Capítulo 28

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— ¿De verdad que no puedes quedarte aquí unos días más? No quiero quedarme sola. —Vuelvo a rogarle a mi hermana mientras la abrazo.

Max me aparta y la abraza.

—No seas dramática. No estás sola, me tienes a mí y yo soy suficiente compañía.

Lo miro mal.

—No es cierto, estás por ahí con todo el mundo y pasas de mí.

—Porque no te integras.

—Porque solo decís estupideces que no me interesan.

Me mira mal.

—Eso no es cierto.

—Sí que lo es, estuvisteis hablando de por qué el traje de Papá Noel era rojo y no verde, y eso a nadie le importa.

—Importa si estuvimos tres horas debatiendo sobre eso.

—No importa, lo hicisteis porque no teníais nada mejor que hablar.

—Eso fue porque alguien no quiso pasarnos el teléfono de sus amigas famosas.

Le empujo, abrazo a Elle y la tiro contra mí.

—No voy a dejar que mis amigas se pongan en contacto con neandertales.

— ¿Acabas de llamarme neandertal?

—Y alégrate de que tú seas el más desarrollado de todos los que están aquí.

Mi hermana se ríe.

—Venga, soltadme ya que papá tiene que llevarnos al aeropuerto.

Al final acabamos haciendo un abrazo piña porque el estúpido de mi hermano se niega a soltar a Elle para que pueda abrazarla nuevamente.

La lleno de besos y al final nos separamos.

— ¡Por fin! ¡Venga, que vais a perder el vuelo! —Exclama mi padre desde la puerta del coche.

—Un ratito más, y así lo pierdes. —Digo.

—Elle, es el avión de papá, no voy a perderlo.

—No importa.

Nos despedimos por fin tanto de ella como de Gabe.

—Y me abandonaron. —Murmuro.

Mi hermano me da en la cabeza.

—No seas tonta, ni que fuera lo peor del mundo.

Marcha hacia dentro de casa y decido irme a la habitación. Ahora tendré la cama solo para mí, pero las horas de aburrimiento no me las va a quitar nadie.

Después de pasar casi toda la tarde subrayando incómoda porque obviamente no hay escritorio en esta habitación y estar abajo no es una opción ya que hay demasiado ruido, mi madre me avisa de que es momento de cenar.

—Ahora voy. —Digo algo desanimada.

—Eve, tú eres bastante extrovertida, no sé a qué viene este comportamiento.

Mientras coloco los libros en la mesita de noche, decido contestarle:

—Mamá, no puedo estar cómoda con una familia que insulta a su propio miembro.

Mi madre abre la boca del asombro, así que aprovecho y sigo hablando:

—Es cierto que los tíos de Gabe no han dicho nada, pero eso no quiere decir que sus hijos no lo hayan hecho. Cuando fuimos ayer a jugar con la nieve, insultaron a Gabe —mi madre intenta hablar, pero no la dejo—, le dijeron que se metiera en nuestro grupo porque "total ya era una chica" o algo así. Roderick calló a Kenneth, pero no es la primera vez que sucede, y no me siento cómoda aquí.

—Nunca he visto eso. —Dice sorprendida.

Me paso una mano por la cara.

—Porque cuando estáis vosotros, los padres o Marietta no lo dicen. Pero que no lo presenciéis no quiere decir que no suceda.

— ¿Por eso no querías venir?

Asiento.

Mi madre me abraza.

—Tienes un corazón tan puro.

Me da un beso en la frente.

—Al menos come con nosotros.

Cojo uno de los libros que tengo pendientes para leer después de la cena y marcho con ella.


Nos vemos pronto, xoxo

Nos vemos pronto, xoxo

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