Peligrosa Audacia

Pretty Face

Gedeon Korrat

Hemos decidido dejar a las mujeres fuera de esto, ninguna estará de acuerdo con que secuestramos a la hija del presidente.

-¿Que pasa Mateo? -me siento a su lado mientras observo su teléfono en su mano.

-Me gusta la chica -sonrie con esa maldita sonrisa que odio.

-No escúchame bien Mateo, la secuestramos hacemos que su padre nos suelte a Kanat y a Dominic y luego la devolvemos a su vida.

Sus ojos azules como el safiro brillan con una emoción extraña.

-¿Y si quiero quedarme la?

-No creo que a Evans le haga mucha gracia que secuestras a la hija de un presidente y que de paso te niegues a devolverla.

-Mi padre caminaria por el fuego por mi -ciertamente es así Evans Rizzo mataria una nacion entera por su hijo.

-Digamos que la chica no va a querer eso Mateo, esto no es gracioso sea lo que sea que estés pensando ese no es el plan , el plan es secuestro, sueltan a los Chein y devolvemos paquete.

-Me gusta el paquete -sonrie divertido pero hay algo más puedo verlo en su rostro -. Y yo le gustó al paquete.

Me enseña un mensaje
"Logré escapar de la seguridad Mateo , en cinco minutos estoy en el centro comercial que acordamos"

Una parte de mi se siente mal por la chica, pero es ella o nosotros, no tenemos muchas opciones.

-Vamos Mateo ya Pavel debe estar allí en el centro comercial.

-¿Crees que la lastimara?

-No lo permitiremos además parece que la musulmana lo está regenerando.

-Joder que maldito ese Pavel pervertido de mierda con su chica del trapero.

No puedo evitar soltar una risa y es la primera vez que entre Mateo y yo no hay esas ganas de matarnos.

-Vamos por mi pretty face.

Niego mientras subimos a la camioneta, llamo a Pavel, al segundo tono me contesta.

-Pavel no tienes permitido ni un rasguño a la chica.

-¡Joder que no la voy a matar!

-Eso espero porque si no Mateo te matará a ti.

-Ya está aquí -me dice mientras veo a Mateo.

-Perfecto en diez estamos en el lugar.

Arrancamos y veo la tensión de Mateo, sus ojos no se apartan del teléfono ni un segundo en el camino. Cuando llegamos a los cinco minutos Pavel viene con la chica pegado a su cuerpo ella camina y se tropieza pero el agarre de Pavel es fuerte, mierda Mateo está a punto de bajar del auto, cuando lo detengo. Pavel camina hacia la camioneta y cuando abre la puerta, la chica mira a Mateo, sus ojos se abren con pánico, se abren con el peor de los miedos que he visto y Pavel la lanza encima de Mateo. Mateo jala el brazo de Pavel y lo lleva hasta el interior del auto de un tirón.

-Si vuelves a tratarla de esa forma te juro Pavel que te mataré a ti y a tu -no dejo que Mateo termine esa frase me meto entre ellos y Pavel ruge como si la mensión de la Marroquie fuera la activación de su lado asesino.

-No te metas con mi mujer niño de mierda , tu estás en territorio Chein y si estás vivo aquí es porque eres el mejor amigo de mi prima, pero puedo olvidar eso y hacer un baño de sangre contigo y la niña está.

Se que Pavel no está bromeando, lo dice enserio, lo dice malditamente enserio.

-Vamos a calmarnos aquí nadie va a matar a nadie, nadie va iniciar una guerra-rujo fuertemente y veo como la chica está temblando-. Ocúpate de la chica.

Mateo suelta el brazo de Pavel y Pavel escucha algo por su auricular.

-Ya la seguridad de la chica está aquí, debemos irnos.

Cierto la puerta y le hago señas al chofer para que arranque, el galpón de Sadaharu es el único lugar en que la podemos tener. De repente veo dos autos detrás de nosotros y lo se, se que es la seguridad de la chica.

-Revisala tiene un maldito rastreador en algún lado de su cuerpo -ordeno mientras observo por la ventanilla, nos van alcanzar pronto, comienzo a sacar las armas le pongo una allí a Mateo, quien está quitándole a la chica el collar, la chica no forcejea con el, nisiquiera está luchando esperaba más instinto de supervivencia de ella, pero está coperando, le ha entregado el reloj sin siquiera el perdicelo.

Aparto mi mirada de ello y es cuando me doy cuenta de que hay un hombre de la camioneta negra a punto de dispararnos, siento el primer impacto Pero no logran darnos, me asomo por la ventana y comienzo a disparar, a la velocidad que vamos la puntería es un lujo, están blindados como nosotros así que intento pegarle a las llantas.

Me salgo un poco más por la ventana para tener un mejor alcance hasta que siento el impacto en mi brazo ¡Mierda!
Esa Ak era de mis preferidas por suerte es solo un roce, intento de nuevo y logro pegarle a la llanta el auto se descontrola y logramos dejarlos atrás.

-Ese collar no por favor -escucho a la chica suplicar intento darles la privacidad pero estoy a su lado prácticamente.

-¿Tiene un rastreador?

-No, no creo me lo dió mi abuela antes de morir, no lo lances -Mateo busca mi mirada y veo la compasión instalada en su rostro.

-Dejame revisarlo -digo mientras tiendo la mano, Mateo la mira como pidiéndole permiso para entregármelo y ella asiente.

Reviso el collar y para suerte de la chica no hay nada que me haga pensar que es un rastreador.

-Dejaselo, ya estamos llegando.

Cuando entramos al galpón de Sadaharu, entonces Sabina empieza a tener sentido común.

-Dejenme ir, por favor , por favor -lloriquea mientras la bajamos del auto -. Yo prometo no llamar a nadie, yo no voy a acusarlos, por favor.

Se abraza así misma y creo que está empezando a entrar en pánico, pero su lenguaje corporal no me convence.

-Sabina cálmate por favor-Mateo está angustiado, es la primera vez que veo al niño bonito sin un rastro de diversión en su rostro-. No vamos hacerte daño.

Mateo está inclinado muy cerca de ella y ella está fingiendo lo se, pase años de mi vida estudiando el comportamiento humano, ella no está aterrada. Justo cuando Mateo se inclina más, ella lo agarra del cuello y con un movimiento entrenado lo hace quedar de espaldas y ella montada en su cuello.

Me parece valiente de su parte pero muy estúpido.

-Dejame ir o le parto el cuello -me amenaza.

-La verdad me encantaría que lo hicieras , yo tampoco soy su fan -sonrio divertido, Mateo me guiña el ojo antes de hacer un giro y dejarla completamente fuera de control.

Entonces allí si veo el miedo de real de Sabina cuando Mateo la deja en el suelo y su cuerpo la aplasta inmovilizadola completamente.

Me giro dejándolos en paz y solo le grito a Mateo.

-¡Tienes veinte minutos Mateo, debemos llamar a su padre!