CAP. 81

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- Eres un loco, ¿lo sabías? —dijo, rodeando su cuello con sus brazos.

- Solo loco por ti —dijo, besándola suavemente en los labios antes de cruzar la puerta.

Al entrar en la villa, Aarón la bajó con cuidado, pero mantuvo sus manos en su cintura.

- Bienvenida a casa, mi amor —dijo, mirándola con ternura.

- Gracias, cariño —respondió, besándolo de nuevo.

Aarón tomó su mano y la llevó hacia el salón, donde se sentaron juntos en el sofá, disfrutando de la tranquilidad de la villa. El día había sido largo y lleno de emociones, pero en ese momento, todo parecía perfecto.

- ¿Qué te parece si cenamos algo ligero y luego nos relajamos en la terraza? —sugirió

- Me parece una idea maravillosa —dijo, apoyando su cabeza en el hombro de Aarón.

Se quedaron un momento en silencio, simplemente disfrutando de la compañía del otro. Aarón acariciaba el cabello de Victoria, mientras ella cerraba los ojos, sintiéndose completamente en paz.

- Sabes, a pesar de todo lo que ha pasado, me siento increíblemente afortunada de tenerte —dijo en voz baja.

- Y yo a ti, mi amor. Nada de lo que digan los demás importa mientras estemos juntos —respondió, besando su cabeza.

Se quedaron así, abrazados, disfrutando de la tranquilidad de su hogar y del amor que compartían. Ambos rieron y se abrazaron, disfrutando de la complicidad y el amor que compartían. Aarón continuó besando a Victoria, y en ese momento, ambos supieron que, sin importar los desafíos, siempre estarían juntos, apoyándose y amándose incondicionalmente, ellos disfrutan de la intimidad

WILSON'S VELVET LOUNGE, William apagó la televisión y se levantó de su silla, caminando hacia la ventana de su despacho que daba una vista panorámica de la ciudad. Desde allí, podía ver el bullicio de la vida nocturna, los neones brillantes y la gente moviéndose de un lado a otro.

- Victoria siempre fue demasiado buena para ese idiota de Aarón —murmuró, apretando los puños— Ella merece a alguien que realmente la valore, alguien como yo.

Adolfo, que había permanecido en silencio, finalmente habló.

- ¿Y si Victoria aun así no quiere volver contigo, jefe? ¿Qué harás entonces?

William se volvió hacia Adolfo, su expresión endureciéndose.

- Eso no es una opción, Adolfo. Haré lo que sea necesario para recuperarla. Y si eso significa destruir a Aarón, que así sea.

Adolfo asintió, comprendiendo la determinación de su jefe. Sabía que cuando William se proponía algo, no se detenía ante nada ni ante nadie.

- Muy bien, jefe. ¿Cuál es el plan?

William sonrió de nuevo, una sonrisa que no prometía nada bueno.

- Primero, nos aseguraremos de que las noticias sigan alimentando la especulación sobre el divorcio y la infidelidad. Después, nos acercaremos a Victoria. Haremos que confíe en mí nuevamente. Y cuando lo haga, Aarón no será más que un recuerdo lejano para ella.

Mientras William trazaba su plan, las luces de la ciudad seguían parpadeando, ajenas a los oscuros designios que se gestaban en la mente del empresario. La noche estaba llena de posibilidades, y William estaba dispuesto a aprovechar cada una de ellas para recuperar a la mujer que ama.

Al día siguiente, en Özdemir Tower, Aarón estaba en su elegante oficina en Özdemir Tower, una de las torres de negocios más prestigiosas de la ciudad. La sala de conferencias estaba llena de los principales inversionistas y socios estratégicos de su empresa. Las enormes ventanas ofrecían una vista panorámica de la ciudad, mientras que la mesa de conferencias, hecha de caoba pulida, reflejaba el lujo y el poder que caracterizaban a Özdemir Corporation.

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora