Ella no es de embriagarse, pero ella bebe.
Ella no es de apostar, pero ella juega.
Ella no es de ir a fiestas, pero ella baila.
Ella no es de enamorarse, pero ella enamora.
Ella es muy buena con las armas, por ende ella asesina.
Ella no cree en el d...
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Juega como piensas y lo que recibas será parte de ti, de tu historia
Arabella
¿Difícil? Sudé más que un hipopótamo. El espécimen había barrido conmigo el piso y hubiese ganado... Si no se hubiese confiado en el piedra, papel y tijeras que rogué al final, concediéndome la victoria.
—Mi amor... —llamó una voz bastante sexy. Gruñí. A lo lejos pude oír una especie de risa—. Princesa —volvió a llamar con más apremio.
Gimoteé a la vez que rodaba por la cama, tapándome la cabeza con la fina almohada.
—Es demasiado malditamente temprano. Ve a joder a otro lado —protesté sin abrir los ojos.
Rush tenía la tendencia de despertarse al amanecer y, en serio, hubiese apreciado el gesto de intentar ser mi despertador, pero él me dio hartos orgasmos la noche anterior y mi cuerpo se sentía como si lo hubiesen pisado una docena de caballos iracundos, por ende, era demasiado malditamente temprano para mí.
—¿Tú no querías que arrojara el trato de princesa a la basura? —Se rió él.
Sentí como me quitó la almohada y la sabana, dejando mi cuerpo desnudo. El frío me arropó de manera violenta por lo que entre escalofríos y maldiciones me senté en la cama, abriendo por fin los ojos. Casi pegaba el grito al cielo cuando mis ojos se posaron en el despertador de al lado. ¡Seis de la mañana!
—Te odio —dije entre dientes cuando enfoqué al espécimen.
Él estaba sentado en la única silla del cuarto. Estaba bañado, vestido, despierto y con una taza de café entre sus manos. Luego de recorrerme con su mirada hambrienta, me sonrió de oreja a oreja.
—Rise te está esperando en su oficina —me informó entre tanto yo me levantaba e iba al baño para darme mi ducha matutina—. En realidad agradezco tomar su lugar para despertarte. No pensé que ibas a dormir así —su voz llenó el diminuto baño.
No me molesté en dirigirle la mirada. Me metí en la ducha y abrí la llave de la regadera, dejando que el agua caliente comenzara a mojarme el cuerpo entero y que el vapor cubriera el baño.
—¿Así cómo? —Le pregunté, divisándolo apoyado en el marco de la puerta—. ¿Desnuda? ¿Justo cómo me dejaste anoche?
La sonrisa de Rush se hizo más pronunciada cuando me barrió con la mirada de arriba abajo con extrema lentitud, quedándose en mis tetas más tiempo de lo necesario.
—Estoy, en serio, tratando de no agarrarte, pegarte contra la pared y follarte hasta que pierdas el conocimiento justo igual que anoche, princesa, así que cierra la cortina, báñate y te espero al otro lado de la puerta en diez minutos.
Dicho eso, él se marchó dejándome con una leve picazón entre mis piernas. Riendo como idiota, me dispuse a seguir con lo mío y en diez minutos exactos ya estaba saliendo de mi habitación, depositándome en los brazos del espécimen en un pasillo inusualmente vacío.