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Pero, para el buen orden del juego y de las cuentas, gana

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Pero, para el buen orden del juego y de las cuentas, gana.


Rush

—¿Nunca han visto a alguien resurgir de entre los muertos? —Comentó mi novia haciendo su entrada triunfal para sentarse al lado de mi silla.

Me senté a su lado cuando Rise se echó a reír.

—¿Cómo lo convenciste para que siquiera te dejara colocar un pie fuera del área médica? —Inquirió mi hermano haciendo reír al resto.

—Tengo un lacayo por lo que resta de día —respondió plasmando deliberadamente una sus clásicas sonrisas que me volvían loco.

Maldita sea. No me importaba ser su sombra todos los condenados días si eso conllevaba tenerla sonriendo justo así. Atrapé su mano entrelazándola con la mía de nuevo cuando Harrison llegó a la oficina seguido de Levine. Dejé que una sonrisa se deslizara despacio por mis labios cuando me percaté del moretón que tenía el pedazo de mierda en su sien.

Harrison se sentó en el otro extremo de la mesa con Levine al lado luego de observar a Arabella con una fruncida de ceño. Sonreí aún más cuando Levine ni siquiera levantó su vista para enfocarme. Se merece más por ser un pedazo de mierda.

—Riden y yo ya probamos el prototipo de la bomba —empezó a hablar Rise cuando estuvimos completos—. Funciona espectacular y Drake supervisó la prueba de vuelo de Nathaniel. La pasó sin inconveniente alguno.

—¿Incluso las maniobras de escape? —Inquirí.

—Todo —aceptó Rise. Asentí. Sabía que Nathaniel era excelente piloteando cualquier cosa en cielo y tierra, pero tenía que asegurarme—. De aquí al viernes tenemos tiempo para que te recuperes lo suficiente, preciosa —le guiñó un ojo a mi novia. Me tensé pero acallé cualquier protesta que iba a soltar. Le había prometido tratarla como mi igual y yo también hubiese querido ir al operativo aunque me encontrara ahogado en la mismísima mierda—, pero sí necesito que mañana me acompañes para probarte el equipo con el que vas a trabajar el viernes.

—Estaré en tu oficina a primera hora de la mañana —prometió ella.

—¿Qué de lo que se va a transportar desde el edificio? —Cuestionó Harrison cambiando el tema.

—Aún no sabemos —le respondió Rise.

—Presumimos que es un gran movimiento de su droga pero estamos tratando de averiguar para quién es —secundó Riden monótonamente—. Si logramos reducir el edificio hasta sus escombros quizás, en el proceso, podamos descubrir quien recibiría el encargo.

—Son demasiados kilos —dijo mi novia mordiéndose su labio inferior mientras repasaba la información de la carpeta que Rise le había dejado en la mesa—. Quien sea que la quiera debe de ser del primer eslabón de la pirámide.

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