Capítulo 54

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Ayer después de hablar con todo el mundo tuve nuevamente una charla con mis padres. No acusatoria ni mucho menos, simplemente querían saber cómo habíamos pasado de llevarnos mal a bien sin la presión de tener a todo el mundo presente. La verdad es que ambos me escucharon y papá no soltó ningún comentario como cuando estuvo con todo el mundo. Supongo que solo necesitaba procesar todo lo sucedido.

He hablado un poco con mi hermana y con Gabe, pero no demasiado, ambos han estado muy ocupados. Max sí que no me cogió las llamadas, pero bueno, supongo que se siente un poco traicionado, al fin y al cabo, Roderick es su mejor amigo y no sabía nada de lo que estaba sucediendo.

Papá está entrenando con los chicos y según tengo entendido volverá a casa bastante tarde. Yo me he pasado el día entre apuntes intentando centrarme en ellos y no en todas las notificaciones que tengo en redes sociales, en los tabloides que no dejan de inventarse cosas de mi relación y de gente con la que no hablaba en años, que ahora milagrosamente quieren saber de mí. Con algunas de mis compañeras y con las que tengo más afinidad he hablado y contado pinceladas de lo que es mi relación. No he entrado mucho en detalles porque en parte no me gusta ir contando lo que ha pasado entre los dos... es un poco raro, pero como que es, o ha sido, algo tan bonito que el contarlo hace que ese inicio, o lo que sea que se llame esto, deje de ser algo nuestro, íntimo.

Igualmente, las chicas se han sorprendido porque apenas hemos hablado en público Roderick y yo... Lo que implica que hemos hecho las cosas bien.

Me levanto del escritorio y voy a buscar a mamá que parece que se está secando el pelo.

Cuando entro en su cuarto, me percato en las fotos de la cómoda. Tenemos fotos por todos lados, pero solo hay una única aquí. La miro y la acaricio con los dedos como hago siempre que entro al dormitorio.

Escucho a mamá salir ya con el pijama puesto.

— ¿Nunca pensaste en tener más hijos? —Pregunto mirando la ecografía.

Mamá la mira con un atisbo de pena y me indica que me siente en la cama en lo que ella hace lo mismo. Coge el peine que llevaba en la mano y empieza a cepillarme el pelo como cuando era pequeña.

—Mark fue una sorpresa para tu padre y para mí. Fue justo después de tenerte, poco después de la cuarentena. Eras muy pequeña y él fue algo inesperado. Nos planteamos qué hacer, pero no había dudas... podíamos traer otra vida, podíamos darle los medios.

Mamá se queda unos segundos en silencio para volver ahora a trenzarme el pelo.

—Así que cuando lo perdimos... tu padre no me presionó para tener más hijos. Realmente nunca lo ha hecho, siempre me ha dicho que yo decidía porque al final era mi cuerpo el que sufría las consecuencias. Y las consecuencias de perderlo... Vosotros erais muy pequeños y me centré en vosotros y en seguir con mi carrera y los años pasaron... no sentí la necesidad de tener más. Y tampoco quería que el siguiente fuera porque haber perdido antes a otro bebé.

Asiento mirando la ecografía del que hubiese sido mi hermano. Técnicamente es mi hermano, pero nunca llegamos a verlo, o a tocarlo... Mamá tenía como una especie de bulto o quiste cuando se quedó embarazada, hace mucho tiempo que nos lo contó y ya no recuerdo bien lo que sucedió. Nunca le había pasado antes. Pero esta vez pasó, hicieron muchas pruebas desde el principio del embarazo lo que permitió conocer su sexo y de ahí a ponerle ya un nombre. Lo perdió pronto. Hay quienes dirían que ni siquiera estaba ya formado del todo, pero eso no quita que marcara menos a mis padres.

Tenían un bebé y lo perdieron.

Teníamos un hermano que perdimos.

Quizás si no le hubieran puesto nombre, si no hubiesen sabido el sexo... quizás no se habría sentido como una pérdida tan grande. Pero lo fue.

Entre los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora