Capítulo 31

44 4 1
                                    

Mañana volvemos a casa y estoy ultimando el mes con Kevin. Por suerte aproveché los días que no estaban ni Elle ni Gabe para adelantar el máximo posible de la universidad, por lo que este mes de enero puedo estar académicamente más tranquila.

Miro la cama y sonrío, Roderick ha estado durmiendo conmigo todas estas noches, y me sorprende que Max no se haya dado cuenta. Después del primer día, se ha estado trayendo ropa de deporte para simular que corre, y por ahora todo el mundo lo ha creído. Bueno... todos no, Eda me mira divertida cada vez que ha salido el tema.

Todavía no sé cómo lo ha sabido pero bueno, en algún momento intentaré sonsacárselo de nuevo, pero dudo mucho que logre sacarle algo antes de volver a casa... No sabía lo solicitada que era hasta que he intentado buscarla para interrogarla. Cada vez que iba en su búsqueda estaba hablando con alguien, y cuando por fin estábamos a solas, a los pocos minutos alguien iba en su búsqueda. De verdad, no entiendo nada.

Cuando bajo para comer, descubro que apenas hay gente por aquí.

—Esto está demasiado vacío. —Comento a mi madre que está con el ordenador.

—Se han ido algunos ya, y los que quedan han ido al pueblo.

— ¿Se han ido sin decir nada? —Pregunto sorprendida en lo que me siento a su lado y miro lo que está corrigiendo.

—Se han despedido de los que estábamos aquí... te llamé, pero no respondiste.

—Seguramente estaba dormida.

—Puede ser, pequeña marmota.

Pongo los ojos en blanco.

—Entonces, ¿quiénes estamos?

—Pues creo nosotros seis, los tres Lambert, dos de los hermanos de Dereck y Marietta.

—Vaya, no quedamos nadie... Se me hace raro teniendo en cuenta que ya mañana sí que nos íbamos ya.

—Creo que lo han decidido para no tener que recoger.

— ¡Mamá! No creo, ¿no?

Se encoge de hombros.

—Pues no lo sé, pero no me extrañaría, ya sabes cómo son.

Me pongo con el móvil a mirar las redes sociales, mi hermana ha subido alguna que otra foto de la última actuación que ha hecho, y el motivo por el que decidió abandonarme y dejarme a mi suerte. Sí, le guardo un poco de rencor. Los días se me han hecho algo lentos, aunque el hecho de no estar pasando las noches conmigo me han venido bien... no voy a negarlo.

—Vamos a ir a cenar fuera todos, para que vayas preparándote.

— ¿En serio?

—Sí.

— ¿Tengo que ir?

—Eve...

—Mamá...

—De mamá nada, ve arreglándote que por fin me van a hacer de comer en dos semanas.

Pongo los ojos en blanco.

—Podríais haber contratado a alguien y lo sabes.

Me mira mal.

—Lo pensamos, pero no queríamos escuchar las quejas de Marietta. —Susurra.

Me río.

—Bueno, os haré el favor.

Pone los ojos en blanco y yo marcho sonriente.

La cena transcurre tranquila, el que el tío Steven y los primos no estén aquí ha hecho no tener que escuchar comentarios incómodos. Cuando llegamos a la casa, al ser ya bastante tarde, nos vamos cada uno a su cama.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora