El mejor jugador no es que prevé las jugadas con antelación
—¡LARISSA SAGE! —Gritó mi mejor amiga por cuarta vez mientras intentaba entubarme en un vestido verde aceituna—. ¡DEJA DE JODIDAMENTE MOVERTE TANTO Y AYÚDAME A PONERTE EL MALDITO VESTIDO!
—¡RUSH! —Bramé exasperada.
Habíamos estado aquí por tres horas. Tres jodidas, dolorosas, innecesarias y largas horas. Cuando llegamos al ridículamente gigante departamento de Rush en todo el centro del campus universitario, él ya tenía todo preparado. Una señora más o menos mayor estaba acompañada con cuatro asistentes, muchos, muchos alfileres para probarlos en mi cuerpo y un centenar de vestidos regados por los muebles de Rush esperando ser usados.
Lo primero que hice antes de empezar mi tortura imperial fue realizar una orden de cateo, como lo había llamado Drake, por todo el departamento de Rush. ¿Cómo demonios era posible que éste fuera incluso más grande que el de Drake? No lo sabía, sin embargo aun así me maravillé por cada puto objeto que había encontrado en el piso del espécimen.
—¿Sí? —Se adentró Rush al vestidor improvisado que Rosetta, la señora no tan mayor, había hecho para probarme algunos vestidos para mi opinión, con expresión inocente.
—¡ES SUFICIENTE! —Exclamé en su dirección—. ¡Es ridículamente innecesario y ese vestido es de un color horrible! —Kendall mordió mi tobillo para poder meter el jodido vestido en mi cuerpo—. ¡¿Qué demonios te pasa?! —Le grité a mi mejor amiga. Ella aprovechó mi distracción y por fin pudo meterme en el vestido aceituna.
En cuanto estuvo en mi cuerpo, las miradas horrorizadas plasmadas en el espejo del vestidor de Kendall y mías aceptaron irrevocablemente que ese no era mi vestido. Kendall soltó un gruñido de frustración y tan rápido como me metió en el vestido, me sacó de él no sin unas cuantas objeciones de mi parte.
—Le diré a Rosetta que este no funcionó —murmuró ella, saliendo del vestidor muy enfadada.
—¡¡Deberías decirle que tus métodos para vestirme son los que no funcionan!! —Le grité, esperando que me oyera.
—¡Cómo tú digas! —Respondió ella a gritos.
Soltando un gruñido extenuante, miré al espécimen traído por Dios. Su mirada estaba fija en mí y sus ojos brillaban con hambre. Curiosa por saber qué le causaba esa sensación, me miré en el espejo. Levanté las comisuras de mi boca en una diminuta sonrisa al ver que me encontraba únicamente con mi ropa interior de encaje morada. Suspiré mentalmente, agradeciendo al cielo por haberme puesto ropa interior de encaje antes de salir a la calle.
Rush se acercó a mí cuando nuestras miradas se toparon en el espejo, se posicionó detrás de mi espalda y empezó a morder levemente mi cuello, enviando serios escalofríos por mi columna vertebral.
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Let's Play
Ficção AdolescenteElla no es de embriagarse, pero ella bebe. Ella no es de apostar, pero ella juega. Ella no es de ir a fiestas, pero ella baila. Ella no es de enamorarse, pero ella enamora. Ella es muy buena con las armas, por ende ella asesina. Ella no cree en el d...