CAP. 62

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- Yo no le hice nada, padre —miente Aarón, tratando de mantener la compostura.

- ¿Cómo que no? ¿Entonces por qué tu hermana dijo eso? —pregunta Miray, mirando fijamente a su hijo.

- ¿Qué voy a saber yo, madre? —responde Aarón, molesto, alzando las manos en un gesto de frustración.

- ¿Estás seguro de que no le hiciste nada? —insiste Hamza, su tono cada vez más severo.

- ¡Claro que sí, padre! ¿Cómo crees que le haría daño a mi esposa? ¡A mi esposa, padre! —grita Aarón, desesperado.

Miray, con lágrimas en los ojos, se acerca a Aarón.

- ¿Seguro? —pregunta ella, su voz temblando.

Aarón evita su mirada, sintiendo la presión de sus padres sobre él.

- Sí, madre, seguro. ¿Por qué no me creen? —dice Aarón, intentando sonar convincente.

Hamza sacude la cabeza con tristeza.

- Eso espero, hijo. Eso espero —dice, su voz llena de decepción.

Miray toma a su esposo del brazo.

- Cariño, vámonos —dice, intentando calmar la situación.

- ¿No se van a quedar? —pregunta Aarón, sorprendido.

- No, no. Solo vinimos a ver a Victoria, pero como no está, mejor nos vamos. ¿Verdad, cariño? —dice Miray, mirando a Hamza.

- Sí, amor. Mejor venimos otro día cuando esté Victoria —responde.

Miray y Hamza se dirigen hacia la puerta.

- Adiós, hijo —dice Miray, con tristeza en su voz.

Aarón los observa irse, sintiéndose más solo y perdido que nunca, entra a su habitación y cierra la puerta detrás de él. Se sienta en el borde de la cama, mirando el vacío. De repente, estalla en llanto, las lágrimas corriendo por sus mejillas.

- Yo no quería lastimarte, amor. Yo no quería hacerlo. Perdón —solloza, su voz quebrada— Sé que soy un idiota, pero estaba furioso

Aarón se levanta y toma la almohada, abrazándola con fuerza.

- Pero eso no quita que te ame, Victoria. Te amo más que a nadie, pero no sé cómo... no sé por qué reaccioné así. ¿Por qué te hago daño sin querer? Perdón, en serio, perdón. Te extraño tanto —dice, su voz llena de desesperación.

Aarón se deja caer en la cama, aferrándose a la almohada, el dolor y la culpa, consumiéndolo. Cada rincón de la habitación le recuerda a Victoria, aumentando su tormento.

- Te extraño —repite en un susurro, cerrando los ojos con fuerza, deseando que todo fuera solo una pesadilla.

En la Mansión Anderson, Dafne llega a la mansión Anderson con unas maletas llena de cosas para Victoria y para ella. Se dirige rápidamente a la habitación de Max y Victoria, preocupada por el estado de su amiga. Al entrar, ve a Max dormido, con la cabeza apoyada cerca de la mano de Victoria, quien yace inmóvil en la cama. Dafne siente una punzada de celos al ver la escena.

Max está sentado en una silla junto a la cama, sosteniendo la mano de Victoria con fuerza. Dafne se acerca cuidadosamente y sacude suavemente a Max para despertarlo.

- Max, despierta —susurra Dafne, moviendo su hombro.

Max no responde al principio, pero tras varios intentos, comienza a abrir los ojos

- Mmm ¿Qué pasó? —murmura Max, despertándose lentamente.

- Te quedaste dormido —responde Dafne— Deberías ir a una de las habitaciones a descansar.

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora