Capítulo 66

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La vuelta a casa fue lo más normal del mundo. Apenas nos siguieron. Apenas se hicieron más fotos. Y sorprendentemente nadie se inventó nada de una posible relación entre Chris y yo.

Me asustaba un poco que la gente se empezara a inventar ese tipo de cosas. Nadie estaba exento de invenciones, de fabulaciones y era algo que no me gustaba. Sabía que a mis padres les había ocurrido más de una vez. Concretamente con la ex loca de mi padre.

La verdad es que mis padres siempre habían sido muy honestos con nosotros acerca de sus vidas. De su relación. Y de antes de ella. En cuanto tuvimos edad para comprender las cosas, decidieron contárnoslas porque no querían que nos afectara lo que los demás nos podían decir. O lo que nosotros podíamos llegar a leer en internet, noticias, artículos y cualquier otra cosa de esas.

Y era algo que yo sabía que podía pasar. Y que por suerte esta vez no había pasado.

Después de lo Roderick me pillara con Chris, no quería tener que lidiar con más cosas relacionadas con él.

Y la verdad es que tampoco hablé demasiado con el modelo. Nada más allá de la conversación que tuvimos todos juntos.

Ni siquiera noté un comportamiento extraño ni nada.

Supongo que las sospechas de Roderick, eran eso. Celos.

Llegué a casa y me quedaban varias horas hasta salir hasta ir al apartamento de Roderick. Tiré la maleta en el suelo. Puse la alarma para dentro de una hora más o menos y me dispuse a dormir un rato. Lo justo para despejarme.

Y eso hice.

Pero no me despertó la alarma sino un grito de mi hermana.

— ¡Hola! —Gritó antes de tirarse encima de mí.

— ¿Esto era necesario? —Pregunto en lo que intento quitármela de encima.

—Totalmente necesario. Hace mucho que no te veo.

—No hace tanto.

—Es verdad. —Se encoge de hombros sonriente.

— ¿Te has cortado el pelo?

Mi hermana se ha cortado el pelo largo que tenía por el pecho por justo encima de los hombros. Le queda bien, pero hacía años que no llevaba el pelo tan corto.

Asiente con la cabeza.

—Me apetecía, para cerrar una etapa.

— ¿El cambio de compañía? —Pregunto.

Mi hermana asiente, pero algo en su mirada me confirma que no se trata únicamente de eso. Que hay algo más pero que no quiere hablar de ello. Que todavía no se siente preparada para hablar de ciertas cosas. Y no quiero forzarla. Así que lo dejo estar.

—Pues te queda muy bien. ¿Qué te han dicho papá y mamá?

—Mamá ha dicho que me queda muy bien, papá que, aunque está bien le gusto más con el pelo largo e hicieron videollamada con Max y ¿cómo no? Nuestro querido hermano se puso a llorar, o fingir que lloraba, e incluso nos hizo guardar un minuto de silencio por mi pelo.

— ¿Por qué nadie me llamó? —Me lamento entre risas.

—Porque la señorita aquí presente estaba por ahí ocupada con un súper proyecto que según ella no le daba tiempo a nada.

Sonrío.

—Bueno, en parte es verdad.

—Sí, sobre todo cuando salías por ahí con los demás.

—Bueno... eso es parte del trabajo. Una debe socializar.

—Ya, ya. —Dice mientras me empuja el hombro.

—Pero, ¿y qué haces aquí?

—Nada, me he cogido un par de días. Además, mañana es el cumpleaños de Roderick y quería estar ya que el año pasado no estuve.

—Sabes que él lo hubiera entendido, ¿no?

— ¡Anda! ¡Mírala ella como lo defiende! —ahora soy yo la que le da en el hombro mientras ella se ríe de mí—. Lo sé, pero me apetecía volver a casa y estar, aunque fuera unos días con vosotros. A veces la distancia se hace pesada.

—Pues no será porque papá no te deja el avión o porque no te manda de vez en cuando otras compañías de aquí cerca para que te cambies.

Mi hermana me sonríe, pero hay algo en su mirada que hace que me preocupe por ella. Quizás... no, sé que no hay nada de eso. Es el director seguro que es un cabrón. Si ya lo dijeron todos sus amigos con los que salí la otra vez.

—Papá sabe que donde estoy es donde debo estar para poder vivir bien de esto. Aquí... aquí todavía no se apuesta del todo por las artes, y vivir de la danza es muy difícil.

—Cuando hagas tu propia escuela será diferente.

— Por qué estaré aquí, ¿no? —Vuelve a darme en el brazo.

— ¡Sí!

Salto sin que se lo espere y la abrazo entre risas. Terminamos haciéndonos cosquillas y no podemos dejar de reírnos.

Cuando por fin acabamos de reír y nos paramos para tomar aire. Mi hermana habla:

— ¿A qué hora marchas con Roderick?

— ¿Cómo lo sabes? Porque papá y mamá no están aquí y por lo tanto no me han visto.

Mi hermana pone los ojos en blanco.

—He llegado hace un par de horas y no están aquí. Y viendo que has llegado hoy, cuando técnicamente llegabas mañana por la mañana... no es muy difícil no atar cabos.

—Bueno, ahora me ducho, me preparo y marcho. Tengo que recoger la cena que he encargado.

— ¿No podías ni siquiera hacer la cena tú?

La fulmino con la mirada.

—Mira, me gusta molestar, pero no voy a intentar hacer algo que probablemente no salga bien el día de su cumpleaños. Quiero darle una sorpresa agradable, no una donde acabe con una indigestión.

—De verdad, Evie... —Dijo negando la cabeza.

La miré con el ceño fruncido en lo que cogía la ropa que iba a ponerme.

—Elle, creo que tú no eres la más indicada para decirme nada sobre mis dotes culinarias. Te recuerdo que llevas años independizada y todavía no me has hecho nada para comer, ni un postre siquiera.

Mi hermana se encoge de hombros:

—Touché.


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