Ella no es de embriagarse, pero ella bebe.
Ella no es de apostar, pero ella juega.
Ella no es de ir a fiestas, pero ella baila.
Ella no es de enamorarse, pero ella enamora.
Ella es muy buena con las armas, por ende ella asesina.
Ella no cree en el d...
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Porque sí, a ambos les gusta jugar
Arabella
—¿Tienes una jodida idea de lo mucho que quiero arrancarte la cabeza en estos momentos? —Masculló mi mejor amiga con rabia mientras me sofocaba en un abrazo de oso—. Es increíble que una y otra vez te sigas pasando por el culo la única cosa que te pido, Arabella.
—No lo hago a propósito —me defendí correspondiéndole el abrazo.
Luego de que el espécimen idiota hiciera todo lo posible por provocarme y dejarme en ascuas encerrándose en el baño, me vestí y salí de la habitación para enfrentarme a otro de mis dragones personales. Ella estaba esperándome en la sala con Harrison, Rise y Nathaniel a sus espaldas, quizás por mi propia seguridad.
Antes de que me ahorcara en un abrazo agobiante, su mirada me gritó las doce mil groserías que quería darme pero nunca salieron de su boca al repasarme con sus ojos de pies a cabeza, encontrándome de una pieza completa.
Pequeños milagros.
—Y una mierda si no —Kendall aprovechó de ahorcarme más para luego dejarme salir de sus brazos cuando ambas sentimos la presencia inconfundible de Rush a mis espaldas—. Te dejo en paz tan solo porque sé que Rush tomó la delantera y te dio el escarmiento que necesitabas —le dio una sonrisa corta a mi espécimen y éste le respondió con pasar sus brazos por mis costados, recostándome en su pecho, posicionando su barbilla en mi coronilla—. Rush.
—Kendall —le respondió el saludo.
Harrison carraspeó, llamando la atención de todos antes de que yo tuviera tiempo de interrumpir los minutos de saludo, por lo que todos volteamos a verlo.
—Estás fuera hasta que puedas caminar una cuadra por tu cuenta —me señaló el jefe. Solté un respiro de resignación, queriendo ahorcar a Roelle con mis propias manos por bocazas, pero no podía cambiar lo que Harrison había decidido por lo que asentí con la cabeza una vez y me tragué todo lo que tenía para decir—. Con eso en claro, Kendall se encargará del operativo en Jerusalén —mi jefe miró a Rush—. A lo que me digas que tú y tu hermano se quedaran únicamente por ella...
—No es que puedas hacer mucho para impedirlo de igual forma —sentí como Rush se encogía de hombros e iba a abrir la boca para matarlo con palabras, pero él fue más rápido—. Ambos iremos, pero con una condición.
Jesús.
Harrison lo miró como si estuviera jodiendo.
—No estás en condiciones para ponerme y exigirme a mí condiciones, chico.
—Quiero que Kendall se quede con Arabella y que Rise vaya en su lugar —siguió Rush, ignorando por completo a mi jefe.
—¿Qué? —Soltó Kendall, abriendo la boca bastante indignada mientras lo asesinaba con la mirada—. ¿Por qué?