Entre los dos

Capítulo 71

—Porque quería estar cerca de ti. —Miento.

Creo que levanta las cejas sorprendido.

Como puedo mover las manos, ya que solo me ha atado la cintura, le acaricio el pecho. Por lo que puedo comprobar, lleva una camiseta de algodón. Al menos por el tacto deduzco que es eso.

Lo acaricio lentamente desde el pecho hasta el cuello.

Me da asco tocarlo, pero intento disimularlo lo máximo posible. Con suerte Chris me ve igual de mal que yo a él. Porque la verdad es que nunca se me ha dado bien fingir, y aunque estoy poniendo todo mi empeño para que esto sea lo más creíble posible.

— ¿Y esto? —Pregunta sorprendido.

Echo la cabeza hacia atrás, intentando mirarlo a los ojos. Porque noto su mirada sobre mí, me está estudiando porque le cuesta creerme y no se equivoca, pero tengo que hacerlo.

—Porque creo que... —me muerdo el labio para ponerme más en el papel y por si lo ve..., aunque algo me dice que, aunque yo no soy capaz de verlo con cierta nitidez, algo me dice que él sí—, creo que tienes razón.

— ¿Sí?

—Sí. —Levanto las manos para ponerlas en su cabeza y acariciarle el pelo.

—Explícame en qué tengo la razón según tú.

Intento acercarme más a él, pero la cuerda no me deja así que lo atraigo hacia mí. No tengo que hacer demasiado esfuerzo porque él me sigue.

Una parte de mí se siente mal por no poder corresponderle.

La otra recuerda lo que me ha hecho y se me quita toda la pena que pudiera sentir.

—Tienes razón. Tú eres mejor que Roderick, tú quisiste conocerme aun sabiendo de dónde venía, me apoyaste con los proyectos nuevos.

—Sí, te apoyé con la campaña de Middlenton.

Fue una campaña de mierda en la que tuve casi que desnudarme entera. Con dieciocho años recién cumplidos aún era una niña, y mis padres lanzaron el grito en el cielo.

—Exactamente, cuando nadie más lo hizo.

—Fue una pena que no saliera adelante.

—Chris, ¿podrías soltarme un poco? Me estoy clavando las cuerdas y quiero estar más cerca de ti.

Se lo piensa así que decido seguir hablando. Mintiendo más bien.

—Tú me apoyabas en todos los proyectos que me llamaban la atención, mientras todos los demás me decían que no me convenía.

Le acaricio el cuello con mi nariz. Lentamente. Lamentablemente aspirando su aroma, aunque he de decir que no huele mal. Menos mal, no estaría bien haciendo esto si oliera a sudor.

Qué bueno, cualquier persona puede huele a sudor, pero si fuera alguien que me gustara, con el que me sintiera bien, pues no me importa, pero siendo él... después de todo esto.

— ¿Qué más?

Chris estaba arrodillado ante mí. Cogí sus brazos y mientras los acariciaba, fui guiándolos a mi cintura, con suerte le molestaría la cuerda y me la quitaría.

O al menos que la afloje lo suficiente.

—Cuando nos besábamos, sentía que todo estaba bien, que era correcto.

— ¿Y con él?

Con él se siento que toco las estrellas.

—Él no eres tú. —Y menos mal.

Noto como sus manos se acercan a la cuerda, cómo se mueven detrás de mi silla.

Espero que Roderick no lo cuente como cuernos. Porque esto es supervivencia.

Muevo las manos de sus brazos a su cuello, intento acercarme a él, que vea que no logro moverme con total libertad para que de una vez por todas me quite la mierda esta.

Le beso el cuello, le doy un ligero lametón en él.

Creo que lo escucho gemir.

Voy dándole besos por el cuello, subiendo lentamente hacia arriba. En una mejilla, en la otra, en la barbilla y cerca de la comisura de la boca. Lo justo como para que le den ganas de más.

O eso espero.

—Estás poniéndome fatal. —Murmura.

Sonrío y repito de nuevo lo que estaba haciendo.

Así mientras noto cómo mueve las manos.

Notando como poco a poco la cuerda se va soltando.

Hola a todos, me paso por aquí para decir que ya estoy más establecida. Tengo WiFi que es lo más importante jeje. Bueno, que ya no queda nada nada para terminar.

Nos vemos pronto, Lucía xoxo.