Capítulo 27

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Han pasado varios días desde que estamos aquí y lamentablemente mi hermana y Gabe vuelan ya mañana. Una parte de mí cree que se pusieron de acuerdo en el día para fastidiarme aún más.

Estoy sentada en la isla de la cocina, chupando la cuchara con chocolate de un postre que está haciendo Sabrina con su suegra. Mi madre tiene otra cuchara con la que está rebañando también sobre los restos de la mezcla.

—Mamá, no lo acapares todo. —La regaño en lo que le quito el recipiente para seguir recogiendo los restos.

Me mira mal, pero le sonrío con dientes incluido y por la forma en la que frunce el ceño entiendo que los tengo manchados de chocolate. Conseguí que parara de comer, así me encojo de hombros y sigo comiendo.

—Sabrina, te dije que pusieras la temperatura a la 185ºC.

La pobre madre de Gabe se pasa la mano por el pelo exasperada.

—Marietta, te he dicho que el horno no tiene esa opción, es o 180 o 200, por eso he puesto 180.

La mujer inspecciona el horno para comprobar que no le está mintiendo. Sab mira a mi madre en busca de ayuda, pero no podemos decir nada porque la abuela Lambert se adelanta.

—No entiendo por qué escogisteis esta casa con lo mal que está, el horno no es bueno y...

—No pensamos que fuera necesario esto, con tener un horno...—En el momento en el que Sabrina habla se da cuenta de que la ha cagado.

—Pero ¡cómo no va a ser importante, Sabrina! ¡A saber cómo sale ahora el bizcocho! ¿Cómo vamos a saber si puede soportar o no meter más de uno? Ahora tendremos que ponerlos todos porque me has entretenido teniendo que comprobar esto y no podemos ir de uno en uno.

Sabrina pone los ojos en blanco.

Mi madre y yo nos miramos, madre mía el drama por esta tontería.

—Marietta, te pedí una lista con los imprescindibles de la casa, y no dijiste nada de esto.

En ese momento escucho cómo la puerta se abre, son Dereck y mi padre.

— ¡Porque daba por hecho que esto lo sabrías! ¡A fin de cuentas tú eres la que cocina en tu casa! —La mira desconfiada—. ¿O me mentiste, Sabrina?

Ambos hombres se miran y sin decir palabras, se dan la vuelta y huyen.

Hacen bien.

— ¡Claro que no! ¿Por qué iba a hacerlo? ¿Qué sentido tiene que haga eso?

La sigue mirando mal, pero parece darse por vencida porque termina asintiendo, aunque poco convencida.

—Bueno, Eve, ¿y el chico ese con el que te vieron el otro día?

Miro a mi madre y a Sabrina por si me ayudan, pero la amiga de mi madre me sonríe agradecida de que el foco sea yo ahora y no ella.

—Bueno... pues solo quedamos para comer.

En ese momento llegan Roderick y mi hermano.

De verdad, ojalá lo deje aquí.

Ambos van a la nevera a por lo que veo que es agua.

— ¿Qué hacéis?

—Sabrina y Marietta están haciendo bizcochos. —Responde mi madre a Max mientras sigue con su cuchara.

—Sabrina me está ayudando porque todavía le hace falta practicar.

—Llevo desde que empecé a venir aquí haciendo esta receta contigo...

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora