Capítulo 70

46 3 0
                                    


Estaba con los ojos abiertos, aunque apenas veía nada. Quería cerrarlos para poder concentrarme mejor en mi respiración, así era como me habían enseñado. Pero por razones obvias no me fiaba a cerrar los ojos, a perderlo de vista, aunque apenas pudiera ver sus gestos.

¿Cómo podía esa lámpara iluminar tan poco? ¿Cómo era posible que no viera apenas? Veía su silueta, un poco de sus gestos y solo cuando se acercó pude fijarme mejor en el pelo. Por lo demás, no era capaz de ver nada.

Sabía que era él por la voz porque por otra cosa no era capaz. La oscuridad me impedía ver bien, lo que me causaba aún más ansiedad porque no tenía control sobre el entorno, además de que había que sumarle que no tenía ningún control sobre la otra persona.

Me sentía atrapada.

Porque realmente... estaba atrapada.

—Es curioso que lo primero que me preguntes sea el por qué y no el cómo. Cuando creo que esto último es lo más interesante.

Quiero poner los ojos en blanco, pero dudo que sea buena idea.

Podría enfadarlo más o incluso ponerlo nervioso. Y lo que menos quiero es que se ponga agresivo porque, aunque nunca lo ha sido conmigo, tampoco me había encerrado nunca. Y aquí estamos.

Nunca se ha puesto así conmigo, pero... Justo en ese momento caigo en el día que comimos juntos y supo que me estaba viendo con alguien. En la actitud celosa que tuvo. En cómo me pidió perdón después a pesar de todo. Y como yo ni siquiera me calenté la cabeza y le quité la importancia.

Y cuando me lo encontré las últimas veces.

En Roderick.

Y cómo me avisaba y yo decía que era un exagerado.

¿Cómo es que no fui capaz de ver las señales?

—Yo estaba bien, tranquilo. En el momento en el que lo dejamos —nunca estuvimos juntos, pero no es un buen momento para recordárselo—, lo entendí y lo respeté. Pero entonces tú tuviste que decirme que estabas viendo a alguien.

Gira la cabeza hacia el lado.

—Y no lo entendí y sigo sin entenderlo.

Me quedo callada sin saber qué decir porque todo lo que me gustaría decirle, o más bien gritarle es de todo menos bueno. Así que cierro la boca, esperando a que continue. O que se tire de la ventana.

Sí, soñar es gratis.

Y sí, desearle la muerte a alguien no está bonito, pero joder, estoy encerrada y atada. Creo que puedo desearle el mal a esta persona concretamente.

—Porque Eve, nosotros éramos felices juntos. Éramos perfectos juntos.

Asiento con la cabeza para seguirle el juego. Porque creo que no le ha gustado demasiado mi silencio por la forma en la que ha fruncido los labios.

— ¿Cómo? —Pregunto.

Creo que sonríe y lo que quiero es darle un guantazo que le borre la sonrisa de la cara.

—Ha sido bastante sencillo la verdad. Es fácil saber dónde estás cuando subes constantemente dónde te encuentras por las redes sociales, y cuando no lo hacías, los paparazis publicaban tus fotos. Ha sido fácil seguirte el rastro. —Se encoge de hombros.

— ¿Y esto?

—Es muy fácil conocer las compañías de vuelos privados. Además de que sabiendo que terminabais la sesión esta mañana no tuve que sumar dos más dos para saber que vendrías hoy ya que mañana Roderick —pronuncia su nombre con todo el asco del mundo— cumple años.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora