El juego es altamente moral. Sirve para arruinar a los imbéciles.
—Saben el protocolo —retumbó su voz en ruso.
Demonios. No recordaba que la voz de Jonathan fuese tan malditamente gruesa, ni que él fuese condenadamente alto. Fruncí mis labios en modo de reproche cuando Rush salió primero de la caja de metal y dejó que dos de los seis guardaespaldas de Cloud lo revisaran.
—Limpio —dijo uno de ellos en su idioma, dejando pasar a Rush hasta la sala.
—Siempre lo estoy —respondió Rush en el mismo idioma, regalándole una sonrisa a Jonathan, dejándome boquiabierta y apoyándose en el ventanal gigante del rubio.
Hablaba en ruso. Maldición.
—Se me olvidaba que entiendes el idioma tan bien cómo el inglés —respondió Cloud en una sonrisa.
—Lengua materna, lo sabes —le restó importancia.
¿Lengua materna dijo? ¡Pero si a él ni siquiera se le notaba el leve acento marcado ruso! ¿De quién demonios era hijo Rush Massey? Había escasos mafiosos rusos importantes con imperios extendidos hasta Estados Unidos, el padre de Rush tendría que ser uno de ellos. De eso estaba segura cómo el infierno.
Jonathan pasó su vista de Rush a mí con cierta curiosidad cuándo el segundo de sus guardaespaldas se acercó a mí.
—Tócala dónde no debes y no encontraran tu cuerpo al día siguiente —amenazó Rush, gélidamente aun en ruso, sin tener que girarse para ver al guardaespaldas.
El hombre puso los ojos en blanco, pero esperó a que yo me decidiera salir del ascensor.
—Ella no —escuché a Jonathan decir—. Es de Rush.
El hombre se alejó de mí, dejándome pasar. Rápidamente me aproximé hacia donde estaba Rush. Éste se despegó del ventanal y tomó mi mano sin titubear. Jonathan me miró con curiosidad.
—Nunca has traído a mujerzuelas a nuestras reuniones, Massey —reprochó cambiando el idioma al inglés, frunciendo los labios en son de burla.
Sí. Seguía siendo el mismo idiota de siempre.
De reojo pude ver a Rush apretando su mandíbula.
—Ten cuidado a cómo te expresas de ella, Cloud —siseó Drake.
Por más que me agradara la actitud protectora del rubio, me preocupaba más el hecho de que me defendiera delante de Jonathan. El chico no había cambiado ni un poco. Su estúpida y atorrante actitud seguía siendo la misma que hace años y si había adquirido la maldad gélida de su papá, atacaría a Drake en donde más le dolería. Aunque, dudaba seriamente que al rubio le importara la perdida de mi vida.
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Let's Play
Novela JuvenilElla no es de embriagarse, pero ella bebe. Ella no es de apostar, pero ella juega. Ella no es de ir a fiestas, pero ella baila. Ella no es de enamorarse, pero ella enamora. Ella es muy buena con las armas, por ende ella asesina. Ella no cree en el d...