Capítulo 60

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Por la mañana Elle marcha a las prácticas o ensayos o como quiera que se llame esto. Tanto Roderick como Max marchan a correr porque por lo que parece no pueden saltarse ni un día de entrenamiento. Yo podría haberme ido con ellos, podía haberles pedido que me esperaran, pero dije que tenía que mandarle unos trabajos a una de mis profesoras y dejé que se fueran sin mí.

Bueno... dejar lo que se dice dejar no es la realidad, pero no importa.

Mientras ellos corren o lo que sea, mando las cosas y me tumbo en la cama desparramada. No he tenido tiempo de procesar nada de lo que pasó ayer, todo fue demasiado rápido e intenso. Hice las paces con mi hermano y después me declaré a Roderick. Y él hizo lo mismo.

No he tenido tiempo de aclararme nada. Salté de una solución a otra. Y aunque me alegro, es cierto que no me ha dado tiempo a asimilar que estoy en una relación con Roderick David Lambert.

¡Madre mía! Quiero gritar.

Recibo una llamada de Gabe y le contesto.

— ¿Cómo ha ido con mi hermano?

— ¿Lo sabías?

—Obviamente, ¿a quién crees que se le ocurrió la idea de que fuera verte?

—Vaya, y yo que pensaba que el detalle había sido romántico.

—Por favor, Eve, es un hombre, no piensa tanto.

—Sabes que tú también eres un hombre, ¿no?

—Los gays somos superiores.

Pongo los ojos en blanco.

—Bueno, vamos a valorar que pensaba llenar el salón de su casa con flores e invitarte a ir.

— ¡Oh! ¡Eso hubiese sido tan bonito!

—Lo sé, pero le dije que era demasiado para pedirte ser su novia oficial, ¿qué iba a dejar entonces para cuándo te pida matrimonio?

Noto cómo empiezo a sonrojarme.

— ¡Gabe! ¡Es demasiado pronto!

— ¡Lo sé, pero no importa! No puede crear tantas expectativas porque, Eve, tiene muchos defectos así que tiene que ahorrarse esos detalles para cuando tenga que disculparse.

— ¡No eres justo con él!

—No importa, lo conozco demasiado bien y sé que en algún momento la cagará como todos.

Pongo los ojos en blanco.

—Así que cuéntame, ¿qué ha pasado?

Me paso una mano por la cara y puedo notar las mejillas calientes.

—No puedo creer que vaya a contarte esto y de tu hermano, ni más ni menos.

Mi amigo se ríe.

—Bueno, siempre dijimos que queríamos ser hermanos... a ver esto no es lo mismo porque si lo fuera sería incesto y es raro... y bueno, ilegal. Pero sobre todo raro. ¿Te imaginas que hubiésemos sido hermanos? Hubiese estado muy chulo, pero es cierto que esto ahora sería raro...

— ¡Gabe! ¡Vuelve a la tierra!

— ¡Sí, verdad! Lo que quería decir que ahora que estás con él sí que vas a ser como mi hermana. Y podemos ponernos de acuerdo para molestarle.

Sonrío.

—Eso ya lo hacíamos ya.

—Ya, pero ahora podemos de verdad molestarle y no se va a enfadar.

Niego con la cabeza porque no tiene remedio, y entre risas y sonrojos termino por contarle cómo fue todo.

—Bueno, ¿y mi hermano está bien equipado?

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora