Capítulo 17

49 5 3
                                    

Estoy en el avión rumbo a casa. Aunque papá compró un avión hace no sé cuántos años, estamos en uno normal con más gente, solo que en la zona VIP. La verdad es que nosotros no solemos usarlo demasiado, más bien mis hermanos y mi madre cuando tienen viajes esporádicos.

Estoy sentada al lado de mi guardaespaldas que tiene las gafas de sol puestas, creo que está dormido, pero tampoco puedo culparle, apenas hemos pegado ojo. En la fila de al lado, mi padre se encuentra también con gafas de sol plácidamente dormido. Él no es para nada sutil, tiene hasta la boca abierta. Varios de los jugadores le han hecho fotos como si le hubiesen metido un dedo por ahí, cuando se meta en redes sociales y lo vea no creo que le haga demasiada gracia, aunque seguro que planea su venganza. Yo por el contrario, le he hecho una foto y la he pasado por el chat con mi familia, y mi hermano ya ha hecho una especie de montaje con su cara para que podamos usarlo todos. De verdad, adoro a Max.

He dormido algo, pero no demasiado ya que estoy algo preocupada por la actitud de mi padre ayer. Lo entiendo, pero me gustaría que confiara más en mí... aunque supongo que lo que me diría es que, aunque confía en mí, no confía en Chris. ¿Y qué puedo decir? Entiendo sus motivos.

Nos queda más o menos una hora de vuelo y estoy cansada de leer. Es como que no puedo concentrarme del todo, no aquí con todos estos hablando y bromeando sin parar. Me han animado a participar en sus conversaciones sobre todo Kim, pidiéndome el teléfono de Natalie. Ayer se liaron pero a los tontos se les olvidó intercambiar teléfonos, así que he tenido que ser intermediaria. No sé si surgirá algo entre ambos, pero sea lo que sea y por el tiempo que dure, es una pareja un tanto inusual. Físicamente son opuestos, él es blanquísimo, rubio y con ojos grises, ella es morena, creo que tiene ascendencia sudamericana, aunque nació en Francia, con el pelo y los ojos negros. Pero supongo que tendrán más cosas en común, solo que ayer con la borrachera con mi padre, no pude enterarme de nada de lo que pasó entre ambos. Aunque espero que una vez aterrice y use el móvil porque, aunque hay wifi ahora mismo no me apetece cogerlo, mi amiga me haya contado con todo lujo de detalles lo que pasó anoche.

Me emborraché con mi padre.

Lo pienso y aunque sonrío recordando todo lo que hicimos anoche, aún me cuesta creérmelo. Nunca lo había hecho con él y eso que hemos salido juntos a galas, pero cómo él y mi madre suelen irse antes, no habíamos tenido oportunidad. Y después de ver la cara que tenía hoy, estaba muertísimo, no creo que se vuelva a repetir. Pero tengo demasiadas anécdotas como cuando despertamos a mi madre, o cuando empezamos un directo y Roderick tuvo que venir corriendo a quitarlo antes de que nos dejáramos aún más en evidencia.

Aunque a decir verdad tampoco llegamos a decir o hacer nada. Solo a saludar, enseñar el ambiente y puede que a Kim y a Natalie liándose, pero dudo que se supiera que eran ellos. Estaban atrás del todo y apenas se distinguían en la oscuridad...

Bueno, no me han dicho nada así que entiendo que o les da igual o no se sabe que eran ellos.

Hablando de Roderick, ayer no hablamos y hoy tampoco. Parece ser que hemos vuelto al saludo de cabezas, cosa que me alegra. Es algo conocido, no terreno desconocido.

Me molestan las piernas, así que aviso a mi acompañante de que voy a ir al baño. Me coloco un gorro y las gafas de sol para que no se me reconozca. Sí, esta parte también tiene un servicio, pero está al lado y estirar, lo que se decide estirar, no voy a estirar nada.

Así que voy hacia el baño, pasando por los demás pasajeros que viajan en turista. Están demasiado ocupados con sus cosas como para percatarse de mí, cosa que me alegra porque la verdad es que bastante revuelo ha sido cuando nos han visto a los siete jugadores, a mi padre y a mí. Aunque yo también me sentiría así, por lo que no me quejo.

Abro la puerta del servicio, que por suerte estaba vacío y decido aprovechar para mear aunque tampoco es que tenga muchas ganas. Siempre me pongo a pensar en la forma en la que el váter absorbe el meado en los aviones, así sin más. ¿A dónde va? Supongo que a un depósito, aunque, ¿quién querría vaciar aquello? De pequeña pensaba que salía volando por algún lado y caía así sin más. Pero acabé desechando la idea porque no era muy realista.

Cuando me limpio las manos, abro la puerta para salir, pero entonces alguien se mete conmigo.

—Estoy empezando a pensar que tienes un problema con los baños. —Digo con lo veo cerrar el pestillo.

Roderick no responde, simplemente me besa. Dios, creo que podría acostumbrarme a esto. Le correspondo porque no puedo decir que no. No puedo negarme. Es como si fuera imposible que mi cuerpo responda de otra forma.

Me explora la boca y yo dejo que haga conmigo lo que quiera. Me sube encima del minúsculo lavabo. Dios, ¿puede que me vaya a unir al "Club de la Milla de Altura"? Roderick me baja los pantalones. Sí, efectivamente.

Una parte de mí, me dice que esto no está del todo bien, que debo trazar límites y exigir saber qué estamos haciendo.

Me mete dos dedos.

Sí, lo haré, pero después de acabar aquí.

Me mordisquea el cuello.

—Ni se te ocurra dejarme marcas. —Le digo con un hilo de voz.

Puedo notar su risa contra mi piel, y eso con el movimiento de sus dedos hacen que me salga un jadeo.

—No hagas ruido. —Su voz sale ronca.

Asiento y me tapo la boca con la mano.

Escucho como se baja la cremallera y sé que me va a penetrar en nada.

Efectivamente.

Dios, no sé cuánto hacía que no tenía sexo de forma tan frecuente. Podría acostumbrarme a esto.

—Cuidado con los dientes. —Regaño al vampiro este que parece que me a arrancar el pezón.

Noto su risa.

—Ha sido el momento.

—Momento el que te voy a dar como no te controles.

Vuelve a reírse, pero eso no hace que deje mi pecho tranquilo ni que deje de penetrarme sin parar.

Sus dedos se deslizan por mi clítoris, y como consecuencia me aprieto aún más la mano en la boca.

Después de mi orgasmo, él llega al suyo.

Se queda un rato dentro de mí, apoyando su frente contra la mía. Solo se escuchan nuestras respiraciones.

—Roderick, no podemos...

No me da tiempo a terminar.

—Lo sé, tenemos que hablar de esto.

Asiento.

Porque no podemos estar follando a escondidas así de repente. Aunque no me...

Sale de mí, y me ayuda a colocarme los pantalones, al igual que a bajar del lavabo. Al menos esta vez me ha ayudado.

—Sal tu primero. —Me dice.

Asiento.

Me peino con los dedos y cuando más o menos aparento que no me acabo de acostar con el ahijado de mi padre, decido salir.

Joder.

Joder.

Joder.

Me acabo de acostar con Roderick con mi padre a metros.

A metros de mí.

De los dos.

Mierda.

Mierda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora