CAP. 71

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- ¿Por qué la apagas? Estaba interesante —comentó Noa con una sonrisa burlona.

- ¡Claro que no! Además, odio que hablen de mi vida privada. Odio que todo el mundo sepa que Aarón y yo tenemos problemas.

En ese momento, Clara entró en la sala con un bol de palomitas.

- ¿Qué pasa, amiga? —preguntó Clara, notando la tensión en el aire.

- Pasa que estoy cansada de que me persigan los malditos periodistas, los malditos detractores, las noticias, todas estas cosas —respondió Victoria con irritación.

- ¿Pero por qué si antes te gustaba? —preguntó Kylie, extrañada.

- ¡Tú lo dijiste antes! ¡Ahora ya no! —exclamó Victoria, levantando las manos en señal de desesperación.

- Ay, amiga, ¿quién te manda a casarte con el heredero del Imperio Özdemir? —dijo Noa en tono de broma.

- ¡Ey! No me casé por... —Victoria se detuvo abruptamente, dándose cuenta de lo que estaba a punto de revelar.

- ¿A qué te refieres con eso, Victoria? —preguntó Ivett, mirándola con curiosidad.

Las demás también la miraron sorprendidas. Victoria, sintiendo el peso de sus miradas, trató de desviar la conversación rápidamente.

- No, no es nada. Me tengo que ir —dijo Victoria, recogiendo sus cosas apresuradamente y saliendo de la sala.

Clara miró a las chicas con una expresión de sospecha.

- Aquí hay gato encerrado —dijo Clara.

- Yo creo que sí —asistieron todas pensativas.

En Özdemir Tower, Aarón estaba en su oficina, firmando papeles con un semblante serio. Su secretario, Lucas, entró apresuradamente.

- Joven, acaba de llegar el señor Holden —anunció Lucas.

- Hágalo pasar —respondió Aarón sin levantar la vista de sus documentos.

Holden, uno de los directivos de la compañía, entró con una expresión nerviosa.

- Me mandó a llamar, señor Özdemir —dijo Holden, tratando de mantener la compostura.

Aarón levantó la vista, sus ojos llenos de furia.

- Sí, ¿me puedes explicar qué carajos pasó en Özdemir Legal en Melbourne? —exclamó Aarón, golpeando el escritorio con el puño— ¿Dónde diablos estabas?

Holden trató de excusarse, sudor perlaba su frente.

- Señor, yo... estaba en una reunión importante en Nueva York y...

- ¡No quiero escuchar excusas! —interrumpió Aarón, su voz cortante— Mientras tú estabas disfrutando de tu estancia en Estados Unidos, el departamento legal estaba en crisis. Se supone que te mandé como mi representante, ¡como mi mano derecha! ¿Qué estabas haciendo?

Holden intentó defenderse.

- Señor, había un problema con uno de nuestros clientes más importantes y...

Aarón lo interrumpió de nuevo, su paciencia agotada.

- ¡No me importa! Tu trabajo era estar en Melbourne, asegurarte de que todo funcionara a la perfección. ¡Esto es inaceptable!

Holden se encogió, sabiendo que no había forma de justificarse.

- Lo siento, señor. Haré todo lo posible para arreglarlo.

Aarón respiró hondo, tratando de calmarse un poco.

- no es necesario ya arreglé todo, pero más te vale, Holden que no vuelva a suceder algo así. Porque la próxima vez que algo así suceda, no habrá segunda oportunidad. ¿Entendido?

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora