CAP. 79

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En la mansión Özdemir, en la habitación de Dafne, la luz del amanecer se filtraba suavemente. Ella se despertó, se vistió rápidamente y bajó las escaleras.

¿A dónde vas? —preguntó Miray, desde la cocina.

- A la empresa madre —respondió

- Ustedes deberían ir a la universidad

- desde que ustedes nos pusieron a cargo de las empresas, no tenemos mucho tiempo. Además, si vamos a la universidad, pero solo a los exámenes —explicó

- No lo sé, hija, pero... —comenzó a decir, preocupada.

- No te preocupes, madre. Ya me voy —interrumpió

- ¿Y tu novio?

- ¿Qué tiene que ver él? —preguntó

- ¿Dónde está? —insistió.

- Se fue hace una hora —respondió, evadiendo la pregunta.

- ¿Y qué hicieron anoche? —preguntó con una mirada pícara.

- Nada, solo hablamos y arreglamos nuestras cosas. Después nos dormimos —contestó, tratando de evitar el tema.

- Seguro fue así —dijo con una sonrisa socarrona

- ¡Sí!

- por favor hija, como si yo no hubiera pasado por eso, ustedes están en la etapa de los deseos sexuales...

- ¡mamá! – grita

- ¡deja de mentir!... sé perfectamente lo que hicieron – sonríe

- Bueno, mejor me voy. Contigo no se puede —añadió, saliendo de la mansión.

En la villa, Aarón se despertó y vio a Victoria dormida a su lado, como un ángel. Le dio un beso en los labios y ella se despertó.

- Buenos días, amor —saludó, un poco sorprendido.

- ¿Qué haces? —preguntó, con una sonrisa juguetona.

- No, solo admiraba tu belleza. La belleza de mi mujer —respondió, con ternura.

- Sí, cómo no —dijo Victoria, sonriendo

- Nos vamos a bañar juntos —declaró.

- Eh, las cosas no funcionan así —objetó.

- Entonces, ¿cómo? Dime —dijo, acercándose.

- Está bien, te lo diré —comenzó, pero Aarón la interrumpió con un beso.

- Así está mejor —dijo Aarón, sonriendo.

- Eh, espera un momento —dijo, levantándose de la cama

- Voy a preparar todo.

- Aarón fue al baño y preparó todo lo necesario para una ducha romántica: agua caliente, pétalos de rosas y velas aromáticas. Rápidamente, regresó a la habitación.

- Listo —anunció, levantando a Victoria y llevándolo al baño.

- ¿Qué haces? —preguntó, un poco confundida.

- Me voy a bañar con mi mujer —respondió con una sonrisa traviesa.

- ¿qué? — frunciendo el ceño — yo me iré a bañar en mi habitación —respondió Victoria, molesta.

- No importa. Ahora nos vamos a bañar juntos —insistió, con determinación.

- ¡No, déjame! ¡No me bañaré contigo! —exclamó Victoria, apartándose de él

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora