CAP. 2

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El sol del mediodía brillaba sobre el patio de la universidad, mientras los chicos populares se reunían para discutir sus planes. William, el líder del grupo, observaba con satisfacción la expresión de Tomás cuando la becada le echó el refresco en la cara.

- ¡Eso no es gracioso, William! - protestó Tomás, cruzando los brazos y mirando fijamente al líder.

William, sin inmutarse, propuso

- ¿Qué les parece si hacemos una fiesta este fin de semana en mi casa?

Los demás chicos aceptaron entusiasmados, incluyendo a Tomás, Oliver, Max e Iker.

- ¡Perfecto, vamos todos! - exclamaron al unísono.

Oliver preguntó con precaución

- ¿Y las chicas?

- Por supuesto, también están invitadas - Asintió William

- ¿tú iras a la fiesta o no? – pregunta Iker a Thomas

- si iré, pero con una condición – responde

- ¿Cuál?

- Quisiera que me ayuden a hacerle la vida imposible a la becada – propone

- Amigo, no es necesario eso porque las chicas se encargan de eso – responde William poniendo su mano encima del hombro de Thomas

- además, nosotros no nos metemos con mujeres – expresa Oliver mientras toma su jugo

- si lo sé, pero a mí me gustaría verla sufrir – se sienta

- talvez tengas razón, pero como dijo Oliver nosotros no nos metemos con mujeres, eso sería una cobardía de nuestra parte – lo mira

- ya, pues chicos solo será hasta verla arrodillada ante mis pies - ruega

- está bien, además se ve divertido – acepta William

Max, sin embargo, mostró preocupación

- Pero si hacemos esto, ¿dejaremos de fastidiar a los otros becados?

- ¡Por supuesto que no! A ellos seguirán molestándolos, ¿no es así, chicos? – ríe William

Oliver asintió con una sonrisa

- Sí, porque si no, ¿con quién nos vamos a divertir?

- Exacto - acordaron los demás, disfrutando de la perspectiva de seguir causando problemas.

Thomas, con una sonrisa maliciosa, añadió

- Solo quiero verla sufrir y arrodillarse ante mis pies. Sería una satisfacción distinta

Los chicos rieron ante la ironía de la situación, mientras continuaban planeando su fiesta y sus travesuras futuras.

Mientras tanto, en un rincón del patio, Isaac y Jack observaban la escena con desaprobación. Isaac frunció el ceño y comentó a Jack

- No puedo creer que estén planeando hacerle la vida imposible a Isla. Es tan injusto.

- Sí, deberíamos hacer algo al respecto. No podemos permitir que sigan acosándola de esta manera.

Mientras tanto, William y los chicos populares continuaban con su animada conversación, ajenos a los planes que se estaban gestando en su contra.

Noa, Kylie, Ivette y Clara, las chicas populares, se reunieron en el aula, cada una con una expresión de frustración en el rostro.

- ¿Vieron lo que le hizo esa becada a mi novio? - comenzó Noa, visiblemente enojada - ¡Esa becada me la va a pagar!

- ¿Qué harás al respecto? - preguntó Ivette con determinación.

- Fastidiarla, por supuesto - respondió Noa con firmeza

- Pero eso ya lo hacemos con todos los becados – opino Kylie

- No lo había pensado, pero sí sería una idea - intervino Clara - Pero antes de eso, ¿por qué no hacemos que den de baja a la becada y a los demás becados? Sería algo poderoso

- No lo había pensado - admitió Noa, reflexionando sobre la sugerencia.

En ese momento, los chicos populares llegaron y comenzaron a saludar a sus respectivas novias. Noa saludó a Tomás con un beso, Kylie a Oliver, Ivette a Max y Clara a Iker. William, el líder del grupo, también se unió al grupo, saludando a las chicas con una sonrisa.

Sin embargo, justo en ese momento, Victoria, la líder del grupo de chicas populares, entró al salón con una expresión de furia en el rostro. Se acercó a Ivette y le dio una cachetada antes de hablar.

- ¿Cómo se les ocurre hacer eso a la becada? - exclamó Victoria, furiosa - ¿En qué problemas nos están metiendo? Nosotros no somos así.

Noah trató de justificar sus acciones.

- Pero ella se lo merecía - dijo, buscando apoyo entre las otras chicas.

- Si Victoria se lo merecía, no ves lo que le hizo a mi novio – responde Noa

Victoria les interrumpió con firmeza.

- ¡Cállense! ¿Y tú sabías de esto? - le preguntó a William, quien permaneció en silencio ante la pregunta - No lo puedo creer - murmuró Victoria, decepcionada - Si no cambian, tendrán serios problemas

Con estas palabras, Victoria salió del lugar visiblemente molesta, dejando a los demás reflexionando sobre sus acciones.

ESTADOS UNIDOS - NUEVA YORK

En el aeropuerto de Nueva York, la oscuridad de la noche envolvía a las personas misteriosas mientras esperaban su vuelo a Australia. Uno de ellos suspiró con tristeza y dijo

- Voy a extrañar Nueva York.

Otro asintió con gesto desanimado.

- Yo también - respondió - Se siente como si mi mundo se estuviera desmoronando.

- Ya no exageren hijos, dejen el drama – responde una voz dulce

- Ni siquiera parece que el mundo se acaba - agregó una voz suave y melódica - Es solo que toda nuestra vida está aquí, y dejarla duele madre, tú no nos entiendes

- les entiendo hijos, pero ya es hora de empezar una nueva vida en Australia - dijo una voz dulce

- En Australia - repitió el primero, con un dejo de incredulidad en su tono – por favor no bromees madre

La madre de las personas misteriosas intervino con palabras de ánimo.

- Todo será perfecto. Encontrarán nuevas oportunidades y nuevos amigos. Tal vez incluso consigan alguna pareja

- No sé, madre - dijo el primero, con un tono sombrío - No creo que nada sea perfecto. Además, no tengo ganas de conocer a nadie, y mucho menos tener pareja

- Estoy de acuerdo - coincidió el segundo - Tampoco tengo ganas de conocer a nadie, y mucho menos tener pareja

La madre frunció el ceño ante la actitud de sus hijos.

- ¿Qué les pasa? No son así

- No nos pasa nada - respondió el primero, molesto - Solo que no nos agrada la idea de irnos a vivir a Australia

- Sí, madre - añadió el segundo - ¿Por qué no podemos quedarnos aquí en Nueva York? Esta es nuestra vida

- No está en discusión - dijo la madre con firmeza - Es lo mejor para ustedes, así que vámonos

Pero antes de que pudiera decir más, las azafatas interrumpieron con instrucciones para abordar el vuelo a Australia.

- Por favor, aborden los pasajeros rombo a Australia - dijeron con voz tranquila pero firme.

La madre suspiró y dijo

- Bueno, esto será una nueva aventura. Dejen el drama, también dejen de ser tan molestosos y vámonos

- Ya que – ruedan los ojos

Con los hombros caídos, los hijos asintieron resignados y se dirigieron hacia el avión. Las azafatas les dieron la bienvenida con palabras amables, marcando el comienzo de su viaje hacia lo desconocido

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora