Capítulo 37

42 4 0
                                    

Llegamos al avión donde lo están esperando. Quiero irme con él, pero no lo digo, primero porque es para nada ya que no puedo irme con él, y segundo, me da un poco de miedo decir eso cuando realmente no hemos aclarado del todo nuestra relación. Somos exclusivos, pero se supone que no es nada serio...pero si no lo fuera, Roderick no habría venido a buscarme, ¿no? No lo sé. Solo sé que vamos despacio para descubrir a dónde vamos... aunque poco a poco me están viniendo las dudas donde me pregunto cuál es la dirección a la que nos dirigimos.

Roderick tiene las manos en mi culo en lo que yono dejo de besar toda su cara. Como si quisiera grabarme en su piel.

Bueno, sí que quiero hacerlo.

Ya que no puedo tatuar mi nombre en cada parte de su cuerpo, quizás puedo marcarlo de este modo.

—Gracias por la sorpresa. —Le doy un beso en los labios—. Te voy a echar de menos. —Vuelvo a besarlo.

—Ha sido un placer.

Vuelvo a besarle la cara hasta que finalmente dejo apoyada mi frente sobre la suya.

—Suerte en los partidos, aunque te lo diré de nuevo por escrito.

Me responde con otro beso, aunque este no es un beso corto. Es largo, donde nuestras lenguas se enredan, nuestros cuerpos se presionan y dónde de no ser porque no hay nadie aquí, estarían presenciando una escena un tanto pornográfica.

—Voy a echarte de menos.

—Yo también. —Me da un beso corto—. Nos veremos pronto.

Asiento, pero en verdad no sé cuándo nos volveremos a ver. Quizás si acabo antes de tiempo la sesión que tengo programada, puede que pueda volar a verlo, pero con papá y con tanta gente que conozco... es muy complicado.

—Tengo que irme ya.

Quiero insistir para que se quede un poco más. pero sé que ya va tarde y que bueno... no sé si puedo pedir esto o no. Así que termino por asentir.

—Avísame cuando llegues y gracias por la sorpresa.

Presiona sus labios sobre los míos.

—Ha merecido la pena.

Me suelto y veo cómo sube al avión. A los pocos minutos lo veo despegar y me meto en el coche donde mis guardaespaldas me miran divertidos.

—Sé lo que estáis pensando y no voy a dar explicaciones, pero os recuerdo que no podéis decir nada a nadie por el acuerdo de confidencialidad, aunque sé que no necesitáis que os lo recuerde porque me queréis.

Sueltan una carcajada.

Miro por dónde ha volado el avión y no puedo dejar de pensar en que Roderick ha venido a verme solo por unas horas.

Sé que no debería ver más de esto, que dijimos que lo íbamos a ir viendo, pero no puedo evitar pensar en que esto es más. Bastante más, pero recuerdo que debo disfrutar del camino, que aún es pronto para llamarlo de ninguna forma y que depende de cómo veamos cómo vamos con todo esto, con la distancia, los compromisos, ya decidiremos.

Mientras tanto sonrío y me doy cuenta de que París se ha vuelto mi ciudad favorita.

Y Roderick... Roderick se está volviendo mi persona favorita también.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora