Capítulo 6

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Llego a casa y todo está en silencio. Supongo que mis padres están durmiendo todavía, son las ocho de la mañana. ¿En serio Max se ha levantado a esta hora por voluntad propia para correr? Solo de pensarlo me pongo mala. Supongo que él habrá ido a correr solo ya que no parece que esté por aquí.

Subo las escaleras que conducen a mi dormitorio. Es inevitable no mirar la cantidad de fotos que decoran la pared. Fotos de mis padres de pequeños y cuando ya estaban juntos, de mis hermanos, con Roderick y Gabe, de mis primos, con los abuelos... Toda nuestra vida plasmada en fotos que no solo decoran esta zona, sino que están por toda la casa. A mi madre le encanta poner fotos por toda la casa. Incluso en nuestros baños tenemos fotos de nosotros de bebés. Intentamos convencerla de mover las que decoraban el aseo, pero ni siquiera dio su brazo a torcer. Aunque al menos accedió a mover aquellas en las que estábamos en el váter. Pero no las que estábamos en la bañera.

Cuando llego a mi dormitorio grito del susto. Mi hermana me mira divertida.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has llegado? —Pregunto en lo que se levanta y me abraza.

—Esta madrugada.

— ¿Cuándo vuelves?

—Mañana.

—Un momento, voy a cambiarme y hablamos.

Al final no podré dormir ni un poco. Aunque dormí bastante bien con... No, no, no.

Eve, lo odias.

Me ducho y me visto.

Cojo el móvil y veo que Gabe me escribió preguntándome dónde estaba y yo le respondí con letras sin sentido. Aunque entendió que me había marchado con un chico porque me puso:

Gabe: Ya veo que al final sí que va a entrar alguien en tu agujero. Dile al chico que de nada por las bragas. Pásalo bien, ya me contarás los detalles.

¿Qué detalles voy a contarle? Yo no querría saber cómo folla Max. No sé qué voy a contarle.

Mierda, encima ahora se me ha metido en la cabeza la imagen de mi hermano haciendo cosas indecentes.

Sacudo la cabeza como si pudieran así desaparecer.

Salgo del baño con el pelo recogido en una coleta alta.

Mi hermana levanta la vista del móvil y me mira divertida.

—Parece que alguien se lo pasó bien ayer.

Me pongo la mano el chupetón. Joder, no se me puede olvidar.

—Mierda.

—Te recomiendo que lo tapes si no quieres que papá y Max comiencen a hacerte preguntas que dudo que quieras.

Me paso una mano por la cara.

Cojo la bolsa de maquillaje y me hecho corrector ahí hasta que no parece que un vampiro me haya drenado toda la sangre.

— ¿Bien?

Elle asiente.

— ¿Quién era?

—Un chico cualquiera. No lo conoces. —Miento.

— ¿Y qué tal?

—Ha estado bien. —Me encojo de hombros restándole la importancia.

Mi hermana me mira sospechosa.

—Que callada estás. Normalmente me cuenta todos los detalles.

Me siento a su lado.

—Eso no es cierto.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora