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La jugada está ahí, pero necesitas verla

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La jugada está ahí, pero necesitas verla.


—¿Vas a entrar de una vez o no? —Preguntó una chica castaña con aspecto gótico, luego de expulsar todo el humo de cigarrillo de sus pulmones.

Y, por supuesto que sí. Había entrado a la puerta secreta porque yo era una maldita curiosa de mierda, ¿fantástico, no? Cuando me adentré a la pequeña habitación y cerré la puerta detrás de mí, la chica castaña estaba sentada en una pequeña silla con varias colas de cigarros a su alrededor, eso me descolocó un poco, pero más cuando me di cuenta que detrás de ella había otra puerta que debía conducir a no sé dónde porque ella la estaba protegiendo.

"Chica, no tengo toda la noche —gruñó Gotic—. ¿Entras o no? —Sí, la llamé Gotic porque su aspecto se parecía a los personajes góticos de los dibujos animados. Le quedaba bien el apodo. Sin pensarlo mucho, asentí—. Contraseña —pidió ella.

¿Qué? ¿Contraseña? ¿Qué carajos había detrás de la otra puerta para que pidiesen contraseña? Empecé a pensar, exprimiendo mi cerebro hasta que, muy insegura, una palabra vino a mi cabeza.

—¿Marihuana? —Decidí probar.

Gotic me dio una mirada que me hizo sentir estúpida. Aquello había sido por inercia, lo acepto.

—Te daré una pista —dijo—. Es una frase.

¿Eso? ¿Una frase? Hay más de millones...

Todo corre por mi cuenta, y si no, hago que corra —solté de repente, cuando el bombillo de mi cabeza brilló.

Gotic me tendió una sonrisa gigante, dejando ver sus dientes extremadamente blancos y bonitos. Raro, teniendo en cuenta todo lo que se veía que ella se fumaba. Se levantó de donde estaba sentada, abrió la puerta detrás de ella y empezó a caminar por un pasillo angosto y largo iluminado por luces rojas. No perdí tiempo y me fui detrás de ella.

—Bienvenida a LP —dijo, deteniéndose en una puerta elegante y abriéndola de par en par—. Disfruta —dijo, y se fue por donde vino, dejándome sola.

Mi mandíbula cayó un poco. Había un club. LP era un maldito club. Habían varias mesas con adolescentes haciéndose pasar por adultos tomando de sus vasos rojos, fumando y hasta incluso drogándose. Mierda. ¿Por qué demonios Zach había estado aquí con Harris? ¿Por qué rayos no se podía involucrar en clubs de lectura, ajedrez o incluso de música? ¿Por qué cada que tiene la oportunidad de cambiar su rumbo tiene que ir por el peor camino?

Sacudí mi cabeza, tratando de despejar mi mente. Tenía que encontrar a mi grupo y luego matar yo misma a Zach. Recomponiéndome, caminé hacia una barra después de pasar miradas de lujuria por parte de muchos hombres las cuales me dieron asco y senté mi trasero en el mueble giratorio.

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