Ella no es de embriagarse, pero ella bebe.
Ella no es de apostar, pero ella juega.
Ella no es de ir a fiestas, pero ella baila.
Ella no es de enamorarse, pero ella enamora.
Ella es muy buena con las armas, por ende ella asesina.
Ella no cree en el d...
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En la mesa y en el juego, la educación se ve luego
—¿Qué hay en Chovert? —Pregunté entre curiosa y nerviosa.
Rush me tenía en su auto mientras que Zach y Kendall iban con Drake. Él no me había dicho de qué demonios trataba mi prueba. Antes, en cuanto Rush había bajado del apartamento del rubio primero y me dejó con los hermanos Anderson quiénes mantenían una sonrisa estúpida en sus caras, les pregunté al par de idiotas qué demonios era Chovert, pero lo único que pudieron decirme era un "espera y verás" y un "espero que puedas con esto".
Rodé los ojos inconscientemente. Idiotas.
—¿Es nervios lo que detecto en tu voz, princesa? —Rió el espécimen malditamente sexy.
—Puedes contestar mi pregunta anterior —dije, cabreada.
Rush chasqueó su lengua.
—Si no estás preparada puedes decirlo, todos entenderán y yo, personalmente, te dejaré en tu casa. No hay nada de malo, princesa. Es bueno saber cuándo no se puede dar más —siguió burlándose.
—Ya quisieras —murmuré entre dientes.
—¿Drake te había contado todo, verdad? —Cuestionó él repentinamente serio, cambiando el tema bruscamente.
Le di mi mejor mirada de desconfianza, pero luego suspiré. No tenía opciones y él probablemente ya lo había adivinado por mi culpa.
—Me lo dijo —confirmé—. Estaba desesperado y como todo el mundo estaba diciendo que yo era diferente, me lo contó —resumí la verdad.
En realidad, no había mentido casi. Omití la parte donde había descubierto mi identidad y la de Harrison, pero aun así todo era casi cierto, además, Drake de verdad estaba muy desesperado.
El sonido ronco de la risa de Rush se hizo presente, cerrando la conversación. Siguió conduciendo a quién sabe dónde en silencio. Eran pasadas de las doce de la madrugada según Rush, cuando el auto se detuvo en la entrada de un almacén, que a mi vista, parecía vacío. Rush bajó primero y pude ver por su retrovisor cómo hablaba con Drake quién también se había bajado de su Range Rover.
Respirando hondo, me bajé del auto para reunirme con el grupo de idiotas.
—¿Estás lista? —Inquirió Zach en cuánto llegué a ellos.
Bajé mi vista hacia algo que había llamado mi atención.
—Kendall llega llorando a mí por cualquier razón y tú serás el primero en descubrir cómo la cabeza cabe en la cavidad anal de una persona —advertí deliberadamente con una sonrisa en mis labios.
Rush, Kendall y Drake no se molestaron en encubrir sus risas estrepitosas.