueden venir, ya que les toca ir con la familia de la otra pareja. —Dice mi padre.

—Entonces, solo seremos nosotros siete ¿no?

La Navidad no la solemos pasar con mi abuelo paterno. Él suele venir a vernos en otras fechas ya que el trabajo no se lo suele permitir.

—Bueno...

Mis abuelos se miran también.

—Lo pasaremos con los Lambert. —Responde mamá.

— ¿Por qué? No es la primera vez que lo celebraríamos nosotros nada más.

—Lo sé, pero Sab me escuchó e insistió. Se van de casa rural con la familia de Dereck y cómo ya los conocemos pues no es nada raro.

—Eso es porque Sab quiere pasar el menor tiempo posible con su suegra. —Replico.

Mi padre comienza a reírse porque sabe que es verdad.

—Bueno, eso son los planes.

—Tenía que haberle dicho a Kevin que me apuntara al desfile. —Mascullo.

—Evie, tienes que dejar tu mala relación con Roderick, ya tienes veinte años. —Me dice mi madre.

—Además, te llevas bien con los demás, no tienes ni que hablar con él. —Me anima Eda.

— ¡No la alientes! ¡Tiene que aprender a convivir con él!

Si supieran lo que hacíamos el día que llegaron... él es lo de menos.

—El problema no son ellos —suspiro—, Roderick es lo de menos. Además, quiero mucho a Sabrina y a Dereck. El problema son sus primos que son unos pesados, que no me dejan tranquila.

—Bueno... pues... intenta no estar sola porque no podemos echarlos. —Dice mi madre.

Pongo los ojos en blanco.

—O les pegas si se pasan. —Comenta mi padre.

—Jake, la violencia no es la solución.

—Si se sobrepasan, sí. Tú primero hablas y les dices que te dejen si te molestan, pero si no hacen caso, les das en la entrepierna y ya está.

Me paso una mano por la cara.

De verdad.

— ¿Y los regalos de Navidad? Porque son muchos y yo no les voy a comprar nada.

Mis padres ponen los ojos en blanco.

—Nos hemos encargado nosotros. —Responde mi padre traidor.

— ¿Y los nuestros? Porque son demasiados. —Pregunta ahora mi abuelo.

Nos sonreímos cómplices.

—También formáis parte.

—Bien, porque apenas los conocemos. —Añade—. A excepción de Sabrina, Dereck y los niños.

La que me va a esperar.


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