Capítulo 43

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Después del entrenamiento o calentamiento o lo que sea, hablamos un poco con los chicos y papá. Más bien les damos ánimos, pero no mucho más, no debemos desconcentrarlos.

Mamá y yo volvemos al hotel para cambiarnos, hablar con mis hermanos porque no puede estar ni un día sin hablar con nosotros, y después marchamos por fin para ver el partido. Nos solemos colocar en el reservado para las familias, de pequeña le pedí una vez a mis padres de ponernos lo más cerca posible del campo, pero no salió bien. Demasiada gente pendiente de nosotros, y a mitad del partido tuvimos que marcharnos. Mamá me contó que cuando éramos más pequeños alguna que otra vez vimos un partido desde allí, pero normalmente era con menos espectadores ya que eran partidos solidarios para recaudar fondos y eso. Por lo que apenas recuerdo cómo es estar ahí pero bueno, quizás en otro momento, ahora que ya sí que somos más mayores, lo hagamos.

Hay pantallas para ver mejor el partido y ventanas de cristal por si queremos verlo desde ahí, aunque también podemos salir al balcón. Aunque no solemos hacerlo demasiado. Se nota que la fecha es un poco extraña porque no hay muchos familiares de los chicos, incluso Dereck y Sabrina no han llegado a poder venir porque tenían otros conflictos laborales. Pero bueno, al menos estamos unos pocos para dar apoyo.

Cogemos un poco de la comida que nos han puesto y mamá y yo miramos por una de las pantallas el partido. Me siento un poco desconectada de lo que está pasando. No sé cómo explicarlo desde la conversación de esta mañana me siento sin saber bien qué hacer. Sé qué decisión he tomado, pero me es inevitable no pensar en ello.

Decido centrarme en comer y en buscar al número 22. Aunque intento que no se me note demasiado, suficiente sabe ya mamá como para encima darle más información porque ella se da cuenta de todo. No es como mi padre que es más despistado.

En un momento hay una falta y enfocan a mi padre que está gritando a no sé quién. Creo que nunca se ha puesto así con nosotros, aunque cuando hay partido es bastante común esa reacción cuando pasa algo. Es extraño, pero a la vez me alegro de que ese regaño esté dirigido a otro y no a mí.

El partido continúa, aunque sin demasiado drama. El equipo contra el que competimos no es de la misma división por lo que, aunque me apena decirlo, son peores que nosotros. Y eso está demostrado en el palizón que le estamos dando. Cuatro a cero. Así, sin anestesia.

Llega el descanso y cojo el móvil para ver los mensajes y correos que pueden haberme llegado, hoy apenas lo miré. Hay alguna propuesta interesante por lo que escribo que me den más información al respecto, miro también la lista de los modelos que participarán en el desfile, y asiento ante algunos de los compañeros que ya conozco.

Sé que debería estar agradecida a mi trabajo porque me gusta, pero me apena irme. Sobre todo, por las personas que dejo atrás, aunque solo sean unos días.

Mi madre parece estar también escribiéndole a alguien, pero tiene el ceño fruncido. Así que parece ser que algo no ha salido como quería.

—La gente es tonta. —Murmura.

Abro los ojos del asombro porque mamá no suele insultar así a la gente. Por lo general tiene un carácter tranquilo. Aunque como todo hay excepciones, supongo que como en este momento.

Quiero preguntarle, pero la conversación entre unas chicas de atrás mía me despista.

—Entonces, ¿qué vas a hacer?

—Si ganan, que es bastante obvio que eso es lo que va a pasar, iremos a la fiesta y entonces hablaré con él.

—Pero, ¿así sin más?

—Pues sí, estará algo contento y ya está. Además, no es como si fuera a colarme, tú me has invitado.

—Porque mi hermano me ha invitado.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora